Si me pudieras querer, una telenovela que no se olvida
written by CubaNet | sábado, 11 de febrero, 2023 1:40 pm
Ciudad de México, México.-La primera escena comienza con Alejandro y su hermano Marcos, mudándose a un solar habanero. Al llegar ambos se detienen en la entrada de lo que fue una casona inmensa y ahora está dividida en muchas habitaciones pequeñas donde conviven decenas de familias. Hay ruido, la gente se grita, otros entran y salen. Los hermanos observan el ambiente, se miran y se preguntan si fue una buena idea mudarse.
Ahí, en un peculiar solar de La Habana Vieja transcurre la trama de la que ha sido una de las más recordadas telenovelas cubanas.
En 1999 la televisión nacional estrenó la telenovela “Si me pudieras querer”, con las actuaciones protagónicas de Jacqueline Arenal (Marcia), Jorge Martínez (Alejandro) y Lariza Vega (Gretel). Marcia es la doctora que atiende a esta comunidad en la que conoce a Alejandro, un joven pintor que recién llegó al barrio. Ambos se enamoraran, pero la médica descubre que su mejor amiga (Gretel) que ahora reside en España y viene de visita, tuvo una relación con Alejandro y él nunca la ha olvidado.
Ahora que Gretel va a regresar de Europa, Marcia teme a que su relación con el pintor fracase. Por otra parte, a la llegada de la emigrada se suma otro conflicto tocado superficialmente: las diferencias políticas y de pensamiento entre diferentes generaciones. Manuel, defensor del gobierno y sistema cubano, no acepta que su hija se haya ido a vivir a otro país y haya “traicionado” a la revolución.
Además, el dramatizado fue uno de los primeros en llevar a la pequeña pantalla temas tabús como el VIH. Lo ilustran con el caso de Samuel, un padre de mediana edad que se contagia y no sabe cómo contarle a su familia por el estigma que acompaña al virus. Otro de los tópicos oportunamente abordados en “Si me pudieras querer” fue la violencia de género intrafamiliar. Mario Limonta encarna el personaje de un marido violento que abusaba de su esposa de múltiples maneras.
Alrededor de todas estas temáticas complejas los guionistas introdujeron personajes frescos que dotaban de dinamismo y humor al relato. ¿Cómo olvidar a Bombón (Niurka Castellón)? Pequeña, con llamativos accesorios y con ocurrentes parlamentos. Era sin dudas la vecina más carismática y dicharachera del solar.
También incorporaron otros personajes pintorescos y que en la práctica abundan en los barrios cubanos como Carola (Norma Reina). Ella es la vecina que está pendiente a todo lo ajeno, o el venado(Hilario Peña), un hombre inseguro y celoso, casado con una mujer mucho más joven y que vive atemorizado de que lo abandone, como en efecto sucede.
Sin duda, una de las fórmulas de éxito del dramatizado fue tocar temas tan peliagudos y aderezarlos con el humor y el costumbrismo cubano.
Además de los mencionados, del elenco de altura que tuvo, destacan actores como como Frank González (que debe aprender a convivir y responsabilizarse de su hijo adolescente ), Marta del Río (nexo conciliador y sotén de una familia dividida por la migración y política), Obelia Blanco, Rubén Breña, Teresita Rúa, Tamara Morales, Mijail Mulkay (proxeneta que utiliza a jóvenes para lucrar a través del comercio sexual), entre otros.
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Abuso sexual y derecho al aborto: en el foco de “El rostro de los días”
written by Agencias | sábado, 11 de febrero, 2023 1:40 pm
Lía, la adolescente abusada en “El rostro de los días”, y su madre (Fotograma)
LA HABANA, Cuba. – Atrapados en casa por la pandemia, los cubanos se reúnen por primera vez en años frente al televisor para ver al unísono una telenovela nacional, que ha puesto bajo el foco el abuso sexual a menores y el derecho al aborto en la Isla, todo en medio de la redacción de un nuevo Código de Familia.
La popularidad de “El rostro de los días”, emitida en el horario estelar de las 9:00 de la noche todos los lunes, miércoles y viernes en la televisión estatal de la Isla, ha sobrepasado a la de la novela extranjera ―eternamente brasileña―, que hasta ahora reinaba en las encuestas.
La llegada de los datos móviles hace más de año y medio ha contribuido a que esta “fiebre novelera” se viva en tiempo real en las redes sociales, donde las reacciones y los memes se publican inmediatamente después de cada capítulo o incluso durante la trasmisión, algo inédito en un país que hasta hace poco era uno de los más desconectados del mundo.
Su popularidad ha llegado a tanto que hasta fuera de Cuba se siguen las emisiones en vivo por YouTube, y en los barrios confinados por la pandemia las escenas clave se celebran a gritos. “En mi cuadra se aplaude más a la novela que a los médicos. Es el nuevo fútbol”, escribe con sorna un usuario en Twitter.
Lo que destaca en el culebrón criollo ―además del maquillaje excesivo a la realidad de los servicios sanitarios de La Habana― es la historia de Lía: una adolescente de 14 años, violada y embarazada por el novio de su madre, un conflicto raramente expuesto ante el gran público televidente en Cuba.
El desenlace de esta subtrama, más que la débil química entre la pareja protagonista, es lo que ha mantenido en vilo a los cubanos.
Hace unos días, el país respiró con alivio ante la esperada confesión: “fue René quien me violó, mamá”.
Un capítulo después vino la esperada (y para muchos postergada) decisión sobre si Lía interrumpiría su embarazo, una posibilidad que en Cuba es legal bajo condiciones desde 1936 y que a partir de 1965 se practica gratis, por decisión personal de la mujer y siempre en centros hospitalarios.
Una realidad que cojea
El gran tema de la novela es la maternidad y la paternidad, desgajado en varias historias en torno a un hogar materno estatal donde en Cuba se interna a las madres que necesitan atención médica o nutricional. El de la novela es “cinco estrellas”, comentan en la Isla, donde el choteo es la regla.
“Como obra de ficción entiendo que se tome libertades (…) pero hay cosas que refleja muy libremente”, insiste la televidente Laura Suárez en Facebook, donde abundan los grupos dedicados a “El rostro de los días”, uno de ellos con 204 201 miembros y subiendo.
A muchos cubanos les ha chirriado que en el caso de Lía, una adolescente embarazada por su violador, la opción del aborto solo se haya discutido una o dos veces, muy de pasada, ante el rechazo de una de las directoras del hogar materno, amiga de la familia.
La decisión al final recayó en la niña, que la tomó sin asesoría aparente de los adultos cercanos. Un plano de Lía dolorida caminando por lo que parecía el pasillo de un hospital dio por terminado, sin palabras, el conflicto.
Los guionistas de “El rostro de los días” tampoco mostraron el proceso de denuncia a las autoridades y el acompañamiento por parte de la Fiscalía en los casos de abusos a menores, a quienes “siempre se le presta ayuda psicológica, necesaria también para esclarecer los hechos”, explica el jurista Danilo González a la agencia de prensa EFE.
“Este importante paso (el de la denuncia y la posterior investigación) se obvia completamente, es como si no existiera. Un caso de abuso sexual a menores lleva exámenes médicos, procedimientos que en la novela pasan por alto. Hubiera sido bueno que un espacio de tanta audiencia tratara esto más seriamente”, enfatiza.
Aunque “eso sí”, subraya, hace muy bien en mostrar que el abuso casi siempre sucede en entornos familiares e involucra la mayoría de las veces a personas muy cercanas.
Entre junio de 2018 y mayo de 2019 unos 2350 menores cubanos fueron víctimas de algún tipo de abuso sexual. De ellos, 1179 sufrieron “abusos lascivos” y 298 fueron violados, según datos publicados por el diario estatal Juventud Rebelde en un amplio reportaje sobre el tema, a propósito del debate surgido con la novela.
Aborto por elección
Excepto Lía, ninguna de las madres de la novela se ha planteado interrumpir su embarazo. La única que ha expresado dudas fue una mujer negra, miembro de la única familia con problemas económicos en el drama, algo que en las redes también se ha mencionado.
Activistas y televidentes han coincidido en que el mensaje de la novela en este caso es conservador por mucho, en una sociedad donde la mujer está acostumbrada a tener potestad sobre sus acciones y su cuerpo.
Artículos en la prensa estatal y alternativa han cuestionado el tratamiento superficial al tema del aborto, opacado por la revelación de la identidad del violador.
“Es como si tener un hijo fuera el único propósito en la vida, como si las mujeres no tuvieran otra meta. Entiendo que la novela trata sobre la maternidad, pero no estaría mal que alguna hubiera elegido no tener hijos y que eso esté bien”, escribe en Facebook una usuaria bajo el nombre de Darling.
La directora de “El rostro de los días”, Nohemí Cartaya, se ha defendido argumentando que no pretendían “hacer periodismo” sino una telenovela. “No recreamos ‘la’ realidad, nosotros recreamos ‘una’ realidad”, explicó en una entrevista reciente.
Libertad que hay que proteger
Según datos oficiales, en 2019 se realizaron en Cuba 73 661 abortos inducidos en centros hospitalarios: 39,8 por cada 100 embarazadas. Esta cifra disminuye con relación a los cinco años anteriores, en los que ese indicador no bajó de los 40.
El mayor número de interrupciones de las últimas cuatro décadas se realizó en 1986, cuando se registraron 160 926 procedimientos: 49,1 por cada 100 mujeres embarazadas, según la edición de 2019 del Anuario Estadístico de Salud en Cuba.
A la par, en las escuelas cubanas se imparte Educación Sexual, donde se explican las múltiples complicaciones asociadas a las interrupciones y se han hecho campañas de bien público enfatizando en que “el aborto no es un método anticonceptivo”.
Aunque la mayoría de los comentarios sobre la decisión de Lía en “El rostro de los días” han sido positivos, han existido voces en contra que abogan por el derecho a la vida, mayormente católicos y evangélicos, estos últimos con una creciente influencia en la Isla.
Tales grupos religiosos fueron uno de los principales opositores a la inclusión en la nueva Constitución cubana de un artículo que abriría la puerta al matrimonio igualitario, acápite que no quedó en la versión final de la Carta Magna, vigente desde 2019.
La discusión sobre los derechos del colectivo LGBTI+ quedó relegada al 2021, cuando se presente el renovado Código de Familia, la única ley que irá a plebiscito para su aprobación, aunque este calendario podría sufrir cambios debido a la pausa en el trabajo legislativo de la Isla por la pandemia de COVID-19. Yeny García / EFE
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Telenovela cubana: ¿pasión o adoctrinamiento?
written by Víctor Manuel Domínguez | sábado, 11 de febrero, 2023 1:40 pm
Telenovela cubana Entrega: ¿pasión o adoctrinamiento?
LA HABANA, Cuba.- Un rancio tufillo a realismo socialista light recorre la telenovela de turno en el país. Camuflado en la violencia de género, el racismo, la corrupción y el suspenso que genera la inédita presencia de un asesino en serie, el veneno ideológico se inocula a través de la supuesta pasión por la historia patria de un joven profesor, quién más que nuevos métodos para hacer atractiva la clase, responde a la agenda política de un guion cuyo propósito es el adoctrinamiento del telespectador.
La interacción de personajes con actitudes banales, displicentes, comprometidas o laboriosas en diversos niveles de miseria o confort, entretejen un entramado dramático que refleja la sociedad cubana actual, como telón de fondo de un escenario donde imágenes y pensamientos de Marx, Fidel, Chávez y el Che, junto a símbolos patrios, dictan desde una pared o sobre un buró de un preuniversitario el camino a seguir para alcanzar “la dignidad individual y preservar la del país”.
De ahí que la manipulación, el rejuego político y sentimental de los hechos históricos acontecidos en Cuba —para reacomodar la historia a favor de la revolución—, asuman el rol protagónico de un material que, contrastando con algunas expresiones de dudas y oposición a lo que se pretende contar, dé visos de credibilidad a la torcedura y descontextualización de un acontecimiento real.
Traer por los pelos un hecho histórico acontecido durante las guerras de independencia contra el colonialismo español en el Siglo XIX, y mezclarlo como signo de continuidad con la fecha de una efeméride revolucionaria en el XX, y de ahí con el viaje al cosmos de un humilde lustrabotas, cubano y negro, no es más que poner en pantalla el discurso de una maniquea historia oficial.
Preguntarle a los jóvenes de un aula de preuniversitario si tendrían el valor de ocultar una bomba casera bajo su moderno vestuario, colocarla en un lugar público y dar la vida por la patria como lo hiciera Urselia Díaz Báez —no en un cuartel de la otra dictadura—, sino en el Cine Teatro América, lleno de civiles, es elogiar un hecho que hoy no tendría otro nombre que acto de terrorismo.
Estas y otras escenas controvertidas o desembozadamente doctrinarias, como la respuesta del profesor ante las preguntas de un grupo de alumnos que dudaban sobre el por qué hubo que hacer una revolución, si La Habana actual se encuentra en ruinas y tiene menos de todo a la que muestran imágenes de los años 50 de la época republicana, dan pie para el desarrollo de farragosos discursos cargados de una manipuladora politiquería que influyan en el telespectador.
Las supuestas conductas banales o refutables de los jóvenes por expresar que su mayor deseo es que bajen los precios de las ropas de marca y de internet, o llamarle chivato al padre policía de un compañero de aula, entre otros actos de frivolidad y acoso escolar, como denomina la dirección de la escuela estos comportamientos, sirven de contrapunteo temático y balance socio cultural a un producto artístico diseñado para resaltar e imponer los supuestos valores de la revolución.
Otra señal del sutil adoctrinamiento de la telenovela cubana está en que la ponzoña política que destila en sus clases el profesor —rechazada con mohines de disgustos y otras muestras de desinterés por parte de los estudiantes—, pretende imponer una burda visión de que los que se rebelan son quienes “viven bien”, y los aplicados y obedientes aquellos hijos de un trabajador, creando una falsa división política y moral entre los que tienen solvencia y los que no la poseen.
No obstante a su trasfondo político y a su propósito adoctrinador, la telenovela Entrega, escrita por Amilcar Sattie, bajo la dirección de actores de Osvaldo Doimeadiós y la general de Alberto Luberta, alcanza un alto índice de aceptación gracias al buen desempeño de jóvenes y consagrados actores, y porque muestra un panorama entre próspero y desolador que refleja la vida del cubano de hoy, y toca sus resortes más íntimos no importa la zona de dudas o peligro en que se encuentre.
Para mi criterio, esta Entrega y su adoctrinamiento no es más que otra punta de lanza en la estrategia gubernamental para imponer su versión de la historia de Cuba en medios de gran alcance masivo como el cine y la televisión, con antecedentes al nuevo estilo melodramático y patriotero de los filmes José Martí, El ojo del canario, de Fernando Pérez (2010), Conducta, de Ernesto Daranas (2012), e Inocencia, de Alejandro Gil (2018), además del programa televisivo La pupila asombrada, lo más retrógrado y apologético del comunismo que, por su factura, tiende a confundir y enganchar al telespectador.
Pero hay más, la bola —¿o la historia de Cuba?— pica y se extiende, como dicen los narradores en un juego de pelota. Según reveló este martes en el programa Mediodía en TV el guionista de Entrega, Amilcar Sattie, ya fue convocado para escribir otra historia similar, en su versión realista socialista light, pero esta vez, la protagonista será una profesora y los estudiantes de nivel secundario.
Ya puede dormir más tranquilo Miguel Díaz-Canel y hacer menos discursos. Su obcecada misión de dar continuidad a los viejos anhelos de sus antecesores de torcerle el cuello a la verdad histórica, e imponer en el arte la versión oficial, ha echado a andar, no importa si real o subjetiva, ni si al estilo Thriller, Serie negra o Novela rosa: a él no le interesa si por miedo, pasión o adoctrinamiento.
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