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Ser decente o robar para sobrevivir

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Torcedor de tabacos en La Habana

LA HABANA, Cuba – Una considerable cantidad de hombres y mujeres, que laboran en el sector estatal, coinciden en afirmar que entre las principales causas del disgusto de los cubanos, se encuentran los bajos salarios, las desigualdades entre los salarios de los administrativos y los trabajadores, y las exigencias de los funcionarios estatales para el cumplimiento de metas en las que el que produce no ha sido consultado.

Bajo la promesa de que no revelaríamos su identidad,  un dependiente que laboró en el Bar El Cristal, ubicado en la calle Monte #568, entre San Nicolás y Antón Recio, en el municipio Centro Habana, La Habana, explicó que “el salario básico de los trabajadores del sector gastronómico es muy bajo; lo que nos pagan mensualmente son 225 pesos moneda nacional (unos 8 dólares aproximadamente) y la falta de estímulo económico produce un malestar que luego se traduce en la mala calidad en la elaboración de los alimentos, deficiente higiene en los locales de venta y malos tratos hacia los consumidores. ¨No estoy tratando de justificar lo mal hecho, pero hay que entender que también nosotros somos víctimas”.

Variedades 23 y 12 -Foto EA
Variedades 23 y 12 -Foto EA

Según este trabajador, la mayoría de las veces los usuarios no se percatan de las pésimas condiciones bajo las cuales ellos tienen que trabajar.

“No hay ningún medio de trabajo garantizado. Hay que estar inventando para mantener activada la cafetería. Todos los problemas hay que resolverlos generando recursos propios a través de relaciones personales; ¡ah, y cuidándote!, porque el Estado no te resuelve nada, pero te exige que el establecimiento tiene que ofrecer servicio y cumplir con un plan de venta”.

Otro ex dependiente del Bar-Cafetería El Mercy, ubicado en la calle Monte, entre las calles San Nicolás e Indio, en el municipio Centro Habana, La Habana, comentó: “Estamos obstinados. Mira en qué condiciones tenemos que trabajar –dice, mientras señala el local, de paredes deterioradas, mal iluminado y visiblemente sucio-. Como se puede apreciar, las condiciones  de
trabajo son muy malas. Los usuarios que frecuentan éste tipo de establecimientos no son de los más deseables; y la verdad, uno no siempre está de humor para soportarlos”.

Aunque no todos los establecimientos comparten el mismo problema de la mala apariencia e insalubridad, sí todos padecen el “síndrome” del bajo salario y la falta de estímulos económicos.

Un ejemplo de ello es el mercado Variedades 23 y 12, ubicado en Calle 23, entre 10 y 12, en el Reparto Vedado, municipio Plaza, en La Habana. Este establecimiento –de apariencia aceptable– ha logrado mantener, de forma permanente, un aspecto general agradable en lo referente a la limpieza y la presentación de los productos que ofrece.

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El Mercy Foto EA

Sin embargo, la causa de que establecimientos como este logren distinguirse del resto de otros del mismo sector se debe, más que otra cosa, a la posibilidad de los ingresos que obtienen por diferentes vías ilegales.

Otro testimoniante, que fue empleado de ese mercado, aseguró que “allí las cosas son un poco diferentes; porque hay rejuegos con algunos productos de alta demanda como el queso, el helado y algunos cárnicos”.

Explicó el ex trabajador que una parte de estos productos se retiene en el almacén para luego venderlos clandestinamente a precios más elevados, lo que compensa el bajo salario y contribuye a que los trabajadores no busquen otras alternativas de empleo.

“Estrategias de la necesidad; donde el dolor de los valores perdidos, se mezcla con el bienestar de una economía marginal que no soluciona el problema, pero produce alivios; y entretanto, vamos entreteniendo la ilusión de que estamos mejorando” –concluyó.