La Primavera Negra y los demonios de la represión

LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Hace una década, una ola de detenciones estremeció a Cuba de un extremo a otro. Más de setenta objetores de conciencia fueron privados de su libertad por orden del dictador Fidel Castro. También se recrudeció un operativo antidroga denominado “Operación Coraza Popular”. Miles de personas fueron detenidas en todo el país y muchas de ellas fueron juzgadas por el delito de tráfico y consumo. Otras tantas lo fueron por presunción de culpabilidad.
Esta última causa es popularmente conocida como “convicción moral”. Se trata de una variante dentro de la ley que acusa de peligrosidad social a las personas sobre la base de la acusación de la autoridad policial. Literalmente es la palabra de la autoridad contra la del acusado. Y claro que por lo general el jurado le da la razón a la policía, aunque no existan pruebas del delito o éstas sean endebles.
De tal coyuntura se aprovecharon, entre los años 2002 y 2003, un grupo de oficiales y colaboradores del DTI en Pinar del Rio. Ellos se dedicaron a detener a presuntos culpables por tráfico de drogas. Algunas de esas personas poseían un alto nivel de vida. Los agentes decomisaron propiedades y les robaron miles de dólares y pesos cubanos. Varios de los acusados lograron probar su inocencia y la mayor parte del grupo de oficiales mencionado fue encausado y condenado a prisión. El DTI de Pinar del Rio explotó como una bomba.
Mientras tanto, en los destacamentos de mayor severidad de las prisiones coincidían los presos por causa de la droga con los presos de conciencia. En ese periodo, en Pinar del Rio, fue apresado y enjuiciado por droga Gorki Águila, músico y líder de la banda de rock-punk Porno Para Ricardo. La propia policía, a través de un señuelo, le fabricó una trampa.
A finales de septiembre de 2003, fue cerrado el popular Patio de María (espacio público para la música rock) bajo el pretexto de que allí circulaban sicotrópicos y otras sustancias. Mientras tanto, una red de distribución de drogas duras, que se hacía llamar “Cartel de Marianao”, fue desarticulada por las autoridades. Los lugares donde operaba la red eran, entre otros, los centros nocturnos Rio Club (antiguo Johnny’s Dream) y la Discoteca del Hotel Copacabana. Estos sitios cerraron por breve tiempo y luego volvieron a abrir.
El Patio de María no corrió la misma suerte, debido a que albergaba un proyecto surgido de manera independiente. Este era denominado Rock contra Sida y adicciones. Este proyecto y su gestora, María Gattorno, fueron atacados por Juan Contino Aslan, por entonces importante directivo del gobierno en la capital, y por su esposa, funcionaria de rango en la Dirección de Vivienda y enemiga personal de María.
También pesaron en este desafortunado desenlace los nexos de El Patio de María con ONG europeas. En octubre, la Policia actuó contra grupos de jóvenes que se reunían en la Avenida G, del Vedado habanero. Los policías les prohibieron la estancia en este sitio, específicamente a los rockeros.
Diez años después, la oposición política se perfila cada vez más sólida en su diversidad. La droga continúa cabalgando por las calles, ahora casi siempre vendida por agentes encubiertos del gobierno. Gorki Águila ha visto el mundo que sus carceleros nunca podrán ver y sigue haciendo música. El Patio de María, otrora hogar y meca de la escena rock cubana, es hoy un refugio para las víctimas de huracanes. La Avenida G es todo un imparable caleidoscopio socio-juvenil. La palabra independiente cada día pasa a formar parte del léxico habitual de más cubanos. Los demonios de la represión acechan a la disidencia a toda hora. Pudiéramos estar en los preámbulos de otra primavera del diablo, o tal vez asistiendo al inevitable fin de sus perpetradores.