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Chicharos con aroma de café

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Foto archivo

LA HABANA, Cuba.- Hace varias décadas que los cubanos dejamos de deleitarnos con una aromática tacita de café antes de enfrentar la rutina diaria, pues con la llegada al poder del gobierno de Fidel Castro las tierras cafetaleras les fueron arrebatadas a sus dueños y el abandono se apoderó de las plantaciones.

Los cafetales envejecieron, no se cuidó la resiembra, el café dejó de rendir y los productores, al no recibir apoyo del gobierno, tuvieron que dedicarse a otras actividades. Otro factor determinante en la región del Escambray –una de las más importantes zonas cafetaleras del país– fue el desalojo y la reconcentración en pueblos cautivos de una considerable cantidad de campesinos con una tradición cafetalera (dueños y productores de café) lo cual ocasionó una gran depresión en las producciones.

Debido a la incapacidad de cosechar café, el gobierno empezó a importarlo. Al mismo tiempo comenzó el experimento de ligarlo con chícharos. Así, desde principios de los años 70 surge el café mezclado. Un tiempo después, desde mediados del 2005 y durante casi seis años, tomamos café puro.

En el 2011, con los altos precios del grano en el mercado –ocasionados por las bajas cosechas en varios países latinoamericanos– el gobierno no desperdició el filón de obtener divisas aun a costa del bienestar del pueblo y para ello comenzó a importar la variedad robusta y exportar la arábiga, de superior calidad, a 8000 dólares la tonelada.

Así, resurgió el café mezclado con más bríos que nunca: 50 % de chícharos y 50 de robusta (40 % de importación y 10 % cubano). Al mismo tiempo, ese mismo año –según los medios– comenzó un programa de recuperación cafetalera (claro está, dirigido a la exportación), esta vez con mucho interés y control. Científicos del ramo pusieron en práctica sus proyectos para mantener altos rendimientos y la calidad del café arábiga, la principal variedad exportable.

Ha pasado una década, y la producción cafetalera se ha recuperado. Sin embargo, mientras el gobierno cubano exporta más del 60 % del café que cosecha a Japón, Canadá, Alemania, Nueva Zelanda, Reino Unido, etcétera, los cubanos seguimos tomando chícharos con café.

En Juventud Rebelde, el 30 de enero de 2020 se informó: “La aprobación por el Ministerio de Comercio Exterior y la inversión extranjera de la procesadora de café Asdrúbal López, de Guantánamo, como un nuevo polo exportador, abre nuevas perspectivas a una de las más eficientes entidades del sistema empresarial del Ministerio de la Agricultura”.

En el artículo se señala que este polo exportador tiene su casa matriz en la procesadora Asdrúbal López, ubicada en el extremo sur de la ciudad de Guantánamo, en una fábrica intervenida en 1960, que le robaron a un cubano para dejarla destruir y hoy, para hacerla rentable, tienen que acudir a capital extranjero y además elaborar un café que no disfrutamos los nacionales.

Hace unos días fui a visitar a unos familiares y, como es costumbre en Cuba, la consabida tacita de café no puede faltar. Nos encontrábamos en el comedor y mientras esperábamos la colada recordábamos anécdotas de nuestra vida en Cienfuegos. De pronto, un fuerte estruendo nos hizo brincar del susto: era la cafetera que, como ha ocurrido con tantas otras al emplear la mencionada mezcla, había estallado y, aunque gran parte de la bazofia explosiva se incrustó en el techo, la onda expansiva nos salpicó, aunque sin mayores consecuencias.

La cultura de tomar y compartir una tacita de aromático café nos viene desde la época de la colonia, algo que la dictadura comunista no ha podido quitarnos, aunque sea mezclado en un trago amargo. Hoy, aunque todos estamos de acuerdo con el cierre de las fronteras para detener la entrada de la COVID-19, extrañamos el Pilón, el La Llave, el Bustelo. Y es que lo que no falta en el equipaje de un cubano que nos visita son los paquetes de alguna de esas marcas. Incluso, quienes viajan los traen para vender, y con gran demanda.

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Café, ese desaparecido

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Paquete de “café” al que puede acceder la mayoría de los cubanos (foto de archivo)

LA HABANA, Cuba – Mientras los cubanos de a pie siguen dependiendo para su desayuno de esa extraña libación mezclada con una excesiva canti­dad de chícharos, el Estado cubano acaba de facturar una costosa inversión de equipos de tecnología de punta para la empresa procesadora de Café Asdrúbal López en la provincia de Guantánamo.

La información aparecida en un artículo publicado el 4 de agosto del 2015 en el periódico Granma, con el título “Instalada nueva tecnología en procesadora de Café”, bajo la autoría de Jorge L. Merencio Marín, da cuenta de que los medios fueron adquiridos a la firma suiza Bhuler, y tienen como prioridad perfeccionar, aún más, los atributos, la calidad y la cantidad de los ocho tipos de café que exporta. La nueva planta se alista para comenzar en septiembre el procesamiento de los granos recogidos en las provincias cafetaleras de Guantánamo y Holguín.

En ese artículo se explica que “la selectora óptico-electrónica, por ejemplo, es bicromática y emplea cámaras de alta resolución, lo cual facilitará la detección y expulsión de los granos con defectos, tales como granos negros, fermentados, brocados, manchados, entre otros”.

Pero en todo el país muchos ciudadanos se han preguntado, a su vez, si no habrá mejoría con respecto al café mezclado, distribuido en un envase de cuatro onzas una vez al mes por la libreta de ra­ciona­miento, al precio de cuatro pesos y donde se puede encontrar desde el polvo negruzco con que hacer la bebida hasta restos sólidos de cualquier otro grano. Desde hace tiempo, en cualquier rincón de la co­cina cu­bana, ese engendro ha recibido una oleada de críti­cas y maldiciones.

Cubanet salió a buscar impresiones sobre este café adulterado, procesado y envasado en una planta ubicada en las Ocho Vías, en el municipio Guanabacoa de La Habana, y que impúdicamente plasma en forma de anuncio en letras blan­cas, en la superficie de la envol­tura de nylon: “mezclado con chícharo al 50 %”.

Antigua fábrica de café Pilón (foto del autor)
Antigua fábrica de café Pilón (foto del autor)

El resultado de la encuesta fue que once de los quince entrevistados al azar en la calle, declararon que esa mezcla tiene mal sabor, produce irritación en el estómago, y que es muy trabajoso colarlo debido a las tupiciones en las cafeteras, que en muchas ocasiones explotan produciendo roturas en las cocinas, manchas en los techos; sin contar que se han reportado personas con quemaduras y otras lesiones.

Mayra, ama de casa residente en el Vedado y criada en un campo cafetalero del Oriente cubano, comentó alarmada: “Nosotros siem­pre hemos presumido de consumir un buen café. Este que nos venden en la bodega, no se sabe ni qué cosa es. Yo, primeramente lo paso por un colador, para extraerle los restos sólidos que contiene, lo mismo pueden ser chicharos, que frijoles, o semillas de aguacate. No sé hasta cuándo nos seguirán embutiendo con esta mezcolanza explosiva que cada vez viene peor”.

Otro entrevistado, antiguo maestro tostador, residente en la calle 25 del Vedado, de 85 años de edad, quien prefirió no se mencionara su nombre, que trabajó durante muchos años en la desaparecida procesadora Pilón, ubicada en Diego Velázquez y Santa María en el municipio Plaza, muy cerca del Zoológico de 26, refiere que los granos del café han sido siempre uno de los principales pro­ductos de origen agrícola comercializados en los mercados in­terna­cionales y su­pone una gran contribución a los rubros de expor­tación en la isla. Pero también enfatiza que “en Cuba estaba el café bueno a disposición de todos, pero después de la nacionalización de esta industria, los cubanos han sido pri­vados de consumir con abundancia y cali­dad esa deli­ciosa bebida que suele tomarse como desayuno, o en la so­bremesa después de las comidas, y constituye una de las bebidas sin alcohol más socializadoras, no sólo en Cuba, sino en mu­chos países del mundo”.

Tanto la Asdrúbal López (o Alto Serra por nombre comercial) en Guantánamo, como la UBC Torrefactora Café Selecto, situada en Almendares y Santa María, en la capital, dos de las más importantes procesadoras del café puro, de donde sale el Extraturquino Especial, el Turquino, el Serrano Superior, el Caracolillo, el Alto Serra, el Cubita, el Arriero y otras marcas, enfilan sus producciones a la exportación o comercialización en las tiendas recaudadoras de divisas CUC.

Esto se traduce en que el café de calidad ha sido expulsado de las costumbres del cubano, y de su paladar. Y solamente logrará probar algo mejor cuando alguien lo trae de los campos donde se cultiva, un riesgo que mu­chas personas no se disponen a correr por te­mor al decomiso y a las multas excesi­vas que se imponen en los controles policiales de las carreteras, o lo compre en las tiendas dolarizadas.

Resulta increíble que siendo Cuba uno de los produc­tores de café a nivel mundial, se les oferte a sus ciudadanos este café ligado con chícharo. Mejor es que lo exhiban en una galería de arte surrealista.




El peor café y el más caro del mundo

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El café en medio de granos de primera

GUANTÁNAMO, Cuba -El precio del café mezclado con chícharos para la venta liberada se incrementó exageradamente en Guantánamo durante los dos últimos años. En agosto del 2012, la libra se vendía a 29 pesos, moneda nacional. El año pasado subió a 39.60 pesos. Y este año se ha fijado en 55.20.

Lo irritante no es sólo este exagerado aumento en los precios, sino que se trata de un café que está mezclado con chícharo o con cualquier otra cosa, pero se vende como si fuera puro.

En las tiendas recaudadoras de divisas, un paquete de café Turquino de 250 gramos cuesta $3.65 CUC, (aproximadamente $88 pesos). Puede apreciarse que el nuevo precio fijado a este café mezclado se acerca bastante al del café que se vende en divisas, lo cual no es sólo irracional sino abusivo, máxime cuando todavía se afirma en la prensa que Guantánamo es la segunda provincia más productora de café en el país.

Muchos se preguntan qué repercusión tendrá esta subida de los precios del café dentro del mercado ilegal de café en granos, pues es sabido que cada vez que el gobierno eleva el precio de un producto automáticamente éste también aumenta en el mercado informal.

Esta zafra cafetalera será inferior a la del pasado año

Según nota periodística de Ariel Soler Costafreda, publicada en el periódico guantanamero Venceremos, el pasado cinco de septiembre, los volúmenes de la cosecha de este año serán inferiores a los de la zafra anterior.

Rafaela Díaz Velázquez, directora del Centro de Gestión del Grupo Empresarial de Agricultura de Montaña, declaró a dicho periodista que este año se recogerán unas 307 mil latas menos con respecto a la cosecha del año anterior, lo que representa el 67% de dicha zafra . Entre las causas, mencionó la sequía y las altas temperaturas que, según ella, provocaron menor floración y presencia del fruto, aunque también incide la renovación del área cafetalera que, al parecer, todavía no ofrece los resultados esperados.

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El café que se vende en Cuba, mezclado con chícharos

Siguiendo las cifras del gobierno…

Si nos guiamos por las cifras que ha estado publicando el periódico Venceremos, órgano oficial del comité provincial del partido comunista en la provincia, resulta evidente que la situación del sector cafetalero en Guantánamo dista mucho de mejorar.

El 21 de septiembre del 2012, Venceremos publicó que Orlando Lugo Fonte, entonces presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), presidió una reunión en Maisí, el municipio que mayor cantidad de café produce en Guantánamo, en la que informó que la zafra del 2012-2013 sería menor que la anterior, debido a que la mayoría de las plantaciones tenían cincuenta o más años de explotación. Revisando ediciones posteriores del periódico constaté que nunca publicaron cuál fue el monto total de la producción de café en esa zafra.

El 13 de septiembre del 2013, Venceremos publicó una noticia bajo el título “Zafra del café, un inicio enmarañado”, según la cual se pretendía acopiar 920 mil latas hasta febrero del 2014. Sin embargo, ni en febrero, marzo o abril de este año el periódico publicó a cuánto ascendió la producción durante la zafra 2013-2014.

Si continúan los decrecimientos en la producción, es muy posible que el próximo año el precio del café mezclado alcance al del café puro que se vende en CUC. Entonces el tradicional néctar pasará a engrosar la ya larga lista de necesidades que se han convertido en lujo para los cubanos.




Guerra avisada

LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – En Cuba continuamente se escuchan las historias sobre accidentes domésticos de cafeteras que explotan, a consecuencia del uso del café mezclado con chícharo, que ahora nos vende el gobierno como si fuera café. El chícharo tupe las cafeteras, que explotan frecuentemente por la presión acumulada. Colar el “café” mezclado es un nuevo peligro que debemos enfrentar los agobiados cubanos.

Para lavarse las manos, y como quien dice “guerra avisada no mata soldado”, en la radio y la televisión abundan los spots con “consejos útiles sobre cómo preparar la cafetera”.

María Soto, una señora de 73 años, residente en San Miguel del Padrón, actuaba con cautela cada mañana a la hora de hacer el “café”. Después de colocar su cafetera sobre la hornilla, se alejaba unos metros del fogón mientras esperaba que colara la explosiva mezcla de café con chícharo, a partes iguales.

Hastiada, María ahorró algún dinero y consiguió comprar por 25 pesos una libra de café en grano; precio que representa más de un día de salario promedio. Ahora –al menos por el momento- ella misma tuesta y muele su café, algo que aprendió hace años, mucho antes de que el Comandante, en un discurso de 2005, ordenara suprimir la venta de la peligrosa mezcla detonante.

Hoy, seis años más tarde, su hermano Raúl, que ahora nos gobierna, nos ha traído de regreso la proscripta mezcla, a un precio 32 veces mayor: de 14 centavos, que costaba en 2005, aumentó a cuatro pesos el paquete de 115 gramos.

Mucha gente, como María, prefiere sacrificarse y comprar el café sin tostar, sobre todo el cultivado en la Sierra Maestra y el Escambray, en el oriente y centro de la isla. Afortunadamente, aunque a precios elevados, siempre el producto aparece en el mercado negro.

Gracias al microclima de las montañas del centro y oriente del país, Cuba produce café del bueno. Antes de 1959, con seis millones de habitantes en el país, la producción cafetalera cubana era de 60 mil toneladas anuales; suficiente para cubrir ampliamente nuestras necesidades y exportar el producto. En Cuba, todo el mundo, hasta el más pobre, podía darse el lujo de tomarse cuando quería una taza de buen café, que se vendía a tres centavos en cualquier esquina.

Cincuenta y dos años después, con el doble de población, la revolución puede incluir en la cuenta de sus múltiples “logros” que apenas se produzcan 6 mil toneladas -¿será por culpa del “criminal bloqueo?-, de las cuales1.200 se destinan al consumo del pueblo mediante la venta racionada. El resto de la producción es para la exportación y la venta en las Tiendas Recaudadoras de Divisas, bajo marcas como Serrano, Turquino, Cubita y Monte Ruz, para el consumo de extranjeros y miembros de la élite roja.

Al gobierno no parece preocuparle el riesgo que corramos, y mucho menos el sabor del menjunje que tomemos, sino los pocos millones de dólares que el invento les permite ahorrar a la hora de importar el café, que ahora viene nada menos que de Vietnam.

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