CDMX, México. – Bajo la falsa tesis de que la ciencia, la innovación y las telecomunicaciones resuelven los problemas del hambre, la pobreza, la violencia y el cambio climático en los países del Sur, el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba publicó la Declaración de La Habana, resultado de la Cumbre del Grupo de los 77 (G77) + China. En los 47 puntos del documento se pide el Norte desarrollado:
-Financiamiento.
-Mayor poder de los países del Sur en los organismos de Naciones Unidas para decidir las políticas mundiales sobre financiamiento.
-Eliminar las medidas unilaterales (sanciones políticas y económicas) que dañan “el desarrollo”.
-Regalo o subsidio de las patentes de los países del Norte a los países del Sur en lo relacionado a las tecnologías de información y comunicaciones y los medicamentos.
Sin embargo, ninguna de estas demandas son válidas porque ocultan la corrupción, las erráticas o ausentes políticas públicas, las violaciones de derechos humanos y la represión de los gobiernos y las élites políticas del Sur contra sus pueblos.
Resulta muy paradójico que la dictadura cubana demande financiamiento, cuando recibió el equivalente a nueve planes Marshall de los soviéticos, durante 30 años, recursos dilapidados por el dictador Fidel Castro que no los invirtió en el desarrollo del país. Sin transparencia y rendición de cuentas de los gobiernos que reciben financiamiento de Naciones Unidas, la ayuda al Sur es inviable, porque pasa a engrosar la corrupción de las élites políticas nacionales.
El mayor poder de los países del Sur en los organismos decisores de Naciones Unidas ha resultado en un retroceso de los derechos humanos, en un aumento de la represión de los gobiernos del Sur contra sus poblaciones, y en un aumento de la pobreza, el hambre y la violencia. Ejemplo, la actuación de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: la mayor de las Antillas ha boicoteado las funciones del Consejo para incidir en contra de las graves violaciones de derechos en Siria, Libia, Venezuela, Burundi, Yemen, Nicaragua, Eritrea, Rusia, China y Bielorrusia, entre muchos otros.
La dictadura cubana realiza su política exterior intercambiando favores y así logra boicotear en Naciones Unidas toda condena a los gobiernos violadores de derechos humanos en el Sur. Fidel Castro intercambió estos favores con la dictadura de Videla en Argentina, para defenderse mutuamente en Naciones Unidas, y los dos dictadores Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel han mantenido esta política de intercambio de favores espurios, por ejemplo, con todas las dictaduras del G77, Rusia y Bielorrusia.
Otro ejemplo de resultado nefasto en Naciones Unidas es la actuación de la relatora especial contra las medidas unilaterales, Alena Douhan, académica bielorrusa, que en sus visitas a Venezuela y Cuba ocultó las graves violaciones de derechos humanos en ambos países y las responsabilidades de las élites políticas nacionales en la generación de las crisis humanitarias, sanitarias y alimentarias en los dos países. En su visita a Venezuela en febrero de 2021, la relatora fue contestada por la sociedad civil venezolana, que le señaló que la crisis nacional era muy anterior a las sanciones internacionales contra Venezuela.
Otro tanto hicieron las Damas de Blanco, FANTU y varios opositores sobre la visita de esta relatora a La Habana en mayo de 2023. La funcionaria de Naciones Unidas solo se reunió con el Gobierno y las organizaciones de masas financiadas por el Estado. La dictadura impidió el encuentro de la relatora con los opositores y no publicó todos los aspectos de la conferencia que esta impartió en la Universidad de La Habana, con público seleccionado.
Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, señaló en una publicación de Facebook que la relatora “ignoró el acoso, persecución y encarcelamiento por razones políticas de los activistas de derechos humanos y opositores políticos; el trato cruel e inhumano a que son sometidos los más de 1.000 presos políticos en las cárceles y prisiones cubanas; y la represión política y social en general”.
En este punto, ¿es viable la agenda cubana en la Declaración de La Habana del G77 + China?
No es viable, en tanto se asienta en una tesis falsa: no es la ciencia la que produce el desarrollo, aunque lo contrario se ha usado para ocultar la responsabilidad de las élites políticas nacionales en las crisis de sus propios países. Sin transparencia, sin elecciones libres y sin respeto a los derechos humanos, la democracia y los Estados de derecho es imposible el desarrollo.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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