LA HABANA, Cuba. – Es ingenuo pensar que quienes se rebelan al comunismo en Cuba son solamente unas decenas, o cientos y hasta miles de hombres y mujeres que a lo largo de 62 años han sido víctimas de una “estrategia imperialista para crear el descontento dentro de nuestro país, y fomentar la inestabilidad a través del empeoramiento de las condiciones de vida de la población”, como acaba de decir el gobernante de la Isla, Miguel Díaz-Canel.
Hasta un estudiante de cuarto grado le preguntaría a Díaz-Canel: ¿Es que acaso no ha habido descontento siempre, que las condiciones de vida de la población no han ido de mal a peor?
El pueblo es quien se ha rebelado contra el comunismo cubano durante todo el tiempo de Revolución. Un pueblo que ha conocido la prisión, que ha sido devorado por los tiburones o ha sido condenado al exilio, así como los que están por irse, los que no quieren saber de Comités de Defensa y mucho menos del Partido, los que luchan por tener sus comercios propios. En fin, los que no quieren a Díaz-Canel como “presidente” porque habla mucho y se reúne demasiado y “el cuartico sigue igualito”.
Ya es demasiado tarde. 62 años demuestran que el comunismo ha acabado con el país.
Por su parte, la libertad es un deseo muy viejo del pueblo cubano. Cuba no necesita ser empujada por nadie más. Que se prepare la Fiscalía General de la República para meter en la cárcel a un pueblo entero, mientras que Díaz-Canel inventa qué hacer.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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