LA HABANA, Cuba. — Realicé en Internet una búsqueda sobre el tema preciso de mi interés: “Juicio en Londres contra Cuba”. Pese a haberla hecho directamente en Google, sin utilizar Psiphon ni otro servicio de VPN, parece que no funcionaron los filtros tendidos en la red por el régimen castrista. Llovieron los enlaces a órganos de la prensa no oficialista: este mismo diario CubaNet, CiberCuba, El Toque, OnCuba News, la Voz de América, Diario de Cuba y algunos más. En medio de todos estos, desentonaba una sola referencia castrista (Cubadebate); y para eso, con una información de tres días de antigüedad.
Y es que, con este asunto del pleito que ahora mismo tiene lugar en la capital británica, se ha puesto de manifiesto una vez más, de manera irrefutable, la total inoperancia de los órganos masivos al servicio del régimen de La Habana. Estos se pintan solos para la agitación y la propaganda, pero son incapaces de cumplir con lo que se supone que sea la misión fundamental del periodismo: la de informar.
Es el caso que, durante todos estos días, ha estado desarrollándose, en la Corte Real de Comercio y Negocios de Inglaterra y Gales, el pleito entre la compañía CRF I Limited y entidades del gobierno cubano. Por el momento, el diferendo tiene como objetivo que la primera sea reconocida como acreedora legítima del último por varias veintenas de millones de euros.
Más allá del interés puramente jurídico que pueda ofrecer el árido asunto legal, este último está rodeado por circunstancias que es natural que conciten el interés del público en general. Aquí podríamos mencionar la combativa presencia, ante la sede del tribunal, de numerosos compatriotas nuestros que han aprovechado el pleito comercial para denunciar al régimen castrista y censurar a sus actuales personeros en Londres.
De estos últimos, junto al equipo británico de “barristers” y “sollicitors”, figuran miembros de un famoso bufete madrileño, el doctor Rodolfo Dávalos Fernández, artífice de la red de sociedades anónimas que sirven al castrismo como cauce y máscara de sus turbios negocios mundiales, y su hija Lourdes. Entre los graduados en derecho que también han hecho acto de presencia ante la corte británica se encuentran el vocero y presentador de la televisión Humberto López, así como Juan Mendoza, a quien le atribuyen el carácter de “testigo experto de la defensa”.
A este último lo recuerdo de la época en que actuaba como dirigente en los Bufetes Colectivos de la Isla, donde se destacaba por su vocación represiva y su virulencia contra los abogados. En mi opinión, presentarlo ahora como “testigo experto” es el equivalente a que, en un proceso contra Vito Corleone, el representante de este propusiese a la corte (y esta, para esclarecer los hechos, aceptara) escuchar la declaración de Luca Brasi.
¿Y qué decir del inefable “Humbertico”! Posee un título universitario en Derecho, pero —hasta donde se sabe— jamás ha ejercido esa profesión. Sí se desempeña como portavoz del castrismo en la Televisión Cubana, donde está empeñado en una cerrada competencia con Michel Torres Corona, el conductor mellado del programa Con Filo, para ver cuál de los dos logra despertar mayor repulsión entre los espectadores de la Isla.
Parece evidente que López no se encuentra en Londres para apoyar las triquiñuelas seudolegales que realiza el castrismo para librarse de sus deudas sin pagarlas. Dada su condición de presentador de programas televisivos, es de suponer que su presencia en la gran ciudad persiga el propósito de poder brindar al público cubano información de primera mano sobre el pleito que tanto interés encierra para el régimen de la Isla.
Pero, en este caso, ¿por qué lo único que ha hecho es deglutir platos carísimos en restaurantes selectos de la capital británica y guardar absoluto silencio! Y conste que no sólo me estoy refiriendo a que no ha realizado reportajes o programas destinados a sus compatriotas de la Isla; también aludo a su urgencia por introducirse en su auto sin decir palabra para responder las incisivas preguntas formuladas por un periodista cubano exiliado.
Los órganos masivos del castrismo sólo informaron sobre el inicio del pleito el pasado lunes y después no han vuelto a abordar el tema. Esta postura no es fruto de la casualidad. Es probable que los burócratas del Departamento Ideológico del único partido hayan decidido esperar hasta saber cuál es el fallo que recaiga en el pleito para después iniciar su ataque propagandístico sobre seguro.
No sería la primera vez. Eso mismo hicieron cuando el famoso juicio de los “Cinco Espías” en Miami. El proceso se escenificó durante semanas. En él declararon oficiales del FBI, quienes ilustraron a la corte sobre las claves que habían logrado descifrar y el contenido de los mensajes cruzados entre la “Red Avispa” y sus jefes en La Habana. También depusieron los numerosos agentes cubanos (la amplia mayoría) que, al ser confrontados con las pruebas existentes, concertaron acuerdos con la Fiscalía y declararon todo lo que sabían.
El silencio cesó sólo cuando ya habían terminado de practicarse las pruebas; cuando a los cinco acusados (únicos miembros de la Red que se habían negado a transigir) se les otorgó el derecho a la última palabra y cada uno empezó a leer el respectivo mamotreto redactado al efecto en La Habana. Fue entonces, y únicamente entonces, que comenzó el barraje propagandístico que no cesó hasta su excarcelación, muchos años más tarde.
¿Sucederá algo parecido con el actual proceso comercial en Londres? Es probable. En cualquier caso, no tendremos que esperar demasiado tiempo para salir de esa duda. En el ínterin, el régimen castrista seguirá tratando de mantener a sus súbditos en la total ignorancia de lo que está sucediendo en la capital británica.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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