HARRISONBURG, Estados Unidos. — Ver el programa Con filo me permite estar actualizado sobre las coordenadas del adoctrinamiento ideológico que el Partido Comunista de Cuba (PCC) impone a toda la sociedad cubana.
El espacio ha tratado de salirse de los pedestres moldes de la televisión cubana usando jóvenes e inteligentes presentadores que, con un lenguaje desenfadado, hasta se dan el lujo de emitir opiniones presuntamente revolucionarias dentro del enquistado discurso izquierdoso. Pretende mostrarse como algo novedoso, pero, en realidad es más de lo mismo, pues continúa reproduciendo patrones comunicativos sesgados y trata de presentar como justo y revolucionario lo que es un proyecto finiquitado. En ese sentido, es otra muestra de la continuidad canelista.
Desde ese programa, como también desde La pupila asombrada o Chapeando se califica como “odiadores” a los cubanos que se oponen a la dictadura. El propósito es crear un deslinde en el cual, según sus palabras, los que se oponen a la dictadura son los malos de la película y ellos, que la defienden, “los amorosos patriotas”.
Gracias a su cinismo —amplificado por la televisión— Michel Torres Corona quizás sea en este momento, junto con el no menos aborrecible Humberto López, uno de los rostros más odiados por la población.
Tiempo atrás, Humberto López agredió en la calle a una joven que se atrevió a encararlo. El resultado de esa valiente actitud fue que la joven resultó detenida y sancionada mientras el abusador continuó libre, otro palmario ejemplo de cómo funcionan la justicia y el estado de derecho en Cuba.
Ahora Michel ha replicado esa conducta agresiva tan propia de los adláteres del castrismo, nada más y nada menos que en la Feria del Libro, un evento donde se presume que la cultura y las buenas maneras sean lo predominante. ¿Va a sorprendernos eso en un país donde su ministro de Cultura agredió a un joven para quitarle el teléfono celular?
Michel iba caminando por dentro del castillo del Morro y se cruzó con un pastor que supuestamente le dijo delante de otras personas que hablara en su programa sobre los precios de los libros. Sorprendido, perdiendo la compostura que toda figura pública debe saber mantener y poniendo sus manitas de bitongo detrás de su espalda, Michel se abalanzó intempestivamente sobre el pastor.
Era de esperar que el suceso fuera analizado en el programa, mucho más después de las propias palabras de la presentadora Ana Álvarez Guerrero. Pero contra esa lógica de pensamiento, este viernes 17 de febrero Con filo, dedicado a la Feria del Libro con el título “El precio de la cultura”, ofreció declaraciones de Michel sin referirse a lo ocurrido, obvia inconsecuencia de un programa que se nos presenta como “un espacio que intenta mostrar con todos sus matices las noticias, los hechos, las matrices de opinión que circulan en los medios y en las redes sobre la realidad cubana”.
Ana Álvarez Guerrero dijo textualmente: “Pero si algo ha llevado a la Feria del Libro a las redes sociales, además, es un nuevo chanchullo pasajero. Sobre él nos comenta Gabriela Fernández ´En la mira´”.
Se suponía que con esta introducción Gabriela iba a analizar lo ocurrido al cederle la palabra a Michel, pero la presentadora se limitó a expresar: “En estos días nuestro presentador Michel Torres no ha podido acompañarnos porque se encontraba, efectivamente, en la Feria del Libro, cumpliendo sus funciones domo director de la editorial Nuevo milenio, la más grande del país, y bueno, en la lucha”.
Acto seguido apareció Michel en la pantalla refiriéndose brevemente a la editorial e invitando a los lectores para que visitaran su pabellón. Nada dijo sobre el incidente que protagonizó y el programa continuó dejándonos otra muestra de la “objetividad” del periodismo revolucionario.
Según la información que aparece en Cubadebate sobre Michel Torres Corona, este se graduó como Licenciado en Derecho en la Universidad de La Habana en el 2017. En menos de cinco años y siendo un desconocido en los medios intelectuales del país se convirtió en presentador de un programa de televisión en un horario estelar y, por si fuera poco, en director de la editorial más grande de Cuba.
Obviamente, su contubernio con el poder y saberse protegido por este es la causa de la prepotencia que Michel mostró al reaccionar a las palabras del pastor.
Una persona tolerante, desprovista de odios hacia lo diverso, se habría acercado al pastor respetuosamente para invitarlo a recorrer juntos la Feria y le pediría que probara su alegación. Seguramente, ese recorrido habría propiciado un intercambio de sus puntos de vista y, al final, establecido cualquiera de ellos como el cierto, estoy seguro de que habrían ganado los dos.
Pero Michel es un producto genuino de la Revolución cubana, y, sea por ambición, oportunismo o convicción, no puede eludir la reproducción de códigos de conducta que le han inculcado desde el pre-escolar. No voy a extenderme sobre esto porque creo que ya alguien lo hizo muy bien mediante un video titulado “¿Quién fue cómplice de Michel de “Con Filo” en empujón a Pastor Feria del Libro”, localizable en YouTube.
No olvidemos que en uno de sus ensayos el propagador de la idea del hombre nuevo en Cuba —copiada de la Biblia—, el argentino del gatillo alegre, enfatizó en el papel del odio en la lucha política al afirmar que había que convertir a los revolucionarios en frías máquinas para matar. Me refiero al Che Guevara, el mismo que en una carta escrita en la Sierra Maestra confesó a su padre que había matado a un hombre y que se había sentido muy bien al hacerlo.
Que un individuo sin obra ni mérito intelectual ocupe una posición a la que debía acceder sólo por sus méritos no es algo nuevo en Cuba. Que una figura pública infrinja códigos de moral y decencia sin que eso tenga consecuencias tampoco.
El castrismo propaga una cosa y hace otra porque es intrínsecamente mendaz e hipócrita. Y sus más leales discípulos no pueden ser la excepción. Ellos son los verdaderos odiadores.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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