LA HABANA, Cuba.- En los primeros tiempos del triunfo revolucionario de 1959, antes de que Fidel Castro declarara el carácter socialista de su régimen, muchos de sus viejos amigos lo abandonaron y pusieron pie en polvorosa.
No quisieron formar parte del fracaso que presintieron iba a suceder en la querida isla cubana.
Uno de aquellos amigos, posiblemente el más íntimo, el periodista Luis Conte Agüero, célebre en la década del cincuenta del siglo pasado por sus artículos sobre la justicia social, se asiló en marzo de 1960.
De inmediato Fidel comenzó a atacarlo en todos los medios de prensa, que ya había hecho suyos. Lo llamó indigno y traidor y ordenó a numerosos periodistas a que continuaran con una campaña difamatoria contra el que comenzaron a llamar ¨la mulata de fuego¨.
En el exilio de Miami, Conte Agüero publicó, entre otros libros de historia, las 21 cartas que Fidel le había enviado desde la prisión, donde debía cumplir quince años por ser encontrado culpable de organizar y dirigir uno de los actos terroristas más trágicos de la historia de Cuba, con más de sesenta hombres muertos.
Pero es muy posible que, más que sus numerosas cartas publicadas, algo que ocurrió entre ellos haya servido para que el máximo líder considerara a su viejo amigo como un enemigo más, entre los tantos que ya tenía.
Unos días antes del ataque al Cuartel Moncada, Fidel redactó un comunicado para que fuera leído por la radio, mientras ocurría el asalto. El hombre indicado según él, para leer el documento, era su mejor amigo.
Pero su mejor amigo partió raudo y veloz hacia La Habana. No estaba a favor de una guerra civil entre los cubanos. Pensaba que la guerra fratricida que tenía en mente el líder revolucionario no sería buena para el país y así lo dijo: ¨…la época de los mambises se ha acabado aquí para siempre, las ideas en materia de insurrección son propias de la época de caballerías y machete¨.
Una frase, posiblemente la más lacerante para Fidel, luego la expresó públicamente en la Revista Bohemia: ¨No olvides que el pueblo no te brinda el concurso en el grado necesario¨.
Y era cierto. Las huelgas generales que ordenó Fidel durante su guerra, el pueblo no las apoyó. Sólo unos cientos de miembros de las organizaciones insurreccionales, por lo general todos terroristas, fueron presos o murieron en enfrentamientos con la Policía.
Tampoco se equivocó el periodista cuando planteó en los primeros meses de 1959 ¨…que era necesario salvar la Revolución del materialismo ateo¨.
¿Ya se había dado cuenta Conte Agüero de la verdadera personalidad de su amigo?
¿Analizó con lujo de detalles las 21 cartas recibidas, que luego utilizó el asesor de Historia del Consejo de Estado Mario Mencia, en 1980, para su libro La prisión fecunda, libro que no se ha vuelto a editar?
En aquellas cartas, el máximo líder confiesa los privilegios que disfrutó desde que entró al Presidio Modelo, el 17 de octubre de 1953. Podía cocinar sus comidas, derecho diario al patio, escribir cientos de cartas, decenas de artículos que salían publicados en la revista Bohemia, leer numerosos libros, darse dos baños diarios, preparar bistec de res con jalea de guayaba, jamón con piña, espaguetis con calamares, café acabadito de colar, bombones finos y tabacos H. Upman…
Tantos beneficios obtuvo, que en una de sus cartas Fidel Castro se preguntó: ¿Qué diría Carlos Marx de semejantes revolucionarios?
(En 2011, Luis Conte Agüero fue arrestado en Miami bajo acusaciones de persecución a su ex pareja y de actos lascivos contra una menor. El suceso fue solucionado con el pago una fianza de 1 500 dólares y una orden de restricción al veterano periodista que le impide acercarse a Velia Ortiz y a su hija menor.)