La deuda externa cubana y el iceberg de la desinformación

GUANTÁNAMO, Cuba. ─ Como se ha estado informando en los medios independientes, la crisis actual del país no se constriñe solo a circunstancias relacionadas con la pandemia de COVID-19, sino que se extiende a numerosas áreas económicas y de servicios.
En Guantánamo, desde hace ya más de un año, el Estado no oferta regularmente productos agrícolas, carne de cerdo ni de otros animales, ni pescado, frutas y vegetales. Este mes de agosto, la carnicería ubicada en la calle 5 Oeste, entre 1 y 2 Norte, del Reparto Pastorita no ha vendido nada a los consumidores, y conste que solo se ofertan por la canasta básica cinco huevos por persona, el desagradable picadillo de vísceras con soya y algún pedacito de pollo al mes.
La pandemia ha venido como anillo al dedo de los castrocomunistas para justificar su economía de subsistencia. Sin embargo, muchas de las dificultades que padecemos se deben, obviamente, a que la dictadura está tratando de mitigar la abultada deuda externa, un tema tabú para la prensa oficialista cubana.
Por tal omisión, los cubanos desconocemos a cuánto asciende el monto de esa deuda y cuáles son las condiciones del pago acordada en su renegociación. Eso jamás se discute en la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP).
Un asunto tan relevante como ese y la forma en que es tratado prueba por qué el pueblo cubano no es el soberano. Si lo fuera, y la ANPP su verdadero órgano máximo de poder, se analizaría en cada sesión del órgano legislativo. Pero ya sabemos que la ANPP se reúne, si acaso, dos veces al año por dos o tres días, porque la práctica administrativa del castrismo está indisolublemente vinculada a gobernar por decreto y a tomar las decisiones en círculos muy cerrados para que luego los mal llamados diputados las aprueben por unanimidad.
Los cubanos no solo desconocemos cuánto debe la dictadura castrista, sino también cuánto de su abultada deuda externa ha sido condonado. Cualquier ciudadano con un mínimo de conocimientos podría preguntarse por qué si según los mandantes castristas el supuesto socialismo implantado en Cuba es superior al sistema capitalista debemos miles de millones de dólares. Recordemos que cuando Batista salió del poder defenestrado por los nuevos dictadores el país presentaba una situación bien distinta, al extremo de que el peso cubano estaba a la par del dólar y casi no había deuda externa.
En medio de una situación económica extremadamente compleja, las autoridades cubanas decidieron iniciar este año con la aplicación de la famosa Tarea Ordenamiento, cuyo objetivo era “propiciar la obtención de niveles satisfactorios en la producción de alimentos y bienes materiales y hacer una justa distribución de las riquezas”.
Pero transcurridos casi seis meses la situación está peor que en diciembre del año pasado y no se acaban de constatar signos inequívocos de recuperación. No solo carecemos de alimentos, medicinas y de todo tipo de productos y servicios, sino que la inflación ha alcanzado niveles alarmantes que atentan contra objetivos esenciales de esa tarea, al extremo de que el valor de las divisas no cesa de subir a pesar de la reciente prohibición de depósitos bancarios en dólares estadounidenses, una moneda que aquí se cotiza entre 60 y 70 pesos la unidad.
A tantas dificultades y penurias se han sumado en los últimos días los molestísimos apagones, que ni siquiera han sido anunciados a la población, a pesar de lo orientado al respecto por el primer ministro Manuel Marrero Cruz y de que el gobernante Díaz-Canel aseguró que en agosto no habría afectaciones al servicio eléctrico.
Tanto el pasado mes de julio como en lo transcurrido de agosto los dirigentes han ofrecido múltiples explicaciones para justificar el déficit de generación eléctrica. La más reiterada es la de las averías, pero si nos guiamos por la frecuencia con que estas ocurren habría que concluir que las reparaciones programadas son deficientes o no se está diciendo toda la verdad, aunque en algún que otro despacho de prensa se haya insinuado que una de las causas es la carencia de petróleo. Y es que los comunistas cubanos critican mucho a los países capitalistas por sus terapias de choque, pero no dicen absolutamente nada de las que aplican en Cuba desde la década de los noventa del pasado siglo.
El pasado 12 de junio el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), publicó una información con el título Cuba y el Club de París ajustan plazos de la deuda, en la que daba cuenta de que el país y sus acreedores del Club de París acordaron enmendar el acuerdo firmado en el 2015 para el reordenamiento de la deuda a mediano y largo plazo ante la compleja situación económica de la Isla.
La delegación cubana estuvo encabezada por el viceprimer ministro Ricardo Cabrisas Ruíz, quien justificó la causa del impago cubano alegando el recrudecimiento del embargo estadounidense, el impacto de la COVID-19 y los efectos del cambio climático.
Según datos existentes en Internet, en 2015 el Club de París condonó a la dictadura la friolera de 8 500 millones de dólares de una deuda total de 11 000 millones, con el compromiso de que pagara a plazos, hasta el 2023, los restantes 2 500 millones, algo que la parte cubana no ha cumplido por las razones expuestas por Cabrisas, de ahí su visita a Francia. Pero se sabe que la dictadura también debe dinero a Rusia, China, Francia, Japón y Argentina, entre otros países acreedores.
La crisis económica que padece el pueblo cubano debido a la ineficacia de quienes nos dirigen sin haber sido elegidos por nadie está marcada indeleblemente por la necesidad perentoria de ir pagando lo que se debe al Club de París y a otros acreedores, pues, a pesar de las justificaciones alegadas por Cabrisas, todo parece indicar que esa entidad financiera no está dispuesta a condonar ni un centavo más de la deuda de los comunistas cubanos. Y si esa suma no se paga a tiempo les será muy difícil obtener más préstamos.
Así, en la prolongada crisis económica que padecemos y recordando la imagen de un iceberg, la parte visible de los efectos de la deuda es mucho menor que la que los castristas mantienen oculta.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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