HOMESTEAD, Estados Unidos.- La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) convocó al desfile del Primero de Mayo bajo el lema “Por Cuba: Unidad y Compromiso”, en los medios el 1 de abril. El apoyo a los acuerdos del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), que ocurrirá del 16 al 18 de abril, deberá ser uno de los objetivos fundamentales de los participantes.
Sin conocerse la agenda, los proyectos de documentos ni los dirigentes que aprobará el evento, la CTC demuestra que no representa los intereses de los trabajadores, ni es una ONG, sino una polea de transmisión del Estado-Partido. Abril ha sido declarado el “Mes de la Victoria Productiva” por la CTC. Esa consigna denota el inmovilismo y la irrealidad en que continúan viviendo los dirigentes. La movilización de los trabajadores para “potenciar al máximo las reservas de eficiencias” para el cumplimiento del plan de producción, los servicios y el ahorro de los recursos, dice ser el objetivo fundamental. Esto está en línea con las reiteradas declaraciones de Marino Murillo, vicepresidente del gobierno, para promover infructuosamente el despegue económico y argumentar como se lograría el cumplimiento del plan de la economía para 2016. Sin embargo, revela la incapacidad de realizar lo elemental de cualquier unidad productiva o de servicios: el plan. Todo administrador procura eficiencia y ahorro, menos en Cuba.
En último lugar se plantea que el resultado favorecerá el mejoramiento de los ingresos. Salarios parece una palabra temida. Los trabajadores carecen de estímulos para cumplir el objetivo fundamental precisamente porque no reciben salarios dignos para satisfacer sus necesidades elementales y las de sus familias, pero si no se eleva la producción no pueden incrementarse. Igualmente desestimulante resultan las malas condiciones de trabajo tanto por la obsolescencia de los equipos, los locales destruidos, la carencia de medios de protección, vestimenta y calzado adecuados, como por la imposibilidad de desplegar la creatividad e incidir en los planes de producción, que en muchos casos desconocen los trabajadores por falta de información o desinterés. Igualmente desmotiva el impago de cumplimientos y sobrecumplimiento debido a la interrelación entre los resultados de las entidades englobadas en una empresa industrial o agrícola, que en muchas ocasiones dependen del suministro de materias primas o paradas por roturas, y otras causas ajenas a los trabajadores.
Como no podía faltar, se convoca el homenaje a Fidel Castro, cuyo 90 cumpleaños en agosto se comenzó a conmemorarse desde inicios de año. Las fotos recientes han mostrado a un anciano físicamente muy deteriorado, sentado en una silla de ruedas. Y su retorno con el artículo “El hermano Obama”, el 28 de marzo, reflejó su pretensión de eliminar la favorable impresión dejada en la población por el presidente de Estados Unidos, y demostró su disgusto porque no lo visitara en su “humilde” complejo residencial, como hizo el Papa Francisco. El resultado es contraproducente, pues los cubanos temen los prejuicios que podrían causar sus interferencias.
La supuesta fiesta de los trabajadores con los posters de logros y héroes no llevará ninguna demanda por los derechos, pues en Cuba desde hace 57 años todos están felices por sus desgracias. Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Progresivamente aumentan las insatisfacciones y los acuerdos tomados por los dirigentes destruyen su credibilidad entre los cubanos. Por supuesto, no solo los trabajadores tendrán que desfilar. Las llamadas organizaciones de masas, supuestas ONG, compulsarán en los vecindarios de todos los pueblos del país, donde días antes del Primero de Mayo realizarán sus desfiles. Luego serán arriados a las plazas de las capitales de provincia y José Martí de La Habana para tratar de deslumbrar al mundo, como lograron hasta hace años, con mejores resultados que sus amigos de Corea del Norte.
(Miriam Leiva, residente en La Habana, Cuba, se encuentra de visita en Estados Unidos)