LA HABANA, Cuba.- Aunque la Primera Bienal de Diseño de La Habana, con su ambicioso emblema “Diseño y prosperidad” no ha recibido mucha atención de los medios oficiales, su circuito expositivo se extiende por más de veinte puntos desde La Habana Vieja hasta Miramar y abarca, además, una amplia diversidad del mundo cubano del diseño.
Ya un creador tan poco encasillable como Pedro Contreras, que comenzó en las artes plásticas y terminó en el diseño, había dicho sobre la eterna discusión bizantina que despierta esta disciplina. “En todo buen diseño existe un componente estético, si bien no con el grado de autonomía que tiene en el arte”, añadiendo que “el arte se siente y el diseño se usa”.
Sin embargo, “en la actualidad, con frecuencia el diseño se inclina a lo estético y la plástica se vale de los medios del diseño”, dijo Contreras.
En la galería Casa 8, en El Vedado, fue inaugurada una exposición donde se pueden apreciar varias franjas del espectro del diseño cubano: desde una instalación artística que intenta signar el patrimonio metálico de la máquina hasta la imaginería geométrica que busca expresar con eficiencia una identidad corporativa. Y precisamente conversando con uno de los jóvenes expositores, pudimos conocer más sobre la realidad de estas artes aplicadas en la actualidad cubana.
Alejandro Escobar se graduó de Diseño Informacional en el Instituto Superior de Diseño (ISDi) y ahora es allí profesor principal de Identidad Visual, Gráfica Ambiental, Taller Preprofesional y Cartel, y también ha impartido tipografía y semiótica. Como diseñador gráfico se ha especializado en Identidad Visual, Gráfica Ambiental, Diseño Editorial, Cartel, Campaña e Ilustración, y ha ganado varios premios, entre ellos de la Oficina Nacional de Diseño y del Arte del Libro. Su proyecto-campaña “Protejamos las playas” formó parte de la Bienal Iberoamericana de Diseño 2014, y sus carteles han sido expuestos en Cuba, Venezuela, Guatemala, Argentina, Bolivia, España y México.
Escobar percibe también que en Cuba “hay dos tendencias entre los diseñadores: la de los que van más al diseño museable, a las galerías, más vinculado a lo artístico; y la que defiende un diseño más técnico, totalmente por encargo, más comercial, donde el diseñador es anónimo y no se compromete con ningún estilo”.
Si algo tienen en común los diseñadores aquí es que casi todos son graduados del ISDi, “que en general busca el diseño más minimalista y sintético, que viene de la academia alemana”.
Según su consideración, el diseño cubano, a pesar de los problemas y los errores, vive un buen momento y tiene un lugar importante en el ámbito de esa especialidad en Latinoamérica.
A Escobar le parece notable la obra audiovisual de Raúl Valdés, Raupa, “que ni siquiera filma, sino que utiliza todas las técnicas de ilustración”. Y cita además aquí a Leonardo Martínez y Darwin Torres. “En el cartel, Nelson Ponce –muy buen ilustrador también–, Alejandro Rodríguez Fornet, Giselle Monzón y Darwin Fornet”, cita, sabiendo que seguramente se le escapa algún nombre. “En el diseño editorial, Alexis Diezcabezas”.
Pero no desdeña en absoluto el trabajo menos artístico, más comercial y corporativo, y se especializa en ferias, exposiciones y stands como los que realizan Elio Duarte y su equipo, Agustín Álvarez, Arturo Bustillo y Edgar Gómez, entre otros. “Hay un arquitecto no graduado del ISDi, Adolfo García (Kiko), que ha ganado muchos premios en diseño de stands”, añade el joven profesor y diseñador, que considera a Ernesto Niebla y a Alfredo Aguilera como los más vinculados a la tipografía. En cuanto al diseño web, el grupo El Estudio, considera.
La pieza El Chamán Azteca –que realizó en coautoría con la diseñadora Dailys González Quesada–, donde utiliza la ilustración, ha sido elogiada por algunos. En ella demuestra Escobar su particular enfoque, que aprovecha los campos aparentemente antitéticos del cartel y la identidad corporativa. De hecho, él ha sido uno de los profesores que ha logrado rescatar la asignatura de Cartel en el programa de estudios del Instituto Superior de Diseño.
Alejandro Escobar no se explica bien por qué se tiende a ver tan distanciados el diseño de identidad corporativa y el cartel: “Para mí”, confiesa, “si el cartel es sintético y la identidad también es muy sintética, ¿por qué no pueden confluir? Internacionalmente, creo que confluyen”. Para él, en definitiva, es un campo de trabajo a largo plazo, aunque se ha dedicado también a ramas como la campaña y, en menor medida, la cubierta y la ilustración en el diseño editorial.
Pero nunca el audiovisual ni el diseño web, porque, cree él, “quien se quiere especializar en todo termina siendo solamente aprendiz de todo”. Claro, Escobar, listo para identificar el talento y el buen hacer dondequiera y en el modo en que aparecen, reconoce que hay creadores con una versatilidad extraordinaria, “como Eric Silva, diseñador de la revista El Cuentero, que ilustra, hace buenos carteles y audiovisuales y hasta ha hecho identidad corporativa”. Y teme estar olvidando otros nombres, por supuesto.
En cuanto a su propia carrera creativa –que se cruza mucho con su pasión por el magisterio–, Escobar cree que, aunque “mi fuerte es la identidad corporativa, me gustaría seguir desarrollándome en el diseño de cartel”.