El derrumbe del socialismo, analizado por comunistas cubanos


LA HABANA, Cuba. – Tarde, pero tropiezo con un folleto descolorido por el tiempo y escrito por un grupo de analistas del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, cuya edición estuvo a cargo de la Dirección Política de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en 1992.
Más de 90 páginas para explicar las causas y consecuencias del fracaso de la experiencia socialista en Europa del Este, expuestas en el IV Congreso del Partido Comunista Cubano como “el acontecimiento internacional de mayor importancia histórica y de más profunda significación para todo el movimiento revolucionario mundial”.
Este análisis, que se planteó primeramente a puertas cerradas, sin divulgación alguna, apunta que el “desastre político” acontecido en la URSS “además de haber tenido profundas implicaciones de carácter interno en lo económico, social, político e ideológico” hizo “un gran daño al movimiento revolucionario y progresista internacional, propiciando un inusitado auge de las ideas políticas e ideológicas más reaccionarias, en su empeño por demostrar la ineficacia del marxismo-leninismo”.
El documento también hace referencia a los antecedentes de la crisis, dando a entender que Stalin y otros dirigentes fueron quienes provocaron, por acciones conscientes, las causas de dicha desintegración, según ellos, “causas evitables de haber sido erradicadas con una acción a tiempo”.
A continuación, no deja de sugerirnos que, como el socialismo llegó a esos países con la entrada de los tanques soviéticos, esta podría ser la razón fundamental de su “desmerengamiento”.
En Europa del Este, por ejemplo, los únicos países que establecieron el socialismo por su cuenta fueron Yugoslavia y Albania, que lucharon y vencieron al fascismo. “El resto aceptaron el socialismo, sin que existieran las condiciones objetivas”, indica el folleto.
También un factor agravante, según los analistas, fue el carácter de dogma ajeno a la realidad del marxismo-leninismo. La doble moral y la simulación ocuparon un lugar destacado en la vida pública, llega a reconocer el documento.

Otro de los factores que influyó en el desplome del socialismo fue “la desacertada política de los partidos hacia la religión y los creyentes, elemento que sin dudas motivó el rechazo de una gran parte de la población, producto de una política antirreligiosa, desarrollada sobre bases muy poco sólidas. Y sobre todo el crecimiento de la burocracia estatal, las violaciones a las normas más elementales de la democracia, el nepotismo y fraude, tanto del Partido como del Estado. Un ejemplo a tomar en cuenta es además que el Partido, casi en su totalidad, se caracterizó por estar en manos de una dirección envejecida e inmovilista, frenando así los intentos de renovación para el futuro”.
Esto trajo como consecuencia que la Iglesia trabajara con la juventud, los intelectuales y aquellos que abogaban por la defensa de los Derechos Humanos, el pluralismo político y otras libertades.
Respecto a los errores en la política económica, los analistas criticaron el exceso de centralismo, o sea, que la gestión de la economía la efectuara exclusivamente el Estado. También que las estructuras partidistas tuvieran resultados contraproducentes, por no estar todos sus cuadros capacitados para ello.
Como resultado, señalaron, los dirigentes se acostumbraban a que el Estado solucionara todo, “mientras que las pérdidas económicas no preocupaban realmente, ya que no se dejaba a nadie desamparado”.
Los analistas insisten en que “la conversión del marxismo-leninismo es un dogma ajeno a la realidad. La existencia de un claro divorcio entre la palabra y los hechos, en condiciones en que la doble moral y la simulación ocupaban un lugar destacado en la sociedad”, dicen.
También argumentan que las fuerzas armadas de los países de Europa del Este no estuvieron ajenas al proceso de desmoronamiento. “Con excepción de algunos países, el papel de las fuerzas armadas se dejó arrastrar por los acontecimientos. Se le inculcó la fidelidad a un partido que se autoliquidó y a un gobierno que al descorrerse el telón, se mostró carcomido e incapaz”.
El socialismo en tales países está marcado por poblaciones que sobrevivieron bajo los límites de la pobreza y por el florecimiento de economías subterráneas. Era de esperar entonces que el brusco descenso del nivel de vida y la desaparición de las conquistas sociales provocaran la desestabilización de la región.
Hoy (1992), terminan diciendo los analistas, la transformación de países socialistas en capitalistas “representa una expansión sin precedentes para el capitalismo como sistema mundial, mientras que las fuerzas de derecha adquieren un importante protagonismo histórico a nivel global”.
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