MADRID, España.- Tras la publicación del Segundo Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, que refleja la triste realidad de sectores como la salud y la educación, La Habana intenta ahora apropiarse del reporte “Inclusión y Educación. Todos, sin excepción”, para contrarrestar una situación incontestable.
Según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Cuba cuenta con una participación del 100% en la escuela preescolar. Además, citando datos oficiales cubanos, elogia la inclusión de niños con discapacidad en el programa “Educa a tu hijo”, así como el fortalecimiento de la educación sexual en las escuelas.
Los tres datos, suministrados por el propio gobierno cubano, sirven al diario oficial Granma para titular en modo grandilocuente: “Unesco reconoce liderazgo de Cuba en Educación”. La nota omite, sin embargo, un dato preocupante del informe. Cuba aparece entre los últimos países en el dominio de habilidades de la tecnología de la información y la comunicación (TIC).
Dentro y fuera del país, La Habana siempre ha considerado la educación como uno de sus caballos de batalla. Pero, el órgano oficial del Partido Comunista jamás permite que “la realidad le rompa un buen titular”.
En primer lugar, no existe modo de comparar la calidad de la educación cubana con la de otros países, debido a que la Isla no participa en mecanismos serios internacionales de verificación, como el Informe PISA. Además, masividad, inclusión y educación sexual son asuntos francamente insuficientes para medir la calidad educativa de un país, incluso suponiendo que fueran excelentes, que no lo son.
¿Puede hablarse integralmente de inclusión cuando el acceso a las universidades es oficialmente “solo para revolucionarios”? ¿O cuando se acosa a alumnos con determinadas creencias religiosas?
Como reveló el Segundo Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, un estudio independiente elaborado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), la gran mayoría considera que la educación es entre “muy mala y regular”.
Sus resultados están en sintonía con las informaciones que apuntan a un deterioro creciente del sistema educativo cubano.
El 55% de los encuestados califica entre “regular y muy mala” la calidad de las instalaciones. La mejor calificación se la llevan los profesores; y la peor, la base material de estudio. Un 65% considera que en las escuelas existe algún grado de adoctrinamiento. Para 4 de cada 10, el nivel de adoctrinamiento es muy elevado. El grupo de los más jóvenes (18-30 años) es el que cree con más contundencia (75%) que sí hay adoctrinamiento político en las aulas.
Estamos ante un sistema educativo que funciona como correa de transmisión de los dictados del Partido Comunista; algo que se refleja en los contenidos de la enseñanza, en la marginación (desde temprana edad) de quien piensa diferente, en una ausencia de educación en valores cívicos y de defensa de derechos humanos o en la inexistencia de libertad de cátedra.
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