LA HABANA, Cuba. – La votación de este domingo 26 de marzo no trajo sorpresas. Hubo baja participación ciudadana en los colegios electorales, a pesar de que el régimen hizo cuanta maniobra estuvo a su alcance y de que quiso contentar al pueblo con aquello de pan y circo.
La jornada “electoral” fue el resultado de los desaciertos políticos de un gobierno ilegítimo que no construyó consensos.
No importó que a Cutty Patica de puerco le dejaran vender la carne a 750 pesos la libra en lugares prohibidos hasta el viernes; o que, en Galería Paseo, el Malecón sin Agua, y otras tiendas de la capital, en vísperas de la votación, distribuyeran picadillo, pollo, jabón, detergente y aceite, para goce y compromiso de las atribuladas Mamita Siento un Bombo, Ma Dolores y Papito Malanoche.
El dicho reza “lo que te den, cógelo”, y no, “después que lo cojas, ve a votar”.
Luego de coger y pagar todo lo que les dieron, se dispusieron a pasar un somnoliento y hogareño domingo, para que a la delegada de la circunscripción, la presidenta del Comité de Defensa de la Revolución, o el viejo del núcleo zonal del Partido Comunista no se les ocurriera llamarles para ir a votar.
Aún no se sabe a cuánto ascendió la abstención, pero a juzgar por las calles vacías y las caras y comentarios de la gente, debe ser bastante elevada, más de lo que reconocerá el régimen al manipular las cifras.
Cuba Data, una organización establecida fuera de Cuba, había indicado que una encuesta realizada entre el 18 de febrero y el 3 de marzo arrojó que el 36.5% de los consultados no pensaba votar. No obstante, señaló que el 85% de los encuestados apoyaba al régimen (¿?).
En la Isla, el equipo Observación de Derechos Electorales lo lidera Marthadela Tamayo. Es una de las organizaciones de la sociedad civil que examina el proceso. Ellos utilizan la demoscopia para investigar la participación de la población. Sin embargo, no pueden dar datos exactos ni siquiera a nivel local, porque aunque dominen la disciplina no cuentan con el presupuesto, ni las libertades necesarias para llevar adelante tal investigación, además de las amenazas que sufren directamente de la Seguridad del Estado la mayoría de sus observadores.
Su contraparte en el gobierno es el Centro de Estudios Sociopolíticos y de Opinión (CESPO), una oficina dependiente del Comité Central del Partido Comunista, y de Rolando Polanco Fuentes, el jefe de su Departamento Ideológico en particular, y de discreto comportamiento en cuanto a publicar la información que obtienen de sus investigaciones.
El popularmente conocido como Sistema de Opinión del Pueblo (SOP) es dirigido por Raimundo Espinosa, un burócrata venido a menos que tiene a bien cuidarse de la torva mirada de la culturosa Consuelo Baeza, presidenta de la Comisión de Candidaturas y más aún de Alina Balseiro, la presidenta del Consejo Electoral Nacional que, como diría el dictador español Francisco Franco, lo tiene “todo atado y bien atado” para estas elecciones, aunque la realidad diga lo contrario.
El CESPO (se debiera pronunciar “el cepo”) es el responsable de analizar, entre otros temas, el rol de los medios en la formación de matrices de opinión, en la aplicación de la informática y la estadística en el sistema de estudios, pero sobre todo del monitoreo de las opiniones en las plataformas de la prensa nacional. Y con ese último punto, ya sabemos que aquí nadie sabe nada, porque solo el régimen puede saber.
¿Podrá el Comandante del Cepo rebelarse contra la jefa del Consejo Electoral y decir lo que sucedió realmente en las urnas?, se pregunta Nacho Capitán, mientras liba un “michiflido”, el último grito en la moda de alcoholes de bajo costo, en compañía de sus consortes de causa, en la esquina de Zanja y Soledad.
¿Analizó el Partido Comunista el comportamiento de los medios de comunicación y el rechazo que le hizo la población a la campaña de publicidad del gobernante designado y los otros 469 candidatos?
¿Sabiendo que en el listado hay obscenos ancianos y despreciables jovenzuelos, que habrá pensado el grupúsculo de zascandiles académicos comunistas? ¿Por qué se arriesgó a tanto con estas elecciones este desgobierno compuesto por zurumbáticos, petimetres, crapulosos, cagalinderos y cagalitrosos? ¿Creían que de verdad lo tenían todo atado? ¿No comprendieron que el juego cambió su dinámica después del 11 de julio de 2021?
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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