LA HABANA, Cuba.- Parece ser que los historiadores oficiales del castrismo se han decidido a contar la historia tal como fue. Al menos eso dice Sergio Guerra Vilaboy en una entrevista que le hizo Michel Hernández para Granma, órgano del unipartido de Cuba.
Sus declaraciones sorprenden sobre todo a la prensa independiente, que gusta de escribir sobre la historia de Cuba, cuando este investigador y profesor universitario, refiriéndose a la necesidad de llenarla de realidad, confiesa que “las nuevas generaciones (…) a veces buscan eso en otras partes, porque nosotros, los historiadores cubanos, no hemos sido capaces de contar la historia como realmente fue”.
A continuación, cuando el periodista le pregunta si cree que la sociedad esté preparada para ese posible debate, Guerra responde que se necesitarán más de 24 horas “para ir construyendo esa historia, sin echar por la borda la rica historia que tenemos”.
¿Quiso decir que el pueblo cubano padece de tanta invalidez mental, que aún no está preparado para conocer las verdades que se les oculta? ¿Acaso no dijo anteriormente que “las nuevas generaciones” buscan “eso” en otras partes?
¿No será que quienes no están preparados son los historiadores y los periodistas de la oficialidad, porque temen un exilio de pijama, o lo que es peor, de granja?
“Hemos contado nuestra historia de manera muy maniquea, muy en blanco y negro, hablando solo de los grandes héroes, como si fuera una historia de santos”, dice Guerra, cuando le preguntaron la razón por la cual los estudiantes más jóvenes tenían tan poco interés por nuestra historia. Por último aclaró: “Hay muchos factores. La reiteración de los mismos acontecimientos una y otra vez, termina por provocar rechazo. Cuando uno oye por la radio la misma canción todos los días, al principio te gusta, pero luego ya no quieres oírla más. Eso es lo que me temo que pasa con la historia cuando es reiterativa”.
Sin duda alguna que Guerra Vilaboy, ganador de infinidad de premios, se refiere a los discursos políticos y a la prensa nacional, atiborrada miserablemente siempre de los mismos hechos, todos bajo un mismo hermoso nombre, que por repetidos parecen grandes.
¿Habrá hecho alusión también al sórdido, estratégico y morboso reciclaje que hace a diario la prensa sobre la figura de Fidel Castro, a pesar de sus tantísimos errores que condujeron a la destrucción del país, a sus falsas historias, luego de medio siglo tan contadas en documentos teledirigidos, repletos de estereotipos y clichés?
El reto, diría yo, sería decir lo contrario de lo que se ha dicho hasta hoy sobre determinados hechos históricos que, como ya sabemos, se han manipulado, según conveniencias políticas. La prensa independiente de Cuba, más los periodistas del exilio, que ha realizado durante años un meritorio trabajo en ese sentido, lo tienen todo bien escrito.
Que no crean los historiadores que el pueblo no sabe que no hubo en realidad veinte mil muertos de Batista, que ignoran la historia del el ojo de Abel Santamaría, cómo fue la corta vida de Camilo, la condena de Huber Matos y Mario Chanes de Armas, y de muchísimos otros. Saben, no hay dudas, cómo se desarrolló en realidad la guerra de la Sierra Maestra, todo lo que hay oculto en más de medio siglo de régimen castrista.
Temo, eso sí, por ustedes, si se deciden a contradecir al Máximo Jefe Iluminado y a su hermano el sucesor, a través de un debate histórico, muy capaz de echar por la borda una historia llena de falsedades.