LA HABANA, Cuba.- “Diálogo a distancia” es el segundo texto del periodista Ciro Bianchi publicado en el mes de mayo que se vincula al líder estudiantil Julio Antonio Mella, y a su pesar, al busto del mismo que fuera eliminado del Hotel Manzana de Gómez luego de su restauración y reciente apertura.
Aparecido el día 28 en el periódico Juventud Rebelde, el artículo trata de limpiar el estado de opinión que sobre su imagen se cierne tras el desafortunado comentario que escribiera el pasado 7 con asunto similar.
En aquel, tras nombrar una larga lista de esculturas honoríficas ligadas al joven revolucionario, llega a lo que parece ser, el motivo oculto de su texto: tratar de responder a la interrogante “¿Dónde está Mella?” que ha estado haciendo en las redes sociales y medios independientes digitales, el artista cubano Luis Manuel Otero Alcántara, tras observar la desaparición del busto dentro del inmueble, actualmente administrado por la compañía Kempinski.
Calificando a la escultura “desde lo artístico como una mala pieza” y justificando su colocación en la galería central de la Manzana, como un “empeño, sin duda bien intencionado, de directivos de las varias escuelas que funcionaron en el edificio tras el triunfo de la Revolución”; Ciro Bianchi arremete contra la “preocupación de algunos” afirmando que Mella “no está olvidado ni muerto”, pero dejando de lado la cuestión primerísima: el paradero de la obra.
En el nuevo artículo, la estrategia que utiliza para desacreditar la pieza es otra. Ahora, la escultura tiene un cercano parecido al busto del “adúltero” y exdueño de la Manzana, Andrés Gómez Mena, que se encontraba con anterioridad al de Mella en aquel lugar.
El quiste de sebo que en vida tuviese aquel magnate y que fuese reproducido en su efigie, “curiosamente” encuentra un punto de similitud en la escultura de Mella, la cual tenía —o tiene— una “protuberancia en la frente que, por efecto de la luz, que le venía de arriba, parecía acentuarse según desde donde se le mirara”.
Haciendo hincapié en que “Diálogo a distancia” responde a los comentarios de investigadores del Instituto de Literatura y lingüística —y a otros— que cuestionaron abiertamente en la web algunos de sus datos, Ciro no puede evitar terminar con lo que ha generado más expectativa, el destino del busto; y haciendo uso de una pueril técnica oficialista de evasión revela su “profunda” pesquisa: la escultura “espera tal vez por un nuevo destino”.