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LA HABANA, Cuba.- La trabajadora por cuenta propia de 49 años Rebeca Calderón Díaz, vendedora ambulante, fue golpeada en plena vía pública por la agente 00602 de la PNR y conducida a la Unidad policial Capri, ubicada en calzada de Bejucal, en La Habana.
Según el testimonio de Calderón Díaz, “el martes 15 de diciembre yo estaba en mi punto de venta, ubicado en Calle Porvenir esquina a Georgia, reparto Víbora Park, cuando llegó la patrulla 573 de la PNR alrededor de la una de la tarde. La agente identificada con la chapa 00602 se bajó del patrullero y me pidió mi identificación y los documentos de mi licencia”.
La cuentapropista y miembro de la opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) explicó que “la agente de la PNR me ordenó que tenía que retirarme de mi lugar de venta porque yo estaba vendiendo productos no autorizados. Le demostré que mi licencia respaldaba la venta de todos los artículos que yo ofertaba; pero ella me dijo que no discutiera y que cumpliera la orden”.
El activista de derechos humanos Yosvani Fernández Guzmán, quien presenció la violencia policial y el arresto de Rebeca, y además grabó con su celular la agresión contra la cuentapropista, asegura que “Rebeca fue disciplinada y no ofreció ninguna resistencia. Recogió en algunas cajas todos los artículos que estaba vendiendo, cumpliendo la orden de la agente 00602; pero eso sí, como protesta por la arbitrariedad policial comenzó a gritar consignas antigubernamentales y a dejar claro que ese arresto forma parte del constante acoso a que la policía la tiene sometida”.
Fernández Guzmán refiere que “apenas Rebeca comenzó su protesta, la agente de la PNR arremetió contra ella con una violencia absolutamente injustificada, donde se apreciaba un odio inconcebible contra una mujer respetuosa y pacífica, que escasamente pesa 39 kilogramos y tiene casi 50 años de edad. ¡Es una vergüenza!”.
Alejandro Villavicencio Kesel, de 45 años y esposo de Rebeca Calderón, quien siempre acompaña a su esposa durante su jornada de trabajo, declaró a este reportero que “cuando se llevaron a mi esposa en la patrulla me comuniqué con varios compañeros de mi organización y salí para la Unidad de la policía del Capri acompañado por Yosvani Fernández”.
Luego que los opositores y activistas de derechos humanos, entre los que se encontraban Roberto Ferrer Gener, Idelys Chao Sade y otros miembros de UNPACU llegaron a la Unidad policial del Capri, supieron que a Rebeca la estaban acusando de “desacato y desobediencia”.
El activista Fernández Guzmán, quien conversó con el Mayor Castro, segundo jefe de la Unidad policial del Capri, testifica: “yo le aclaré al Mayor Castro que existía una grabación de video que mostraba claramente que Rebeca no solo no había cometido ningún desacato; sino que, además, había sido golpeada violentamente por la agente identificada con el número de chapa 00602, a lo que él me respondió que teníamos que mostrar esa prueba”.
El esposo de Rebeca cuenta que “cuando le mostramos al Mayor Castro la grabación que Yosvani hizo con el celular, el oficial mandó que le retiraran los cargos a mi esposa; no obstante, le impusieron una multa de 200 pesos (unos 10 dólares), argumentando que correspondía a una detención similar ocurrida el día 3 de diciembre”.
Villavicencio Kesel aclara: “el pasado 3 de diciembre mi esposa fue golpeada y arrestada en condiciones similares a las de este 15 de diciembre, cuando ella se negó a cumplir la orden de desalojo de su punto de venta, ordenado por dos individuos vestidos de civil que se negaron a identificarse”.
Rebeca Calderón Díaz recuerda ese 3 de diciembre, cuando después que se retiraran los dos individuos vestidos de civil llegaron dos agentes de la PNR, una de civil y otra uniformada identificada con la chapa policial 11194.
“Me ordenaron parar la venta, recogerlo todo y montar en el patrullero”, continúa narrando Calderón Díaz. “Cuando llegamos a la Unidad de la policía la agente 11194 me empujó fuertemente, y cuando yo me quejé me dijo: “Aquí sí te puedo golpear porque este es mi terreno, y aquí mando yo”. Y mientras me golpeaba violentamente en la cara profería todo tipo de ofensas groseras contra mi madre. Me tuvieron arrestada hasta las tres de la tarde”.
“Cuando salí del calabozo me entregaron un modelo de multa de 1 500 pesos que ya venía con una firma falsificada, en el lugar donde yo debía firmar. Me negué a aceptar la multa y me retiré de la Unidad policial”.
Alexander Villavicencio confiesa que “no sé cómo aquella multa de 1 500 pesos, que nunca procedió, se convirtió en la multa de 200 pesos que tuve que pagar el pasado 16 de diciembre, porque de lo contrario mi esposa no sería liberada. Yo sé que ella no está de acuerdo con que yo pagara esa multa; pero estamos a fin de año, y ya tuvo bastante con la golpiza que recibió”.
Rebeca Calderón Díaz afirma estar “siendo víctima de un acoso y violencia policial constantes; y como la policía no se cansa de amenazarme de muerte, temo que en algún momento cumplan sus amenazas”.