MIAMI, Estados Unidos. — El 23 de julio de 1989 la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) le confirió la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad a la ciudad de Trinidad y al Valle de San Luis (o de los Ingenios).
Fundada por Diego Velázquez en 1514, la entonces villa de la Santísima Trinidad fue ubicada a poca distancia de la desembocadura del río Arimao, en áreas del cacicazgo subtaíno de Guamuhaya.
Su asentamiento primitivo tuvo como centro la plaza donde se construyó la iglesia parroquial. Alrededor de ella pueden apreciarse añejas edificaciones, construidas entre los siglos XVII y XIX, que constituyen verdaderos monumentos por su valor artístico y arquitectónico y en las que en la actualidad existen varios significativos museos.
La arquitectura colonial de Trinidad se caracteriza por amplias, ventiladas y cómodas casonas y palacios de desmesurado lujo para integrarse al arte colonial cubano, lo que la convierten en una indiscutible joya no solo de Cuba, sino del continente.
Por su relevancia, igualmente la ciudad de Trinidad ostenta la categoría de Monumento Nacional.
El 30 de julio de 2018, la ciudad recibió la condición de Ciudad Artesanal del Mundo. Obtuvo ese reconocimiento tras ser examinada palmo a palmo por varios integrantes del Consejo Mundial de Artesanías (WCC, por sus siglas en inglés).
En ese momento el Centro Histórico aún presentaba un alto grado de deterioro, sobre todo en las zonas de mayor antigüedad, que eran los barrios surgidos en el siglo XVIII.