SANTIAGO DE CUBA, Cuba.- A raíz del trágico accidente que cobró la vida de 112 personas en un vuelo que cubría la ruta Habana-Holguín el pasado 18 de mayo, autoridades de Cubana de Aviación han suspendido la transportación interprovincial y los viajes a países del Caribe y Canadá.
El déficit que presenta la aeronáutica estatal cubana sigue siendo un punto de temor para los que se deciden por esta forma de transportación, reconocida por ser la de mayor seguridad, pero los recientes acontecimientos y el grado de explotación de estos aviones solo han generado desconfianza e inseguridad para los pasajeros.
Una trabajadora de la Oficina de Cubana de Aviación en Santiago de Cuba que se hace llamar Ibis María, reveló a CubaNet que desde mediados del 2017 Cubana de Aviación venía presentado problemas y eran más las personas que reintegraban los boletos que los que viajaban. “Al final los pasajeros eran transportados en ómnibus de Transtur hacia sus destinos en los casos de carretera, y a la Isla de la Juventud por catamarán, porque los pocos aviones existentes eran puestos para cubrir la demanda de extranjeros desde la capital a los Cayos, y algunas veces a Santiago y Holguín”.
En la misma oficina varias señoras, que se encontraban reintegrando sus boletos del mes pasado, relataron su reciente experiencia cuando fueron transportadas hacia la ciudad santiaguera en un avión pequeño con hélices, “el viaje era para las dos de la tarde, pero tuvimos que esperar que el avioncito con su calma y paciencia hiciera el recorrido. Primero salió de Nueva Gerona hasta La Habana, de La Habana hasta Camagüey, de Camagüey hasta Holguín y de Holguín con regreso a La Habana, para luego cubrir la demanda entre La Habana y Santiago de Cuba, con retorno esa misma noche. Al final salimos pasadas las dos de la madrugada y llegamos a Santiago a las 4:10 am. Una espera tediosa, hubiera sido mejor el traslado en guagua”, lamentaron.
“Tras la caída de la aeronave que iba para Holguín ya no es un secreto que no tenemos avión, a eso se suma también que la pasada semana suspendieron los vuelos regulares hacia Santo Domingo y Canadá, y terminaron reembolsando el monto completo a aquellos pasajeros que no quisieron viajar o cambiaron de fecha a los que sí se decidieron”, criticó un trabajador del Aeropuerto Internacional Antonio Maceo y Grajales de la ciudad santiaguera, quién prefirió mantenerse bajo el anonimato, a causa de las graves consecuencias que pudiera sufrir si se revelara su identidad.
“Lo peor que han hecho es quitar las guaguas que cubrían los boletos que ya se habían vendido, el ATR que está volando tiene que cubrir varias provincias antes del viaje entre Santiago y La Habana; Dios quiera y no ocurra otro accidente, porque la explotación diaria de la aeronave es notable y el mantenimiento es mínimo”, reprochó.
Por otra parte, en llamada telefónica a la Oficina de Cubana de Aviación de Santiago de Cuba, la representante de la aerolínea dijo que los ómnibus fueron suspendidos por completo a partir de este lunes 4 de junio, “las últimas guaguas salieron entre sábado y domingo con los pasajeros que quisieron viajar, porque muchos ya habían reembolsado su boleto tras el accidente de mayo. A partir de ahora, y hasta el domingo 17 de junio, entre Santiago y La Habana habrá un solo vuelo en la noche, cumpliendo con los pasajeros que persistan en viajar; después del 18 no sé lo que pasará, porque hasta el momento se cancelaron las ventas de los meses de vacaciones”.
Desde hace meses la aerolínea venía sufragando las repentinas cancelaciones de los vuelos internos, con el hospedaje ocasional en hoteles por varios días de los pasajeros que no residían dentro de la provincia, cubriendo además su alimentación y el reintegro en parte de su ticket. Aunque para muchos la idea de hospedarse en hoteles era conveniente, por lo costoso de las instalaciones para los cubanos de a pie, para otros representaba una cuenta regresiva porque podían perder cualquier gestión de relevancia y previos compromisos.
Sin embargo, debido a las cada vez más frecuentes suspensiones, Cubana de Aviación ya no podía seguir subsidiando la estadía de tantas personas en los hoteles de la urbe santiaguera, es por ello que optó por contratar a Transtur para llevar a los pasajeros vía terrestre hasta sus respectivos destinos, lo que ha aumentado la insatisfacción.
Al final, en la oficina de ventas, una de las señoras volvió a la carga y sentenció: “quienes nos montamos ahí, ¡o somos locos o intrépidos!, porque como están las cosas en Cuba, en cualquier momento se vuelve a caer otro avión”.