MIAMI, Estados Unidos.- Activistas cubanos, organismos internacionales y gobiernos extranjeros han denunciado que el régimen de la Isla utiliza la actual crisis epidemiológica para reprimir a miembros de la sociedad civil independiente.
Hace tres días, el activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotor de Cuba Decide Roilán Álvarez Rensoler fue citado para interrogatorio por agentes de la Seguridad del Estado en el municipio Julio Antonio Mella, donde él radica.
En la estación policial fue recibido por dos agentes de la policía política y un oficial con el grado de mayor, quien le informó que sería procesado por el presunto delito de “desacato”.
Según declaró a CubaNet el exprisionero político Ovidio Martín Castellanos, Álvarez tosió dentro de la estación policial y, de inmediato, ordenaron trasladarlo al hospital militar Dr. Joaquín Castillo Duany, de Santiago de Cuba, por sospechas de coronavirus.
Más tarde, fue enviado al hospital Ambrosio Grillo, donde lo mantendrán aislado por 14 días, mientras le realizan las pruebas para descartar que esté infectado.
El miembro de la dirección de UNPACU explicó que, hasta el día de hoy, a Roilán no le habían permitido establecer comunicación con sus familiares. Iba a ser procesado de forma arbitraria por un delito que, asegura, no cometió. Solo por toser fue internado en un hospital donde hay casos positivos de la COVD-19.
Roilán Álvarez Rensoler, fundador de la UNPACU, es uno de los activistas que más represión ha sufrido a manos de los agentes del Ministerio del Interior (MININT).
Luego de varios meses en prisión fue liberado en noviembre de 2013, al probarse que la acusación de robo en su contra se basaba en un testimonio falso de una persona que, según la UNPACU, cumplía orientaciones de la policía política. De acuerdo con el grupo opositor, el detenido habría sido golpeado y torturado durante ese tiempo.
El santiaguero, de 34 años de edad, ha recibido las más salvajes golpizas por parte de oficiales de la Seguridad del Estado, perpetradas casi siempre por el tristemente célebre Dainier Suárez Pagán, quien tiene un amplio historial represivo contra los activistas santiagueros.
En 2016, después que ese agente le propinara una brutal golpiza que le provocó escoriaciones en su rostro, Roilán declaró que no recordaba el número de golpizas recibidas. “Han sido tantas las veces que me han golpeado que no podría enumerarlas”, dijo.
Uno de sus últimos episodios de terror ocurrió el 1 de julio de 2019, cuando el agente que se hace llamar Ferro le fracturó el dedo índice de la mano derecha y le provocó varias lesiones en otras partes del cuerpo.
Ante la emergencia, la UNPACU hizo un llamado de alerta sobre el internamiento arbitrario del activista junto a pacientes diagnosticados con la COVID-19 y responsabilizó al régimen cubano por los daños a la integridad física del opositor.
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