LA HABANA, Cuba. – El prisionero Carlos Samir Cárdenas Cartaya denunció vía telefónica desde el centro penitenciario de máximo rigor Combinado del Este, de La Habana, que fue agredido “una vez más” por otro recluso, con la anuencia, según afirmó, de los directivos de la instalación carcelaria.
De acuerdo con su testimonio, el agresor en esta ocasión habría sido un recluso nombrado Yosvany Hernández Alonso. Cárdenas Cartaya asegura que el pasado 27 de mayo esta persona lo atacó por la espalda mientras hablaba por teléfono en el patio del edificio y le golpeó los ojos y el rostro. Debido a este ataque, según dio a conocer, quedó con la cara inflamada y con varias heridas. No obstante, hasta el momento de comunicar su denuncia las autoridades carcelarias no le habían suministrado ningún medicamento.
Además de denunciar el ataque, el interno aprovechó la oportunidad para acusar al ministro del Interior, general de división Lázaro Alberto Álvarez Casas, así como al jefe de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios, general de brigada Abelardo Jiménez Rodríguez. También al director de la prisión Combinado del Este, teniente coronel Adonis Charchabal Mejías y, por último, al jefe del edificio 2, donde se encuentra prisionero, mayor Vladímir Echevarría Álvarez, por permitir una vez más que un recluso lo agreda.
Carlos Samir Cárdenas Cartaya tiene 47 años de edad y ha estado en reclusión desde hace más de 20. El interno dio a conocer anteriormente que “desde hace un tiempo” ha padecido de varias dolencias oculares que causan la eventual pérdida de la visión, como hemovítreo (presencia de sangre en el humor vítreo), glaucoma y desprendimiento de retina.
En el mes de septiembre de 2022 fue operado en el Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer (también conocido como “Liga contra la Ceguera”).
A propósito de esa intervención quirúrgica el prisionero denunció en aquella oportunidad que el director del Hospital Nacional de Reclusos (HNR), teniente coronel Carlos Espinosa Carbonel, ordenó que le dieran el alta un mes después de operado, en contradicción con lo estipulado por su cirujana en la historia clínica, que fueron tres meses de reposo absoluto.