LA HABANA, Cuba, 16 de junio, Manuel Alberto Morejón/ www.cubanet.org- Cada “Día de las Madres y de los Padres”, en la populosa calle 12, desde la avenida 23 hasta la entrada al Cementerio de Colón, la venta de flores sobrepasa la gastronomía. A la gente se le olvida, desde el amanecer hasta poco después del mediodía, inclusive el hambre, con tal de comprar un ramo de flores para sus difuntos seres queridos.
Es un caudal de gentes bulliciosas que suben y bajan como “hormigas locas”, que van de tarimas en tarimas y de vendedor en vendedor, agitando a los comerciantes para poder comprar el mejor ramillete de flores.
El gran desencanto viene cuando ven que lo que está al alcance de su bolsillo, solo son flores repetidas, mustias y deslucidas, que no es lo que quisieran para sus seres queridos.
Sin embargo, en el medio de esa misma calle, se levanta pomposamente la floristería “Flor Habana”, sólo al alcance de los que tienen solvencia en moneda dura, empresarios y extranjeros que pueden pagar 1.80 CUC ( 43 pesos cubanos, aproximadamente la sexta parte del salario promedio del cubano) por una sola flor.