MIAMI, Estados Unidos. – En las alturas de la Avenida de los Presidentes, popularmente conocida como calle G, en el Vedado habanero, se encuentra el complejo monumental a la memoria de José Miguel Gómez, mayor general del Ejército Libertador y presidente de la República de Cuba entre 1909 y 1913.
El monumento, inaugurado el 18 de mayo de 1936, fue realizado por el escultor italiano Giovanni Nicolini. La obra exhibe la estatua en bronce de la figura de José Miguel Gómez a un tamaño de 3,50 metros, sobre una base de granito rosa proveniente de las canteras de Rávena, en el noroeste de Italia.
En los costados del mausoleo aparecen seis figuras que representan las provincias en las que estaba dividida la Isla en ese período, escoltadas por la bandera cubana. En la base se ubican dos estatuas de mármol que representan la fuerza y la magnanimidad. El exterior del monumento se encuentra coronado en sus esquinas por dos grupos escultóricos: uno de ellos representa la Historia y el Tiempo, con la Libertad en el medio; en el otro figuran el Derecho y la Ley, con la Paz en el centro.
La fastuosa obra escultórica ha sido cuestionada y agredida en diferentes épocas.
Aunque es fastuoso, en diversos momentos diferentes grupos de cubanos han solicitado que se retire el monumento dedicado a José Miguel Gómez, acusado de racista por ordenar la sangrienta represión de los Independientes de Color en 1912.
Hace 10 años el grupo de rap Obsesión dio origen a un debate acerca de la pertinencia (o no) de la estatua del expresidente cubano. En su canción “Nueva Calle G”, el grupo dice: “No entiendo qué hace ese tipo ahí, después de una Revolución que se hizo aquí”. “Hago un llamado al graffiti cubano. ¡Si no la tumban vamo’, la graffiteamo’! Túmbenlo”.
Sin embargo, intelectuales cubanos como el arquitecto Mario Coyula han impedido que la monumental obra sea desmantelada gracias a su defensa de la historia como testimonio arquitectónico, social y político.
También ha dicho que, si bien como presidente José Miguel Gómez fue corrupto y ordenó la represión de los Independientes de Color en 1912, también fue un destacado combatiente de las guerras por la independencia de Cuba en el siglo XIX.
En ese entonces, el eminente arquitecto aseguró: “La historia no se puede cambiar, y mucho menos demoler; pero sí interpretar… Para eso están los ensayos y libros, los debates y polémicas”.
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