LA HABANA, Cuba.- Desde la prisión Combinado del Este, en La Habana, Donger Soroa González comparte detalles de la represión sufrida como represalia por haber participado en las protestas populares del pasado 11 de julio de 2021 en la isla.
Donger Soroa, de 31 años, vive en el reparto La Víbora, en el municipio Diez de Octubre. Al ser apresado trabajaba en la empresa Aguas de La Habana como albañil y plomero. Soroa contó a CubaNet que el 11 de julio estaba sentado en el parque de Santa Catalina y Diez de Octubre cavilando sobre los numerosos problemas que agobiaban a él y mucho cubanos, como por ejemplo que el sueldo no le alcanzaba para alimentar a su hijo, cuando de pronto vio acercarse a una multitud que coreaba exactamente sus mismos reclamos: medicinas, comida, un sueldo digno, libertad. Fue así que decidió unirse a la marcha.
Donger recuerda que los manifestantes lograron llegar hasta la esquina de Toyo (calzada de Diez de Octubre y calzada de Luyanó), pero allí los esperaban grupos de las brigadas de respuesta rápida, las Tropas Especiales antimotines, policías, brigada canina y otros. Soroa detalla que los represores uniformados y de civil agredieron brutalmente la marcha pacífica, y fue entonces cuando los manifestantes comenzaron a responder a esos ataques y así volcaron la perseguidora. Donger sostiene que en ningún momento tenían intención de asaltar el sector de la Policía como pretenden hacer creer el gobierno y los medios oficialistas, sino que los ciudadanos solo querían marchar en paz.
Donger Soroa González denuncia que fue arrestado en la tarde del 19 de julio al llegar a la casa de una prima en la calzada de Diez de Octubre. El policía que iba con él en el asiento trasero de la patrulla lo golpeó. En esa patrulla lo llevaron para un sector de la PNR conocido como “El Hueco”, relativamente cerca de Coco y Rabí, en Santos Suárez. Al día siguiente lo trasladaron para la División de Investigación Criminal y Operaciones de 100 y Aldabó, donde permaneció por 45 días. Revela que debido a la violencia e intensidad de los interrogatorios en ese centro de detención llegó a subirle la presión.
Este joven también sufrió desaparición forzada, pues destaca que sus familiares no supieron de su paradero por 31 días durante los cuales lo buscaron exhaustivamente hasta que una vecina, madre de otro joven preso como él, lo ubicó por casualidad a través de su hijo y les avisó. Desde 100 y Aldabó lo trasladaron para la prisión de Ivanov, donde lo mantuvieron por 90 días. Allí, revela, vio a otros manifestantes del 11J que habían sido golpeados. Finalmente lo trasladaron para el Combinado del Este.
Donger Soroa González enfrenta una condena de 25 años de cárcel por el supuesto delito de sedición. Fue juzgado recientemente y está esperando que baje la sentencia. Lo acusan también de destruir una moto de la Policía y de romper las puertas y ventanas del sector de la PNR de Tamarindo y Diez de Octubre con palos, piedras y botellas. “Nosotros no teníamos nada de eso”, asegura Donger, “solo contábamos, si acaso, con las mismas piedras que nos tiraban los represores”.
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