Maltratos, humillaciones, hambre: la experiencia de un exprisionero político en Valle Grande

LA HABANA, Cuba. – El exprisionero político Tony Alberto Salazar Deulofeo fue liberado el pasado 25 de diciembre de 2022, luego de cumplir dos años de cárcel en la penitenciaría de Valle Grande, lugar donde vivió abusos, humillaciones y hambre, asegura.
Según contó a CubaNet el activista del Movimiento de Opositores por una Nueva República (MONR), en prisión vivió y fue testigo de abusos contra los reclusos.
“A mí me humillaban, me decían que no era preso político, que era común, me ofendían, me daban golpes; decían que era agresivo. Lo único que yo puedo hacer contra ellos es levantar mi voz y denunciar todas las cosas mal hechas”, expresó el opositor.
Asimismo, Salazar Deulofeo relató que los agentes de la Seguridad del Estado le hablaban “mal” de los líderes y miembros de la oposición. “Decían que era un monigote instruido por la oposición, pero yo sé que querían manipularme y que trabajara para ellos”, aseguró el activista, quien fue acusado de los supuestos delitos de desobediencia y resistencia.
El día que más golpes recibió, fue cuando salió en defensa de otro preso político, Daniel Monterrey Santiesteban, conocido como El Trompo, quien se encontraba en su misma compañía. En esa ocasión cuatro oficiales lo golpearon salvajemente.
“Me llevaron para un cuartico, tres guardias me aguantaron mientras uno me daba piñazos por el pecho y por la cara. Después de eso querían acusarme de atentado”, dijo.
Otra de las formas de tortura que utilizan los guardias de prisiones consiste en enviar a los reclusos de causas comunes a atacar a los políticos, prometiéndoles beneficios a los primeros, según relató Salazar Deulofeo.
Crisis de comida y medicinas en Valle Grande
“En Valle Grande hay muchos robos con la comida: desde los jefes de logística hasta ‘el-abre-puertas’ cargan con todo lo que mandan para cocinarles a los presos y lo que terminan haciendo es un poco de sancocho; entonces el recluso no reclama por miedo”, contó.
Según describe el delegado del MONR, el arroz lo reparten en un jarro de aluminio picado a la mitad y a ras; el picadillo es una pasta que parece “vómito”; la mermelada la dan en una tapita de pomo de refresco (pepino); y la sopa la elaboran con la misma agua donde hierven las viandas, ya sea plátano o yuca.
“Además, muchas veces el té que daban en las mañanas como desayuno era de la misma agua donde hervían los huevos. En diferentes ocasiones encontré pedazos de cascarones dentro de la infusión, y era muy desagradable”, detalló.
Sobre los fármacos, Salazar Deulofeo refirió que, a pesar de que hay pocos “o casi ninguno”, muchas veces no dejaban pasar los que llevaban los familiares de los reclusos.
“No hay medicamentos para los dolores ni para las hemorroides y casi todos los presos padecen de esto por la mala alimentación; lo peor es que cuando un preso reclama o hace la denuncia, en seguida lo maltratan o lo amenazan con quitarle los beneficios”, aseguró.
Dos años sin “pabellón”
Los dos años de privación de libertad de Tony Alberto Salazar Deulofeo no solo fueron duros para él sino también para su familia. Según cuenta su esposa, Evis Yuneiky García Coto, en ese tiempo fue muy difícil conseguir lo mínimo necesario para llevarle en las visitas mensuales.
“Las visitas fueron bastante cortas porque no había presupuesto, fueron bien pobres en el sentido de que la comida era lo mínimo, cualquier bobería que uno pudiera conseguirle porque la ayuda fallaba bastante o llegaba muy tarde; en algunas ocasiones dejé de visitarlo porque no tenía qué llevarle”, lamentó la también activista del MONR.
Salazar Deulofeo nunca disfrutó del beneficio del pabellón conyugal en todo el tiempo en el que estuvo recluido.
“Nunca fuimos a un pabellón (…). Era duro para los dos, pero más para él que estaba preso entre cuatro paredes”, apuntó.
Salazar Deulofeo, un “guajiro bruto” que no sabe leer ni escribir y que se ganaba la vida como bicitaxista, pescador submarino y criador de cerdos antes de ser encarcelado, seguirá “pa’lante, sin miedo, en pie con sus hermanos”, comentó él mismo.
“Aunque me pongan tropiezos los voy a superar, aunque me metan preso, aunque me machuquen, nunca me voy a rendir”, aseguró el opositor de 38 años.
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