MIAMI, Estados Unidos. — La escasez de productos de todo tipo en Cuba, acentuada en las últimas décadas con la consolidación del modelo socialista impuesto por Fidel Castro, puede hacer creer a los cubanos que la Isla siempre ha sido un reducto de la pobreza y la miseria. Nada más lejos de la realidad.
En el período comprendido entre 1902 y 1959 Cuba fue una vitrina para las grandes marcas estadounidenses y de otras latitudes, que repletaban los anaqueles de los centros comerciales de la Isla.
El país caribeño, donde ahora escasean los artículos de limpieza y aseo, fue en la década de los años cincuenta del pasado siglo el primer productor de detergente en América Latina, con reconocidas marcas como el ACE, con su famoso slogan “Hace de todo”.
En ese mismo apartado, era común ver en la Isla el jabón de lavar Rina o el detergente de la reconocida marca estadounidense Tide.
La carne, los productos procesados (desde helados hasta golosinas), la leche y las bebidas de todo tipo tampoco escaseaban en el país caribeño. De hecho, la embotelladora Latinoamericana fue en su momento el cuartel general de Canada Dry en Cuba. Desde allí se distribuía la producción del conocido refresco hacia casi todos los rincones del país.
Cuba también acogía sucursales de importantes gigantes del petróleo y el gas. Una de las de mayor presencia en la Isla fue la Shell, aunque también operaba la norteamericana Texaco, entre otras.
La mayoría de las grandes marcas de automóviles tenían espacio en Cuba, donde era común ver circular lo mismo un Buick que un Chevrolet.
La lista de productos y bienes que la nación caribeña perdió o dejó de producir en las últimas seis décadas es interminable. Lo que parece no serlo es la angustia del pueblo de la Isla, que sueña con recuperar lo que algún día tuvo.
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