MIAMI, Estados Unidos. — Giselle Muñoz Galluez, una enfermera cubana residente de la provincia de Sancti Spíritus, calificó de “amarga experiencia” su reciente estancia en el Hotel Grand Memories, ubicado en Cayo Santa María.
La denunciante señaló en su perfil de Facebook que llegó a esa instalación en la mañana del pasado 31 de diciembre con el objetivo de esperar allí el Año Nuevo. Sin embargo, el hotel no era lo fue lo que esperaba.
“Me pusieron la manilla para poder consumir e ir a almorzar y me dieron el número de mi supuesta habitación, a la que no podíamos ir aún porque la estaban limpiando. La recepcionista nos dijo que a cada rato pasáramos a preguntar si ya estaba lista. Para no hacer muy larga la historia, recibí la habitación a las 6:20 de la tarde, junto con la mayoría de los demás clientes… Entré a la habitación y qué me encontré: ¡La habitación ocupada! La suerte fue que no había nadie saliendo desnudo del baño o en una situación aún más vergonzosa”, relató Muñoz Galluez.
No obstante, los retrasos no fueron el único inconveniente que tuvo que enfrentar la enfermera, quien describió las deplorables condiciones en que se encontraba la instalación.
“Me dieron otra habitación. Nos instalamos a las siete de la noche, hora casi de ir a cenar. El aire acondicionado no enfriaba, el refrigerador no enfriaba, la ducha no tenía agua caliente, el televisor no tenía mando ni se veía porque tenía la pantalla partida y las colchas de taparse olían a nido de ratón”, aseguró la mujer.
Ante esa situación, Muñoz Galluez intentó, sin éxito, que la gerencia del hotel le devolviera su dinero.
“Volví a bajar a recepción y mande a buscar al gerente y al director general para que me devolvieran mi dinero porque era 31 de diciembre y aún yo no me había instalado en el hotel. Me dijeron que no se podía. Lo más que podían hacer era darme unas horas más de estancia el día de mi salida”.
Molesta por el mal trato y el mal servicio, la enfermera se dispuso a cenar, sin imaginar que el restaurante del Grand Memories Santa María ni siquiera tenía carne de cerdo.
“Muy molesta me fui a la cena, cena de 31 de diciembre sin carne de cerdo, sin comida prácticamente, sin personal para atender que abasteciera la cantidad de clientes, no había dónde sentarse, las únicas mesas libres estaban sucias y cuando las limpiaban les pasaban un trapo con el mismo que limpiaban todas las demás mesas y sin una gota de cloro o algún otro desinfectante sabiendo que estamos en medio de un posible rebrote”.
Giselle Muñoz Galluez indicó que situaciones de ese tipo se repitieron a lo largo de su paso por una instalación donde, además de la escasez, reinaba la mala atención al cliente y la falta de higiene.
“Me siento estafada, y está de más recordar que el dinero está muy duro de conseguir para botarlo así. No son cinco pesos, es mucho dinero”, finalizó la mujer, que no especificó el monto que tuvo que desembolsar para reservar su estancia en el hotel.
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