MIAMI, Estados Unidos. – Conforme aumenta la represión de las autoridades cubanas contra miembros de la sociedad civil independiente, también empeoran las condiciones de supervivencia de los presos políticos.
Este martes, el líder opositor José Díaz Silva denunció a través de CubaNet la precaria situación en materia de alimentación y atención médica que sufren varios de los activistas del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR) en prisión.
Desde el centro penitenciario Combinado del Este, de La Habana, Silva fue informado vía telefónica por el activista Lázaro Rolando Kessel Barrueto que los reos estaban afectados por un brote de diarrea, provocado por el consumo de “picadillo en estado de putrefacción”.
“Kessel se encuentra exactamente en el edificio número dos, cuarto piso, ala norte y me dijo que ese picadillo tenía una hedor terrible y así mismo la mayoría tenía que comerlo. Lo peor es que lo que les están dando para intentar parar el malestar es agua con sal”, lamentó Silva.
Kessel Barrueto, delegado del MONR, se encuentra desde 2016 cumpliendo una condena de cinco años por los supuestos delitos de “atentado” y “desacato”. Ha sido confinado en celda de castigo en reiteradas ocasiones por negarse a recibir el plan de reeducación comunista.
Mientras tanto, Ángel Castro Carrera y Manuel Santana Vega, otros dos presos políticos que se encuentran recluidos en la prisión de Valle Grande, denunciaron un brote de escabiosis que “no hay cómo frenar”, según sus propias palabras.
“Los dos me dijeron lo mismo, no hay medicinas, no hay comida, no hay agua, no hay nada, mucha represión, eso sí, de sobra”, recalcó.
Castro Carrera fue sentenciado en agosto pasado. Durante un juicio sumario, donde le negaron su derecho de contar con un abogado, recibió una condena de 12 meses de privación de libertad por “desacato”.
Por su parte, Santana Vega fue acusado del mismo presunto delito y ahora espera juicio. El activista no solo sufre de sarna; ahora padece de granos en la cabeza y los médicos del penal le han negado la atención médica.
“Están acabando con nosotros los presos políticos, por nuestra firmeza, porque no pactamos con el tirano”, denunció Santana durante la llamada telefónica.
En Cuba, la escasez de productos de primera necesidad y la falta de medicamentos han contribuido al aumento de enfermedades infecciosas de la piel, tal como la sarna.
Aunque en 2020 se han reportado numerosos casos de escabiosis en la Isla, la enfermedad ha golpeado con mayor fuerza en lugares donde no existen las condiciones para mantener de manera correcta la higiene.
Por su parte, la negativa de los médicos y autoridades de las prisiones en Cuba para brindar asistencia adecuada a los prisioneros políticos, no es un hecho aislado.
Keilylli de la Mora Valle, Bianko Vargas Martín y Maykel Herrera Bone son solo tres de los activistas que han sido privados de libertad por su oposición pacífica al régimen. Luego, como parte de la política represiva en su contra, se les ha negado la asistencia médica adecuada en las cárceles cubanas.
A Herrera Bone, por ejemplo, el Departamento de la Seguridad del Estado le ha propuesto atención especializada a cambio de que cese sus denuncias. Como forma de ejercer presión, se ha visto obligado a sostener varias huelgas de hambre en la prisión para portadores del VIH, en Güines, Mayabeque, a pesar de su delicado estado de salud.
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