MIAMI, Estados Unidos. – La crisis económica y financiera que atraviesa Cuba podría llevar a la Isla a adoptar definitivamente el Bitcoin, una opción que, en teoría, permitiría al régimen escapar de las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos.
Boaz Sobrado, analista de datos y el fundador de WhyNotCuba.com, un sitio especializado en turismo, sostiene que las criptomonedas podrían convertirse en el salvavidas de la maltrecha economía cubana, que desde hace meses presenta serias dificultades para captar divisas.
“Los cubanos viven bajo un alto nivel de censura financiera, así como una inflación rampante. Mientras tanto, su acceso a las divisas extranjeras se ha visto fuertemente restringido este año debido a COVID-19 y a las sanciones de los Estados Unidos. Esto ha aumentado el atractivo de las criptomonedas, muchas de las cuales actúan como almacenes de valor resistentes a la censura”, indicó Sobrado en un artículo publicado en el portal digital Decrypt.
El analista señala además que este método no solo favorecería al propio régimen, sino también a negociantes, emprendedores y ciudadanos en general, que tendrían más libertad para emplear sus activos fuera de la fiscalización del Estado.
Con el turismo a la baja, las remesas familiares en su peor momento y una proyección de contracción económica de un ocho por ciento, los mercaderes del Bitcoin ven en Cuba un terreno fértil a explotar.
“Ahora tenemos una situación en la que muchos cubanos buscan una forma de recibir dinero del extranjero y de preservar el valor de sus ahorros. Y cada vez más se están volcando hacia las criptomonedas. La popularidad de Bitcoin en Google Trends está en su punto más alto. Nuevos servicios como Bitremesas facilitan a los cubanoamericanos el envío de dinero a casa usando criptodivisas”, agrega Boaz Sobrado.
En términos prácticos, el negocio funciona de la siguiente forma: los cubanoamericanos compran Bitcoin en Estados Unidos y lo venden por dinero en efectivo en Cuba, lo que les permite ayudar a sus amigos y familiares; mientras que en el otro lado de la transacción están los cubanos que compran Bitcoin porque buscan especular, preservar su riqueza o hacer transacciones con el extranjero.
Pese a que muchos cubanos prefieren conservar los dólares físicos, las circunstancias tampoco favorecen la acumulación de esa divisa, menos ahora que el estado cubano busca monopolizarla.
En ese sentido, el Bitcoin y otras criptodivisas podrían ser la respuesta al hartazgo generalizado de los cubanos ante la devaluación del peso cubano. La iniciativa también podría ofrecer soluciones al propio régimen, sometido a un férreo cerco financiero.
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