MIAMI, Estados Unidos.- Una venezolana relató este martes las atroces violaciones y torturas que sufrió durante cuatro meses de secuestro, ante a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La víctima, Linda Loaiza López, pidió la organismo interamericano en una audiencia celebrada en San José de Costa Rica responsabilizar al Estado de su país por la falta de justicia en su caso.
López fue secuestrada en marzo de 2001, a los 18 años de edad. Según describió la agencia AFP, narró con voz quebrada no solo la violencia que sufrió durante su encierro, sino además el calvario ante la justicia venezolana al intentar conseguir un castigo para a su agresor.
La joven sufrió triple fractura de mandíbula, fracturas de nariz, requirió reconstrucción de los pabellones de las ojeras, tratamiento de ortodoncia, reconstrucción vaginal y atención psicológica y psiquiátrica.
La tuvieron que someter a más de quince cirugías y estuvo hospitalizada durante un año para las reconstrucciones en su rostro.
El secuestrador fue Luis Carrera Almonia, entonces rector de la Universidad Nacional Abierta.
“Durante mi cautiverio fui sometida a violencia sexual, amenazas, torturas, de forma sistemática durante cuatro meses. Sufrí violaciones diariamente, fui agredida con las manos, con palos, me tenía amordazada y esposada. El agresor apagaba cigarros en mi rostro”, relató Loaiza.
Médicos en calidad de testigos dijeron que no habían tratado lesiones similares ni siquiera en víctimas de accidentes de tránsito.
“El día de mi rescate el agresor me vio totalmente desvalida, sin fuerzas, sin animo, y ese día antes de salir fue el único día que no me amarró. Quedé ahí tirada, ensangrentada, violada, torturada entonces saqué todo lo que tenía, le pedí a Dios mucha fuerza y pude arrastrarme y rodar para llegar a un ventanal y pedir auxilio”, dijo Loaiza, ahora de 35 años.
La Fiscalía venezolana se negó a atender su caso originalmente porque el agresor era hijo de una persona con influencia política. “Es el hijo del rector de la Universidad Nacional Abierta. En ese momento, él estaba relacionado a un grupo de familias de intelectuales y escritores y todo el sistema se orquestó para que la impunidad estuviera allí”, dijo Loaiza.
Contó que a pesar de tener todas las pruebas contra su agresor, este fue absuelto en primera instancia en 2004. Seis años después, en segunda instancia, fue condenado por privación de libertad y lesiones corporales, pero absuelto por violación e intento de asesinato.
“El proceso ha sido tedioso, trágico, ha sido mucho sufrimiento al que he estado sometida todo este tiempo y mi familia también, mis padres y hermanas, mis proyectos iniciales de vida fueron truncados”, afirmó la víctima.
Agentes del Estado venezolano en la audiencia se abstuvieron de interrogar a López, y en su lugar expresaron su solidaridad con la víctima por la violencia sufrida.
Por su parte, López solicitó a la CIDH “que el Estado venezolano sea declarado responsable por violación, tortura, por todas las violaciones de derechos humanos que sufrí, y que siguen sufriendo las mujeres en Venezuela”.
El presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Francisco Eguiguren, señaló que el Estado venezolano es responsable de la falta de diligencia en sancionar “adecuada y proporcionalmente la extrema violencia de la que fue objeto” la víctima en este caso, enviado en 2016 a la corte con sede en Washington.
Tras recuperar su libertad, Linda Loaiza López estudió derecho, especializándose en derechos humanos internacionales. Tras su formación académica se ha dedicado al activismo en defensa de mujeres víctimas de violencia.
“Soy reflejo de la violencia física, sexual y psicológica que enfrentamos las mujeres, El Estado garantizó la impunidad, no mis derechos”, declaró López a la CIDH.