LA HABANA, Cuba.- El Departamento de Planificación Física en el municipio Arroyo Naranjo de esta capital ofreció un ultimátum de siete días, para que los cuentapropistas con comercios asentados en portales de viviendas encuentren un nuevo sitio donde ubicar sus negocios.
La medida, que ya fue anunciada en municipios como Centro Habana, Cerro y La Habana Vieja, está siendo notificada por los inspectores de la entidad, quienes advierten que el incumplimiento de la orden conllevaría a la imposición de multas y la retención de la licencia operativa, según informan cuentapropistas que ya fueron apercibidos.
Regulaciones dictadas desde 2015 establecen que los negocios deberán quedar por detrás de la segunda línea de fachada. De acuerdo a Manuel Feijó, vendedor de discos DVD y CD, los inspectores exponen que la normativa se expide para las arterias y zonas céntricas con la intención de reordenar el acceso a los espacios y el ornato público.
“Supuestamente sería para la gente de las calzadas, pero la realidad es que a todos nos mandaron a recoger, aunque estemos metidos en el fin del mundo”, denuncia Feijó, para quien el traslado ahora resulta “un dolor de cabeza, porque si tienes que meter las mesas de venta para dentro de la sala, muy poca gente va a saber que allí se oferta algo y los ingresos van a caer al piso”.
Noslén Suaznábar, propietario de dos mesas donde se venden artículos de ferretería, amplía que el documento de aviso tiene carácter retroactivo, de modo que cuando los afectados se enteran, la fecha de expiración del plazo resulta menor a los siete días.
Suaznábar expone que “te hacen firmar (los inspectores) un documento que dice que ya sabes lo que va a pasar, pero no importa el día que te contactan, como quiera el documento tiene la misma fecha y no se puede ajustar a tu caso. Cuando lo supe ya había perdido un par de días”.
A mediados del pasado año una disposición similar fue emitida para los propietarios de cafeterías y paladares. Al igual que en aquella ocasión, la prohibición no contempla una flexibilización de los impuestos mientras los cuentapropistas encuentran un local donde reinstalar los negocios.
El llamado “negocio de los portales” está estrechamente vinculado al surgimiento de la gestión no estatal de empleo. En principio, las dependencias municipales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social únicamente otorgaban licencias a personas con discapacidad o consideradas casos sociales especiales, a quienes se les autorizó a vender artículos no industriales en los portales de las viviendas.
Bajo el gobierno de Raúl Castro el sector no estatal creció y estos negocios proliferaron por toda la ciudad.