LA HABANA, Cuba -La prensa oficial vuelve a acuñar el triunfalismo. Habla sobre un mejor comportamiento de la zafra azucarera y notables progresos en la industria manufacturera, construcción, comercio, agricultura, ganadería y silvicultura, durante el 2015.
En el paquete de éxitos también aparece el incremento en un 22% de las inversiones y la elevación, en 9,1%, del salario medio.
La mayoría de la población no se ha enterado de esos anuncios. No le interesa leer o escuchar las mismas promesas de años anteriores.
“Aquí no va a cambiar nada. El colmo es que nos sigan engañando como si fuéramos muchachos de kindergarten, después de tantos años”, alegó Vicente, un vecino de la tercera edad que todavía lamenta no haberse ido para Estados Unidos en el éxodo del Mariel.
“Pensé que con Raúl las cosas iban a ser distintas, pero me equivoqué. Todo ha sido un gran chasco”, agregó.
Un breve repaso por la realidad, explica el escepticismo que subyace en todos los sectores sociales en torno a un mejoramiento del nivel de vida.
La opción que prevalece es la de irse del país, más allá de los intentos del régimen por convencer de que con la actualización del socialismo se acaban los agobios de la supervivencia.
El proyectado despegue de la economía difícilmente pueda estructurarse, mientras Raúl Castro persista en la conservación de una ideología, cuyos principales fundamentos siguen atados a la mentalidad de la guerra fría.
Si bien el presidente norteamericano a tendido la mano hacia La Habana, en aras de avanzar hacia un entendimiento. No es fortuito pensar en los encontronazos que retrasarán el cumplimiento de las respectivas agendas.
Es decir que la plena recomposición de las relaciones, con lo que ello representaría en materia de inversiones directas y créditos a largo plazo para la deprimida economía de la Isla, es parte de un proceso que apenas comienza.
Además, el embargo no se levantará por arte de magia. Su suspensión demanda condiciones que el gobierno de Raúl Castro no estaría muy dispuesto a acatarlas, sobre todo las que aluden al respeto de los derechos humanos, donde se incluye la libertad de los presos políticos y la realización de elecciones libres.
Así que los efectos del estancamiento económico prevalecerán por encima de los vaticinios que los funcionarios del partido y los medios de comunicación enarbolan como una carta de triunfo.
En sus postrimerías, el 2014 deja un sabor amargo. Los desabastecimientos, la inflación y la falta de esperanza en un futuro mejor, parecen haber llegado para quedarse.
Una de las pocas novedades para celebrar en este diciembre que concluye, con muchas penas y sin gloria, es la entrega de 1 libra de pescado per cápita por la libreta de racionamiento.
El medio del Comité Provincial del Partido, Tribuna de La Habana, expuso los detalles de la distribución.
Especificó que el producto sería repartido con cabeza y cola. Eso para que los consumidores no duden de los esfuerzos de la revolución por alimentar debidamente al proletariado.
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