LA HABANA, Cuba.- Durante varios meses los diabéticos cubanos han sufrido la ausencia sostenida de uno de los medicamentos imprescindibles para el tratamiento de la incómoda y peligrosa patología. La metformina píldora que, en forma oral y consumida en diferentes dosis según los niveles de glucosa en sangre, sustituye la insulina suministrada por vía intramuscular.
Este medicamento, al igual que muchos otros, además de ser recetado por médicos especialistas es controlado a través de un certificado que regula la distribución mediante una tarjeta personal que cada enfermo debe reactivar anualmente. A pesar de todos estos controles y requisitos, la píldora con frecuencia desaparece de las farmacias como tantos otros medicamentos, causando el desasosiego e incluso la desesperación de los diabéticos porque, como en esta ocasión, la escasez ya demora demasiado.
Nadie se explica cómo las autoridades cubanas, tan preocupadas y ocupadas de asistir a los enfermos de cualquier rincón del planeta, conviven con la dilatada ausencia de un medicamento diariamente imprescindible para quienes padecen de la compleja enfermedad.
El desamparo farmacéutico tiene pocas alternativas, entre ellas se cuenta el deplorable mercado negro de medicamentos o simplemente sufrir las consecuencias físicas de la alteración del tratamiento. El sábado 9 de octubre, en una farmacia del municipio habanero de Boyeros, una señora al escuchar nuevamente que se mantenía la ausencia del medicamento, pasó del asombro a la cólera y visiblemente irritada se preguntó si lo que tenía que hacer era morirse ante una crisis aparentemente sin solución.
La escasez de medicamentos imprescindibles y estrictamente controlados resulta, más que recurrente, normal en Cuba. El gobierno cubano, como en muchas otras cosas, se muestra incapaz de mantener el suministro de estos renglones por razón de no cumplir con los pagos a la importación o por no contar con las materias primas para elaborar los compuestos que deben garantizar la estabilidad de las muchas personas de todas las edades que padecen de enfermedades crónicas.
Los diabéticos cubanos acuden cada semana a las farmacias con la esperanza de reencontrarse con la necesaria píldora, pero en realidad no sabemos cuánto tiempo más padeceremos de tan incómoda escasez, la cual puede repercutir muy negativamente en el agravamiento de una patología tan compleja como la diabetes.