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LA HABANA, Cuba.- El teatro del Museo Nacional de Bellas Artes reviste cierta magia que atrae a exponentes del jazz y demás alteridades que conforman la música cubana alternativa. No en balde este espacio pequeño, íntimo y de excelente acústica, ha acogido lanzamientos de discos revelaciones; inestimable constancia del quehacer de agrupaciones y solistas alejados del mainstream, pero respaldados por un público presto a alejarse de la rutinaria algarabía para ejercitar el intelecto con música de alto vuelo y canciones pensantes.
Por tal motivo, y porque veinte años de trayectoria artística en la música alternativa pueden considerarse un maratón cuesta arriba, los raperos de Obsesión eligieron el teatro del edificio de Arte Cubano para celebrar su vigésimo aniversario ante un auditorio incondicional que colmó la sala hasta la última butaca y el último escalón. Incluso de pie unas quince personas se conectaron a la buena vibra generada por Magia López y Alexey Rodríguez, durante las dos horas que duró el concierto.
Con un apoyo de lujo, encabezado por Roberto Fonseca y su proyecto “Temperamento”, el ensemble de rap más longevo y estable de la escena hip hop cubana revisitó los encendidos temas de sus fonogramas “Un montón de cosas”, “La fábrica” y “Disco Negro”, este último ganador del Premio Cubadisco en el año 2011. Para redondear este performance en escena a la manera de Obsesión, no faltaron las descargas de los estelares Roberto Fonseca (teclados), Jorge Luis Chicoy (guitarra); Yandy Martínez (bajo) y Ramsés Rodríguez (batería); aderezadas con la intervención del rapero franco-canadiense Lou Piensa y una espléndida versión de “Drume negrita” en la voz de Zule Guerra, con arreglos de jazz y filin.
Obsesión ha legitimado una forma inteligente de hacer rap en Cuba desde el hip hop como zona de resistencia cultural, pero sin necesidad de estar “en pie de guerra” todo el tiempo. En canciones como “Calle G”, “Tú con tu ballet”, “Amapola” o “Los pelos” –esta última coreada con furor por el público–, se solazan la problemática social, el humor refinado y el reflejo permanente de la idiosincrasia del cubano. La cifra de cuatro discos en veinte años haría pensar que tienen un plan quinquenal para entrar al estudio de grabación; pero quienes han transitado por el sendero pedregoso de la música alternativa, saben que cuatro álbumes representan un récord nada despreciable para un grupo de rap que se lanzó a probar suerte cuando no existía el acceso a las tecnologías que hoy favorece el auge de los estudios independientes.
Cuando hacer rap exigía una entrega monacal, Magia y Alexey no vacilaron. Sus canciones rezuman frescura, espontaneidad y un compromiso social expresado en la recurrencia a temas controvertidos como el género y la racialidad. Sobre su carrera artística, proyectos venideros y la relación del hip hop con las instituciones, los veteranos del rap ofrecieron una entrevista exclusiva a CubaNet.