40 DIAS DE AYUNO DE OPOSITORES PACIFICOS Un ayunante solitario en el Entronque de Herradura
Lázaro Raúl González, el guajiro de Herradura
HERRADURA, junio - Eduardo Díaz Fleitas mide apenas 1,60 desde la planta de los pies hasta el cuero cabelludo. Su postura ofílica, sin embargo, lo transfigura en gigante. En cadena con un grupo de compatriotas que hacen los mismo por todo el país, Eduardo ayuna 16 horas
diarias. El, igual que los demás, pide el respeto íntegro de los derechos humanos y una amnistía para los presos de conciencia.
Su actitud viril le mereció desde el principio una cita por un agente de la Seguridad del Estado, que le interrogó acerca del propósito del ayuno, advirtiéndole de paso que con él no conseguiría nada. Asimismo, ha tratado de hacerle abandonar el ayuno
acercándose a familiares allegados. Los han exhortado a que persuadan a Eduardo de la inutilidad de su sacrificio.
Para Eduardo, de 47 años, la lucha pacífica por la consecución de los derechos humanos es el camino que hay que andar, aún cuando en ello se desgaste la vida. Sin dramatismos, Eduardo está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias.
Su mérito crece todavía más cuando se constata que hay en su municipio 84,999 ciudadanos "aparentemente desinteresados" en el tema. El solo -¡sólo él!- saca la cara y la frente por los 85 mil habitantes de Consolación del Sur. En su ayuno
-virtualmente solitario- Eduardo tampoco cuenta con los alentadores privilegios que ambientan a sus hermanos de La Habana: por aquí ni flashes ni prensa internacional ni embajador de Batavia ni quien le chequee la presión. Sólo un reducido grupo de amigos le manifiesta su
solidaridad, furtiva, por demás.
Eduardo Díaz Fleitas, un héroe sin historia conocida, vive en calle 20, Entronque de Herradura, Pinar del Río, Cuba. Y por la justeza de su lucha merece ser saludado.
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