Seis años 

José Daniel Ferrer y Alfredo Rodolfo Domínguez, prisioneros de conciencia 

PRISIÓN PROVINCIAL DE LAS TUNAS, Cuba, marzo – Seis años han pasado desde la primavera del 2003, cuando nuestros hogares fueron asaltados por la policía política de los hermanos Castro. De secuestros políticos pueden calificarse nuestras detenciones, y de robo el acto de apropiarse de objetos tales como ordenadores, cámaras fotográficas, grabadoras, radiorreceptores y libros.  

Fuimos condenados mediante farsas judiciales a penas de entre 6 y 28 años de cárcel. Seis  años cumplimos entre paredes pintadas con cal, rejas y alambradas los prisioneros de conciencia del Grupo de los 75. Seis años privados de libertad y en condiciones infrahumanas por defender y ejercer pacíficamente derechos y libertades universalmente reconocidos.  

Setenta y dos meses separados de nuestros seres queridos e incomunicados en los lugares más tenebrosos del hemisferio occidental por amor a nuestra patria, por quererla libre y verdaderamente democrática, por trabajar en favor de la reconciliación, la justicia y la paz, porque queremos ver a nuestra nación próspera y a nuestro pueblo feliz. 

Dos mil ciento noventa y dos días en un mundo de odio y venganza, de vanidades y miserias, de torturas y suicidios, de hambre e insalubridad, por pensar y hablar sin hipocresía, por romper con la mentira, por defender nuestra verdad. 

Cincuenta y dos mil seiscientas ocho horas en estos antros de terror, por denunciar al mundo la opresión y la miseria en que vive nuestro pueblo y las flagrantes violaciones de nuestros derechos elementales.  

Seis años llevamos ya en este mundo dantesco, pero no han podido ni podrán resquebrajar nuestra voluntad. Podrán torturarnos, matarnos, pero no vencernos. No se puede vencer al legado de todo un pueblo de vivir en libertad y con decoro. La justicia, la razón y la verdad, terminarán triunfando, de eso estamos seguros.  

En este sexto aniversario de nuestro arbitrario cautiverio, una vez más queremos expresar nuestro orgullo y admiración por nuestras valientes Damas de Blanco, así como  nuestro profundo agradecimiento a todos los defensores de los derechos humanos y demócratas en Cuba, en el exilio y en el mundo que han sido solidarios con nosotros.