En la práctica

Osmar Laffita Rojas

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - El siglo XX estuvo marcado por dos acontecimientos que pusieron definitivamente en tela de juicio al comunismo y su esquizofrénico “socialismo real”.  

Primero, el discurso secreto de Nikita Khrushchev ante el XX Congreso del Partido Comunista, en el que intentó poner fin a la era de José Stalin e iniciar el inconsistente proceso de desestalinización, que se prolongó hasta  la Perestroika y la Glasnost. Gracias a estas reformas se pudieron  conocer los crímenes que planificó y ordenó el tirano del Kremlin. Junto con Stalin rodó la cabeza del Beria. También fueron purgados Molotov, Malenkov y los que, de una forma u otra, aplaudieron los horrores del estalinismo. 

El segundo acontecimiento está relacionado con la “banda de los cuatro”, y el modo en que se apropió de la dirección del Partido y el Estado chino con la complicidad de Mao. 

Esta  banda  le imprime velocidad a la Revolución Cultural, la cual se prolongó años (l966-1976), ocasionando terribles daños a la economía y un grave  retroceso a la sociedad china. Con la liquidación de la banda, el país entró en una nueva etapa.  Profundos cambios se produjeron en todas las estructuras de la nación. 

La nueva dirigencia china que salió triunfante de la lucha fratricida dentro del Partido Comunista, la encabezó Deng Xiaoping, que liquidó de golpe y porrazo a los que fueron favorecidos o estaban al servicio de la banda que dirigieron la esposa de Mao y el General Ling Piao. 

El siglo XX termina con la liquidación del “socialismo real”, cuando se derriba el muro de Berlín y desaparece la Unión Soviética. 

En Cuba, a finales de 2008 el gobierno celebró sin mucho brillo los 50 años de la derrota del dictador Fulgencio Batista. En los primeros días de marzo de 2009, Raúl Castro reestructuró su gabinete, tras un año de espera. 

Pero si nos detenemos en los actuales cargos ministeriales, más del 50% de las carteras, incluyendo al Presidente, son generales y coroneles en activo o retirados. Lo que realmente ocurrió fue la aplicación de una nueva modalidad gubernamental, un “perfeccionamiento ministerial”, similar a lo que se conoce como “perfeccionamiento empresarial”, que desde hace dos décadas se aplica con relativo éxito en las Fuerzas Armadas, y que hoy, con sus lentitudes y deficiencias, se ha generalizado en más de mil 200 empresas. 

Sin previo aviso, el Presidente, de acuerdo con su convaleciente hermano, decidió liquidar a la banda de los diez, dirigida por Carlos Lage, uno de los hijos adoptivos del líder histórico, acusado por el Comandante de indigno, de carecer de valor personal, de no conocer el sacrificio, y de que se le despertaron  las ambiciones que la miel del poder provoca. 

Junto con la de Lage rodó la cabeza del hombre que, según el periódico Granma, interpretaba como nadie el pensamiento de Fidel Castro, Felipe Pérez Roque.  

La sacudida se extendió a los restantes servidores de una dictadura que desde 1959, hasta lo acontecido el 2 de marzo de 2009, demostró su deslealtad y carencia de pudor con sus incondicionales, además de que nunca consultó al pueblo para tomar cualquier decisión.  

Con lo ocurrido el 2 de marzo de 2009, cuando rodaron las cabezas de la generación más joven con responsabilidades en el gobierno de Raúl Castro, la señal enviada es que nadie deberá abrigar esperanzas de que se permita el menor intento de reformas, mientras ellos estén al frente de la nación.

ramsergandhi@yahoo.com