Las “virtudes” de Castro

Vladimiro Roca

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Leyendo las llamadas “Reflexiones del compañero Fidel” sobre la Cumbre de las Américas, han venido a mi mente todas las “virtudes” de Fidel Castro. Sobre todo aquellas que más práctica el comandante en Jefe: la soberbia, la irresponsabilidad, el cinismo, la envidia, el odio, la crueldad, la maldad y la mentira.

En cada una de las reflexiones vierte una buena cantidad de envidia, comenzando por la sede de la Cumbre, Trinidad y Tobago, acusando al país  de “inmensamente rico, una especie de Estados Unidos rodeado de pequeños países pobres.”; para más adelante mentir al afirmar: “Casi todas las restantes islas que integran la comunidad del Caribe, situadas más al norte, son directamente batidas por los huracanes de creciente intensidad que todos los años azotan a nuestras hermanas islas del Caribe”. ¿De dónde habrá sacado la información sobre que Trinidad y Tobago no ha sido azotado por huracanes?

Continúan las mentiras o medias verdades, que para el caso es lo mismo. Refiriéndose a la cacareada ayuda del envío de médicos a distintos países, reconocida por Obama, dice que la misma “se inició en Argelia en 1963, cuando luchaba contra el colonialismo francés”. Lo que no dice es que sirvió para enmascarar la ayuda militar con soldados cubanos a los luchadores argelinos.

Después, en un alarde de soberbia sin igual, la persona que menos principios tiene, se los quiere recordar a Obama: “Deseo recordarle un principio ético elemental relacionado con Cuba: cualquier injusticia, cualquier crimen en cualquier época no tiene excusa alguna para perdurar…”. ¿Por qué no reflexiona él sobre ese “principio elemental” y se lo aplica? ¿Por qué no deja de cometer injusticias y crímenes contra el pueblo cubano?

Haciendo honor a su eterna irresponsabilidad, intenta culpar al embargo de un sistema económico fallido que es de su completa y única responsabilidad diciendo: “También afecta a la economía de la cual se sustenta una nación y limita sus posibilidades de cooperar con los servicios de salud, educación, deporte, ahorro energético y protección del medio ambiente con muchos países pobres del mundo”. Aquí aflora todo el cinismo y la maldad del “compañero Fidel”.

¿Ya se olvido de todo lo que gastó en las llamadas gestas liberadoras alrededor del planeta? ¿O de los planes económicos descabellados, cómo la desecación de la ciénaga de Zapata, cambiar la genética ganadera, crear un cordón agrícola alrededor de La Habana para sembrar café caturra y gandul; crear una brigada para desmontar y deforestar el país desde oriente a occidente, por solo citar algunos?

Donde hace verdadera gala de su enorme cinismo es en la reflexión titulada “Sueños delirantes”, especialmente en los cuatro párrafos finales, donde carga contra la OEA lo que él ha venido haciendo desde el mismísimo triunfo de la mal llamada revolución. ¿Cómo puede hablar de soberanía e integridad de los pueblos de América Latina quien intento por todos los medios exportar a esos mismos países el fracasado sistema político y económico que convirtió a Cuba, no ya en una república bananera, sino en un potrero: el potrero de los Castro? Es tan marcado el cinismo de Castro en el último párrafo, que creo innecesario comentar lo que es claro para personas informadas sobre la realidad cubana.

Pero lo que terminó de sacar a flote todas las “virtudes” de Castro fueron las respuestas de Barack Obama en la conferencia de prensa con periodistas en el hotel, sobre todo porque puso la bola del lado del gobierno de Cuba, y lo obligó a sacar toda la maldad, odio y crueldad que siente por el pueblo cubano.

Lo primero fue decir que “el Presidente interpretó mal” lo que había dicho Raúl Castro, el nuevo desgobernante, cuyas palabras fueron claras para aquellos que las escuchamos. Pero la respuesta de Obama en la Cumbre no era esperada por el tirano que, además, se vio ignorado, y eso si que no lo soporta. De ahí su airada respuesta en su reflexión “Obama y el bloqueo”.

Obama puso sobre la mesa de negociación varias cosas que Fidel Castro no está dispuesto a conceder al pueblo cubano. La primera fue la liberación de los presos políticos; la segunda, la reducción del abusivo recargo a las remesas  que los familiares envían desde Estados Unidos; la tercera fue el bienestar de la familia cubana, entre otras. Estas fueron las que más molestaron a Castro, sobre todo la segunda, pues puso al enfermo exgobernante al descubierto sobre sus verdaderas malas intenciones para con el pueblo.

Dice el que reflexiona que lo que dijo Obama “es un intento de sus asesores para sembrar cizaña y dividir a los cubanos. Todos los países cobran determinadas cifras por las transferencias en divisas”.  Esto último es cierto, pero ningún país cobra el 20% de recargo por las operaciones bancarias y después pasa a justificar el alto impuesto diciendo que es para redistribuir entre los cubanos, cuando en realidad todos saben que es para financiar el fracaso económico de su régimen a costa del trabajo y el sacrificio de aquellos que en su momento llamó gusanos, y para castigar a los cubanos.

Sólo una persona con tanta maldad y crueldad puede someter a su pueblo a tantos sacrificios y limitaciones. Sacrificios y limitaciones que ni él ni sus familiares padecen.

Una cosa de las que dijo es cierta: no habrá que esperar miles de años, ni siquiera ocho para ver los cambios en Cuba. De eso, compañero que reflexiona, se encargará el pueblo que usted esclaviza.