Huber Matos Benitez. Publicado el lunes, 7 de mayo de 2001
en El Nuevo Herald
Muchas personas que desean que el pueblo cubano viva en democracia se oponen
al embargo norteamericano. Argumentan que éste juega a favor de Castro
porque, sin la hostilidad que el embargo representa, él no podría
justificar la represión. Aseguran que si EU deja de prohibir a las
empresas norteamericanas que comercien y permite que sus ciudadanos viajen a la
isla, la economía cubana tendría posibilidades de liberalizarse y
esto conducirá a cambios políticos.
Olvidan o ignoran que algunos de los regímenes más feroces de
los tiempos modernos tuvieron respaldo incondicional de la empresa privada:
Hitler en Alemania, Mussolini en Italia y la China actual.
El presidente Clinton definió a China como un "socio estratégico''.
Hay más de 50,000 estudiantes chinos en EU. Washington ha sido el
promotor del ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio y
Estados Unidos es el principal socio comercial de China, de donde importan
productos por un valor de 40,000 millones de dólares anuales.
Las sustanciales inversiones norteamericanas en ese país son las que
han evitado una crisis económica, crisis que habría puesto en
peligro el poder que celosa y brutalmente monopoliza un partido único,
que aliado al capitalismo y manipulando un exacerbado nacionalismo se ha
convertido en uno de los más poderosos regímenes fascistas que ha
existido.
El fascismo parecía haber quedado enterrado en las cenizas de la II
Guerra Mundial, pero el fracaso del comunismo le ha dado una nueva oportunidad.
. Los comunistas chinos abandonaron el marxismo pero se atrincheraron en el
esquema totalitario, masacraron a los estudiantes en la Plaza de Tiananmen y se
aliaron a las transnacionales. Era la opción para perpetuarse en el poder
sin dar cuenta de los abusos, el privilegio y la corrupción. Era la opción
para pasar de un desarrollo agrícola e industrial obsoleto a las nuevas
tecnologías. Van en la dirección de convertirse de una amenaza
regional en una potencia militar de proporciones insospechables en este planeta.
Su atropello de la cultura tibetana es una muestra de la agenda china.
El capitalismo estimuló la economía china y consolidó
la dictadura en lugar de debilitarla. La persecución política, las
condenas a prisión contra los disidentes y las ejecuciones de opositores
no se pueden justificar con ningún índice de crecimiento económico.
Desde la sustracción ilegal de órganos a quienes ejecutan por
razones políticas, evasión de impuestos o delitos comunes, hasta
la persecución y el encarcelamiento de miles de personas por practicar
una forma de ejercicio espiritual --Falung Gong-- China es hoy el mayor violador
de los derechos humanos del mundo.
Quienes aun ante la evidencia sostengan que el camino de China hacia la
democracia tiene que pasar por una dictadura fascista, que puede durar varias
generaciones en el poder, posiblemente recomienden que el pueblo cubano transite
el mismo trillo. En consecuencia, Washington debería cooperar con Castro
como lo hace con China. Al dictador le interesa mucho una relación así.
Esa sería su legitimación como el hombre fuerte de Cuba y, muy
importante, un golpe moral para las nuevas generaciones en la isla que aspiran a
vivir en libertad.
En tal circunstancia la política norteamericana daría
prioridad a la defensa de sus intereses comerciales, que dependerán de la
estabilidad y ordenada transición del castrismo: de Fidel a Raúl,
de Raúl a Fidelito... Cuba se convertiría en una gran fábrica
de mano de obra semiesclava de EU. Algo así como una provincia de China
frente a las costas norteamericanas y un gran centro de diversión y
prostitución para turistas estadounidenses, como lo es hoy para miles de
europeos, canadienses y latinoamericanos que visitan Cuba en busca de playas,
ron, música y sexo barato.
La proposición de que una política conciliatoria de EU hacia
Cuba facilitaría una transformación democrática en la isla
no sólo está invalidada por la experiencia china, sino por los
fracasos de las potencias occidentales que han extendido la mano al régimen
de La Habana. Lejos de lograr concesiones del castrismo, lo que han hecho es
fortalecerlo. España, Francia, Alemania, Italia más Canadá
y Japón han mantenido por cuatro décadas una permanente relación
comercial con la dictadura castrista, le han facilitado préstamos
sustanciales, donaciones y otras formas de asistencia. Hoy Cuba les debe 11,000
millones de dólares que no les puede pagar. Sus ciudadanos viajan a Cuba
al ritmo de un millón de turistas anuales y es el ingreso en divisas más
importante de la dictadura. Sin embargo, ninguno ha podido lograr que dé
pasos que, liberalizando la economía, la harían más
eficiente, o medidas que eventualmente conducirían a una apertura política.
Lo que sí han conseguido todas esas naciones es oxigenar y fortalecer un
régimen que hace muchos años se hubiera desplomado sin su
respaldo.
Secretario general de la organización
Cuba Independiente y Democrática.
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