Praga, ABC. Enero 26, 2001
El presidente checo, Vaclav Havel, afirmó ayer que la República
Checa, y él mismo, «no tienen razón alguna para pedir
disculpas» a Cuba, donde se encuentran detenidos el diputado y ex ministro
checo Ivan Pilip y el militante de derechos humanos Jan Bubenik, acusados de
subversión.
Havel respondió así al documento de la Cancillería
cubana, dado a conocer ayer, en el que se sugiere «una solución
decorosa» al encarcelamiento de los dos checos con una «excusa»
de Praga. Cuba pretende buscar una salida a la situación, a cambio de que
el Gobierno de la República Checa admita que se equivocaron al reunirse
con disidentes y apele a la «generosidad» de la isla.
«UNA SALIDA DECOROSA»
«Si se intenta buscar alguna solución decorosa al incidente
creado, admítase nuestra razón, apélese a nuestra
generosidad, más no se cometa el error de cuestionar nuestra verdad ni
poner a prueba nuestra firmeza», señala el texto de la Cancillería,
que fue distribuido a diplomáticos extranjeros acreditados en La Habana,
excepto al embajador checo.
El parlamentario y ex ministro de Finanzas Ivan Pilip y el ex líder
estudiantil Jan Bubenik fueron detenidos el pasado 12 de enero después de
reunirse con dos disidentes en la provincia de Ciego de Ávila, a 423 kilómetros
al este de La Habana. No obstante, el texto del Ministerio de Exteriores de Cuba
asegura que ambos operaban para Freedom House, una organización con sede
en Nueva York y financiada por Washington, y «creada para desestabilizar a
nuestra revolución mediante la promoción de la subversión
interna». Según el documento, Freedom House entregó a los
checos, en una escala en EE.UU. antes de viajar a Cuba, 1.400 dólares
para gastos, una lista de nombres de disidentes y un ordenador portátil
para que se la entregaran a sus contactos cubanos.
«El Gobierno checo olvida que Cuba es un país soberano que no
permite que sus leyes sean violadas impunemente y que posee pleno derecho y
jurisdicción para procesar y sancionar a aquellos que cometen delitos en
el territorio de nuestra República, como es el caso de los señores
Pilip y Bubenik», subraya el documento.
Las autoridades cubanas alegan que los dos ciudadanos checos, que llegaron a
La Habana con visado de turistas, violaron las leyes nacionales al mantener «contactos
subversivos» con miembros de «grupúsculos
contrarrevolucionarios». |