Por Armando F. Valladares. Enero 10, 2001: Diario Las Américas.
Cuando a mediados de diciembre la firma británica Nameplanet clausuró
intempestivamente mi cuenta de correo electrónico (e-mail) por denuncias
sobre un supuesto mal uso de la misma, sentí en carne propia cómo
la Internet, red mundial de computadores, es hoy uno de los terrenos más
altamente sensibles en materia política. Esto se debe a los enormes
recursos de comunicación casi instantánea, con cualquier parte del
mundo, que la Internet proporciona a causas justas como la lucha publicitaria
por la libertad de Cuba y de otras naciones que hoy gimen bajo regímenes
comunistas, lo que explica el deseo de las izquierdas de controlarla.
Yo tenía la certeza de haber usado mi e-mail exclusivamente para
distribuir artículos y opiniones a una red de amigos, así como
para recibir mensajes de éstos. Por lo cual solicité a Nameplanet,
con cortesía pero de manera categórica, las pruebas en las que se
basaba su drástica decisión. Les preguntaba también si
tendría la oportunidad de defenderme o si, como en Cuba comunista, estaba
siendo juzgado y condenado sin poder ejercer ese fundamental derecho. Al mismo
tiempo, centenas de mis amigos, puestos al par de tan injusto hecho, enviaron
e-mails de indignada protesta a las autoridades de dicha firma. Ésta tuvo
la honestidad de reconocer que se había dejado llevar por acusaciones
livianas y restableció plenamente mis derechos.
Convengo en que este episodio es personal y puede ser considerado pequeño.
Pero de cualquier manera él es sintomático de la solapada guerra
de denuncias que los pro-castristas traban en la Internet contra quienes
muestran al mundo la realidad sobre Cuba comunista. Debido a esa guerra sórdida,
muchos sitios Web con informaciones valiosas sobre Cuba e innumerables cuentas
de correo electrónico han sido clausuradas por otras firmas de Internet,
lamentablemente sin ninguna posibilidad de apelación como la que yo tuve.
Estos ataques muestran el malestar y preocupación que está
produciendo a los pro-castristas la creciente acción en pro de la
libertad de Cuba llevada a cabo por innumerables cubanos y no cubanos a través
de la red mundial de computadores. Para citar sólo algunos ejemplos, cuánto
se pudo hacer por la Internet en el primer semestre del año 2000, junto
al público norteamericano y al de decenas de otros países, para
dar a conocer la verdad sobre el caso de Elián; durante el segundo
semestre, para intervenir decisivamente en el debate electoral norteamericano,
exhortando a los cubano-americanos a no olvidar en la hora del voto quiénes
fueron los responsables directos por la brutalidad cometida contra el niño
balsero; para conclamar a los mandatarios participantes de la Cumbre del Milenio
efectuada en la ONU, en Nueva York, a tomar medidas eficaces en favor de 1.300
millones de seres humanos que continúan esclavos de regímenes
comunistas; para apoyar la firme actitud del presidente de El Salvador
interpelando al tirano durante la Cumbre Iberoamericana de Panamá o para
protestar contra la entrega de un doctorado "honoris causa" a Castro
por parte de la Universidad Buenos Aires; y, durante todo, el año
enviando comunicados y artículos a medios de prensa, así como a
entidades humanitarias, denunciando la persecución político-religiosa
en Cuba, con detenciones y torturas a centenas de opositores como el Dr. Oscar
Biscet y Maritza Lugo.
El destierro cubano y sus aliados en muchos países han pasado, a
través de la Internet, no sólo a pensar globalmente sino también
a actuar globalmente. No es por acaso que el régimen de La Habana
monopoliza férreamente el acceso de los cubanos a la red mundial de
computadores, restringiendo su uso a los personeros del régimen y a los
organismos estatales. No obstante lo cual, según interesante y reciente
artículo publicado por el "Washington Post", un número
creciente de cubanos de la isla, mediante ingeniosas acciones de "guerrilla
electrónica", están consiguiendo burlar la censura del régimen,
tener acceso a las noticias del mundo y comunicarse con el exterior a través
de este medio .
En la Internet se traba hoy una batalla decisiva por la libertad de Cuba.
Los exiliados cubanos, con la abnegada ayuda de amigos de otros países,
la está librando con gallardía, decisión e inteligencia.
Armando Valladares, ex preso político cubano, fue embajador de
Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en
Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush. |