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Enero 9, 2001



Noticias de Cuba

El Nuevo Herald

Publicado el lunes, 9 de enero de 2001 en El Nuevo Herald

Costa Rica otorga refugio a 21 balseros

Wilfredo Cancio Isla. El Nuevo Herald

El gobierno de Costa Rica otorgó la condición de refugiados provisionales a 21 cubanos que llegaron al país tras una prolongada travesía marítima, confirmaron anoche las autoridades costarricenses.

Un comunicado emitido ayer por el Ministerio de Seguridad Pública afirmó que "se tomó en consideración los posibles riesgos de que sus vidas corrieran peligro, en caso de ser rechazados''.

Los refugiados cuentan ya con un documento entregado por la Dirección General de Migración, en cuya sede deberán continuar los trámites correspondientes.

"Se trata de un grupo de pescadores y sus familiares, quienes utilizaron la embarcación Langostero I para salir de Cuba, sin que mediara ningún tipo de violencia ni utilización de armas'', indicó el texto.

La vigencia del status temporal será por un año, hasta definir la condición definitiva que se les otorgará.

Al cierre de esta edición, el grupo -que inicialmente se dijo eran 22- iba a ser trasladado a San José para ser albergados y atendidos en el Club José Martí.

Miembros de la comunidad cubana en Costa Rica, que se estima en unas 14,000 personas, costearon el transporte de los inmigrantes desde Puerto Limón.

El grupo, integrado por 12 hombres, 4 mujeres y 5 adolescentes, salió en balsas el pasado 31 de diciembre desde Santa Cruz del Sur, en la provincia de Camagüey, y abordaron el pesquero Langostero I, que los esperaba en altamar. Arribaron a Costa Rica la noche del sábado, tras una breve escala en la isla colombiana de San Andrés para reabastecerse de combustible.

Antes de llegar a San Andrés, el Langostero I anduvo un día a la deriva, azotado por un frente frío y fuertes vientos. Una embarcación hondureña los auxilió para llegar al archipiélago colombiano.

De acuerdo con los testimonios recogidos, 19 miembros del grupo son familiares. Los cubanos dijeron que buscaron llegar a Costa Rica porque tienen allí numerosos parientes.

Aunque las autoridades cubanas mantuvieron ayer silencio sobre el caso, el Ministerio de Seguridad Pública confirmó que La Habana envió una nota a la Cancillería costarricense acusando al grupo de apoderarse de una embarcación estatal y tomar un tripulante como rehén.

Sin embargo, Rogelio Ramos, ministro de Seguridad Pública, dijo que en las entrevistas realizadas no se ha determinado que haya algún secuestrado, y que todos los cubanos -incluyendo al capitán del barco- expresaron el deseo de quedarse en Costa Rica.

Ramos explicó que la embarcación Langostero I permanecerá en custodia del Servicio Nacional de Guardacostas hasta que sea retirada por el gobierno cubano. El Ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica, Roberto Rojas, hará hoy declaraciones sobre el caso.

Los vertiginosos acontecimientos del lunes coincidieron con la inauguración del consulado cubano en San José. El fin de semana había arribado a ese país el cónsul Juan Carlos Hernández Padrón. Costa Rica había abierto su consulado en La Habana desde 1998.

Según el listado oficial de las autoridades costarricenses los cubanos se nombran: Dennis Mojena del Risco, de 28 años (capitán del barco); Isis Joro Hernández, de 16 años; Luis Valerio Rivero, 22; Ismael Agüero Ierns, 27; Manuel Recio Roco, 40; Dolores Fuentes Rodríguez, 55; José Insula del Risco, 26; Felipe Sánchez Castro, 50; Olga Libia Estévez Aldana, 25; Doris Dennis Pérez, 16; Adela Aldana Consuegra, 38; José Domingo Insula, 51; Máximo Rivera García, 30; María Caridad Risco Consuegra, 48; Irania Bertilia Fonseca Prieto, 24; Taynora Infante Insula, 12; Deny Germán Pérez Insula, 13; Tomás García Aleaga, 42; Clara Isabel Virgen Insula del Risco, 31; Osnel Mojena del Risco, 23; e Ilonje Pérez Pérez, 28.

El caso de los balseros cubanos en Costa Rica tiene un antecedente en 1996, cuando un grupo de 13 llegó por la desembocadura del río San Juan, cerca de Nicaragua.

Mientras, otros 46 cubanos llegaron en cuatro grupos a los Cayos de la Florida durante el pasado fin de semana.

Un primer grupo de 26 personas entró el sábado por Cayo Coppitt, mientras que en las primeras horas del domingo otros 10 lo hicieron por Cayo Boca Chica.

Otro grupo de nueve llegó por Cayo Hueso. Otro "balsero solitario'' dijo haber llegado por Miami Beach.

Los cubanos informaron haber salido desde diferentes puntos en la costa noroccidental de la isla.

"Presumimos que todos llegaron como parte de operaciones de contrabando'', señaló Mike McClarom, portavoz de la Patrulla Fronteriza en Miami.

Con los arribos de fin de semana ascendieron a 50 los cubanos llegados a las costas de la Florida en el 2001.

Defensa sugiere que testigo ha sido un fracaso como espía

Dijo que entre sus funciones estaba el estudio de las rutas de ómnibus y los servicios de courier del Condado e identificó a dos de los acusados

Rui Ferreira. El Nuevo Herald

No habla inglés, pero creyó que podía compartir una cerveza con personal militar estadounidense. Quiso infiltrarse en el Comando Sur, pero al final de la jornada lo único que envió a La Habana fueron artículos traducidos de la prensa local.

Este fue el resumen que hizo ayer uno de los abogados defensores --de cinco hombres acusados de espiar para Cuba-- sobre un testigo clave de la fiscalía, el espía confeso Joseph Santos.

Durante el segundo día de su testimonio ante un tribunal federal en Miami, Santos desplegó la misma locuacidad que el viernes pasado --cuando admitió sin ambigüedades que fue entrenado en Cuba para vigilar instalaciones militares estadounidenses--, pero esta vez para admitir su fracaso.

"No obtuve ninguna información militar secreta, sino que mis tareas en sí eran secretas en este país. Nadie debía saber que estaba estudiando al Comando Sur'', dijo Santos, cuando el abogado defensor Paul MacKenna indagó sobre la naturaleza de sus funciones.

Entre esas funciones, detalló con precisión, estaba el estudio de las rutas de ómnibus del Condado, el funcionamiento de los servicios de courier, el ambiente alrededor de la zona donde se construía el edificio del Comando Sur y sobre su modo de vida, relaciones personales y de trabajo.

Santos añadió que no sabía inglés, aunque aceptó voluntariamente infiltrarse por cuenta de la isla en el Comando Sur de Estados Unidos, cuando sus instalaciones fueron trasladadas desde Panamá en 1996.

Sin embargo, durante un año y medio de intentos lo máximo que logró fue fotografiar el edificio en construcción en la zona de El Doral en el NW del Condado, y ni siquiera sabía que el Comando Sur no estaba reclutando personal nuevo, agregó.

"Si no habla inglés, cómo pretendía infiltrarse en el Comando Sur si ni siquiera puede tomar una cerveza con el personal militar'', preguntó MacKenna. "Nos podemos entender... despacito'', contestó el espía confeso.

Cuando el abogado le preguntó si era cierto que usaba información publicada en The Miami Herald sobre el Comando Sur, Santos lo corrigió: "De El Nuevo Herald, así no tenía que traducirla''.

El contrainterrogatorio del espía se prolongó por dos horas y media, durante las cuales la Fiscalía objetó frecuentemente a las preguntas del abogado defensor de Gerardo Hernández, el principal acusado.

Las objeciones cayeron sobre el tribunal como un efecto dominó, a medida que MacKenna parecía echar abajo los argumentos del gobierno como quien deshoja una margarita.

El abogado logró que Santos admitiera que los tres supuestos oficiales cubanos que lo controlaron en Miami jamás le dieron instrucciones, verbales o escritas para conseguir secretos militares.

Es más, añadió, el testigo, "no sé cómo se clasifican las informaciones militares en este país. No me lo enseñaron''.

Sin embargo, el testigo identificó a los acusados Ramón Lavadiño y Fernando González como dos de los agentes cubanos que lo controlaban y dijo que ambos le instruyeron que consiguiera un empleo en el Comando Sur para poder realizar acciones de espionaje.

"Me dijeron que penetrara al Comando Sur, pero no específicamente de obtener información secreta. No llegamos a ese punto'', aclaró Santos.

De todos modos, "aunque fuera un limpiapisos en el Comando Sur, con mi entrenamiento y mis ojos pudiera conseguir alguna información'', añadió el testigo, lo cual motivó que MacKenna comentara con ironía: "Pero se puede penetrar para reportar sólo sobre el color de los uniformes, ¿o no?''.

En ciertas ocasiones, Santos se manifestó reacio a contestar, mirando con frecuencia a los fiscales como buscando apoyo, pero terminó admitiendo que tenía razones para colaborar con la justicia.

"No tengo grandes esperanzas de que lo vuelvan a hacer, pero sí es cierto'', respondió cuando MacKenna le preguntó directamente si su colaboración fue a cambio de que la Fiscalía haya logrado que se le reduzca su pena de cárcel de 60 a 48 meses.

LA ISLA

ROBO/Una tienda que comercia exclusivamente en dólares, situada en la ciudad de Cienfuegos, fue asaltada por cuatro individuos enmascarados pasadas las 3 de la tarde del 30 de diciembre del 2000.
Los hombres descendieron de un auto, y uno de los asaltantes amenazó con una pistola al único dependiente en funciones, nombrado Osmany, que no ofreció resistencia a las exigencias de los atracadores que, según se dijo, se llevaron solamente $300, a pesar de existir más dinero en la caja.
El comercio está situado en calle 37 entre 12 y 14, zona de Punta Gorda, y pertenece a la cadena Universo S.A.
El asaltante que portaba el arma de fuego disparó en la retirada sin herir al empleado.

MUERTO/Leonardo Horta, de 27 años, resultó muerto por un disparo hecho por la policía el 28 de diciembre en la ciudad de Pinar del Río.
Algunos rumores sin confirmar aseguran que Horta Camacho cometía un robo y fue sorprendido por agentes policiales, quienes le persiguieron junto a varios vecinos y le dispararon varias veces. Una bala lo alcanzó en la parte derecha del cuello.
La novia de la víctima, Dianelis Soto Labastida, narró que Horta Camacho salió de su casa en bicicleta el jueves 28 a las 5:15 de la mañana, pero olvidó el carné de identidad. Para llegar al lugar donde murió, Horta debió pedalear al menos 30 minutos, o sea que ya había amanecido, "momento que sólo un loco emplearía para robarse un puerco'', exclamó Soto.
Un agente de la policía le explicó a la señora Soto que Horta había forcejeado con otro agente y a éste se le escapó el disparo que le ocasionó la muerte entre las 8 y las 9 de la mañana de ese día 28.
En esos días la policía local buscaba afanosamente a dos reos "peligrosos'' fugados de prisión, por lo que Horta Camacho pudo haber sido confundido con uno de esos prófugos.

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