Mauricio Vicent. El País.
Domingo 7 enero 2001 - Nº 1710
Con el propósito de otear el horizonte y de arrojar algo de luz sobre
qué deparará a los cubanos el año 2001, medio millar de
babalaos o sacerdotes de Ifa se reunieron el pasado 1 de enero en una casa de La
Habana y tiraron los caracoles para predecir el futuro. Tras cumplir una serie
de ritos sagrados y de escrutar la posición de las conchas de mar, los
religiosos afrocubanos determinaron que la letra de este año, primero del
siglo y del milenio, era Ogbeweñe. El 2001, dijeron los babalaos, viene
cargado de signos preocupantes, como "desespero y precipitación en
los asuntos migratorios; incremento del robo; amenaza de guerra y tormentas
tropicales".
El oráculo de la religión yoruba, procedente de África
y traído a estas tierras por los esclavos, dijo más: las dos
divinidades que dominarán este año son Ochún - orisha dueño
del amor, la tierra y la riqueza, sincretizado en la religión católica
con la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba- y Eleggua, el amo de los
caminos.
"Sea uno religioso o comunista, con estos santos hay que contar este año
si uno quiere que no se le tuerza la vida", afirma Natalia Bolívar,
antropóloga cubana y autora de varios libros de santería.
"Buena salud de Castro"
Explica Bolívar que el oddun de 2001 dice también que hay "beneficio
de salud firme y seguro al pie de quien posee poderes dignatarios",
advierte de un "incremento de la persecución individual motivado por
el trasiego ilícito" y "marcada pérdida de posición".
"Hablando en plata, esto significa que hay Fidel Castro para rato, en
cuanto a salud se refiere. Por lo menos este año", opina.
Son cientos de miles los cubanos practicantes de religiones de origen
africano que esperan con interés cada primero de enero el pronóstico
de los babalaos. Sus caracoles sagrados también hacen predicciones políticas,
como ocurrió en 1994, año de la crisis de los balseros, cuando
adelantaron que habría huidas y tragedia en el mar.
Quizás por estos poderes adivinatorios, y más aún por
su influencia en una buena parte de la población cubana, durante años
el Gobierno miró a los líderes espirituales de la Regla de Ochá
con desconfianza, al igual que la jerarquía de la Iglesia Católica
lo hizo por una cuestión de competencia.
"Con nosotros hay que contar", afirma un babalao de La Habana, que
dice que hay altos miembros del Partido Comunista de Cuba que consultan con
ellos cuando tienen un problema. "Aunque digan que no crean, muchos
dirigentes, por si acaso, hacen brujería".
Millones de cubanos, creyentes y no creyentes, apolíticos y
comunistas, han atendido al oráculo de Ifa este primero de enero. El
mismo día, en un mensaje difundido por todas las emisoras de radio y
televisión, las autoridades de la isla hicieron su propio pronóstico
de lo que se avecina: "Los años por venir no serán
apacibles... Seguirá el cerco tenaz para rendirnos, repetirán otra
vez la historia del garrote y la zanahoria".
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