Publicado el martes, 2 de enero de 2001 en
El Nuevo Herald
El gobierno alerta sobre el duro porvenir
Un mensaje de Año Nuevo lleno de sombrías visiones que
cierra con un brindis por los hermanos Castro
Afp. La Habana
Las autoridades cubanas alertaron que "los años por venir no serán
apacibles'' para la isla y se adelantaron a brindar "por la victoria de los
próximos combates'', en un mensaje a la nación que reprodujo ayer
el diario oficial Granma.
"Los años por venir no serán apacibles (...) seguirá
el cerco tenaz para rendirnos'' pero "una y otra vez encontrarán la
inteligencia de un pueblo digno'', dice la nota, emitida en ocasión de
cumplirse este día el aniversario 42 del triunfo de la revolución
en la isla.
Refiriéndose a Estados Unidos, el "Mensaje al Pueblo'' expresa
que "si nos imponen una batalla con fusiles y cañones, con fusiles y
cañones ganará la revolución. Si nos imponen una guerra de
ideas, con la inteligencia (...) derrotaremos una y mil veces las torpezas
mentales de nuestros agresores''.
Después de las advertencias, se llama a "brindar por la victoria
de los próximos combates'' y se reitera que "no habrá fuerza
ni en la mente ni en el brazo del imperio (Estados Unidos) para aplastar esta
revolución'', consigna lanzada recientemente por el gobernante Fidel
Castro.
El diario Granma, del Partido Comunista, acompañó el editorial
con una foto de Castro en pose heroica, vistiendo uniforme militar y blandiendo
un machete de las guerras de independencia del siglo XIX.
El "Mensaje a la Nación'' que reprodujo Granma invitó a
los cubanos a brindar por Fidel y por Raúl Castro, a la vez que por la
Patria y por la Revolución. El texto no lleva firma y fue leído
por las cadenas estatales de televisión y radio en los primeros minutos
del nuevo año, para abrir un programa nacional de festejos por el año
42 de la era revolucionaria, que se culminará hoy.
Cubanos audaces rompen el bloqueo oficial a la internet
'Para nosotros, los gurúes son Bill Gates y Linus Torvald', dijo
un joven cubano que rehusó identificarse
Scott Wilson The Washington Post. La Habana
En Cuba, los símbolos revolucionarios están cambiando. En una
nueva generación, la computadora portátil ha sustituido la boina y
la metralleta. Miles y miles de jóvenes profesionales, con brillante
astucia subversiva, han conseguido conectarse al mundo electrónico pese a
que las leyes cubanas prohíben terminantemente el acceso privado a la
Internet.
Conocidos como los "informáticos'', representan un frente de
resistencia a un gobierno que ha tratado de sofocar el libre flujo de la
información desde hace más de 40 años. Alentado por los tímidos
pasos gubernamentales para conectar al país, ha surgido un creciente número
de cubanos que ignoran las prohibiciones oficiales de leer las páginas de
noticias extranjeras, escuchar los sitios de música y estudiar en los
cursos on line.
"Yo pertenezco a la generación que nació inmediatamente
después de la revolución'', dijo un ingeniero de 31 años,
que como otros usuarios clandestinos de la Internet, habló a condición
de anonimato. "Todos nosotros vimos las enormes computadoras soviéticas,
tan toscas, tan ineficientes. Las computadoras personales y la internet son
formas de pensar nuevas e independientes. Para nosotros, los gurúes son
Bill Gates y Linus Torvald''.
Tras ver cómo el flujo de la información ayudaba a impulsar la
desintegración de la Unión Soviética, el gobierno comunista
de Cuba ha reprimido severamente la tecnología de Internet pese a que el
número de los usuarios en el resto de América Latina se está
duplicando todos los años. Controlar todo lo que los cubanos leen y oyen
ha sido una de las prioridades de Fidel Castro desde el inicio de la revolución.
En teoría, los cubanos sólo tienen acceso a medios de comunicación
controlados por el gobierno. Muchos, sin embargo, escuchan transmisiones del
exterior.
A la dirección revolucionaria no se le escapa que la Internet plantea
una seria amenaza a su monopolio de la información. Cuba tiene uno de los
índices más bajos del hemisferio en propiedad de teléfonos
y computadoras. Sólo un ínfimo grupo de cubanos, los funcionarios
o los que tienen acceso a dólares, pueden conseguir una computadora. Y
comprarla en el mercado negro es ilegal. Pero, según disidentes y
entusiastas de la computación, miles de jóvenes cubanos lo hacen,
y todo el mundo lo sabe.
Sin autorización gubernamental, las conexiones a la Internet están
prohibidas. Según estimados oficiales, sólo han sido autorizados a
conectarse unos 40,000 funcionarios, empresarios y extranjeros, en un país
de 11 millones de habitantes. Pero miles de jóvenes han encontrado la
forma de hacerlo sin autorización.
El gobierno apenas si está empezando a explorar la Era de la
Información. Durante años le ha echado la culpa al embargo
comercial norteamericano por despojarlo de los recursos para prepararse. El año
que viene, Cuba piensa abrir una docena de cibercafés en La Habana
utilizando inversiones extranjeras, y empezar a gastar unos $100 millones
anuales poniendo nuevas líneas telefónicas digitales, tecnología
inalámbrica y otros avances que pudiera ampliar la disponibilidad de la
Internet.
En La Habana, en los clubes juveniles, los cursos de computación están
repletos de estudiantes cuyas edades oscilan entre los 4 y los 40 años.
Una nueva generación de empresarios de Internet está ayudando al
gobierno a crear páginas Web fundamentalmente destinadas a atraer
turistas.
"Sin el bloqueo de EU ya tendríamos los recursos para tener
internet en las casas, las oficinas, en todas partes'' se quejaba Francisco
Miranda, administrador de una fábrica.
Los disidentes cubanos, si embargo, consideran tonto pensar que el gobierno
vaya a permitir conexión a la Internet en las casas particulares.
"El gobierno quiere mantener a Cuba como un castillo medieval rodeado
de un foso'' nos dijo Elizardo Sánchez, un conocido disidente. "Para
nosotros, navegar la Internet significa la cárcel, aunque no sé si
habrán cogido preso a alguien. Para tener algún acceso, tenemos
que tener amigos en el gobierno que nos lo permitan''.
Pero otros, sencillamante se lo roban, utilizando las contraseñas
(passwords) asignadas a las empresas donde trabajan para poder conectarse a la
Internet en sus casas.
Tras la puerta de un semiderruido edificio en La Habana Vieja, un opaco
bombillo ilumina un par de sillas, un refrigerador que era prácticamente
nuevo cuando Eisenhower era presidente, y una mampara. La mampara oculta una
computadora, armada con piezas compradas en el mercado negro. No tiene marca ni
tapa que esconda su interior.
En medio del traqueteo de la máquina, una página de Yahoo en
español aparece en la pantalla. El dueño, 26 años,
pantalones kakis, teclea la dirección de CNN en español, mira los
titulares, y luego entra en el sitio dialpad.com desde donde piensa llamar
gratuitamente a una hermana que tiene en EU.
"Aqui tenemos un grupo muy grande de tremendos entusiastas'' nos dice. "De
cierta forma, tú sabes, esto es una especie de clandestinidad''.
El gobierno ha abierto dos cibercafés este año. El primero
abrió el pasado verano en el majestuoso edificio del Capitolio. Pero el
aceso a internet cuesta $5 la hora, la mitad del salario mensual promedio de un
cubano. El café es visitado fundamentalmente por turistas y por los pocos
cubanos que pueden pagar en dólares.
En octubre, el gobierno abrió otro cibercafé en el Palacio del
Segundo Cabo, en la Plaza de Armas. Para los miembros, la cuota es de 50
centavos mensuales pero los usuarios de sus seis terminales son los miembros de
la Unión de Escritores y Artistas del gobierno, y un joven grupo de
artistas. Las terminales tienen largas colas pero, por supuesto, las
computadoras sólo tiene acceso a ciertos sitios culturales de la Web
escogidos por el régimen.
Hace poco, el pirata de la Internet de 26 años y un amigo iban por la
calle a ver una película al festival de cine. "Para mí'',
dijo, "nada de eso es un crimen. Sólo que aquí tenemos que
ser más creativos porque tenemos muy pocos recursos. Y, claro, tenemos
que tener cuidado. Esto es Cuba''.
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