La Nación
Line, Buenos Aires. 09.02.01
Fidel dividió a la Alianza
Por Fernando Laborda
En abril del año último, el presidente Fernando de la Rúa
y el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini resolvieron condenar el régimen
de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, tal
como lo venía haciendo el gobierno de Carlos Menem, a diferencia del de
Raúl Alfonsín. La decisión tomó por sorpresa a casi
todos en la Alianza, especialmente al propio Alfonsín, quien se ofuscó
en público por enterarse de la noticia por los diarios. También
generó una fuerte discusión en el gabinete: Federico Storani,
Graciela Fernández Meijide, Rodolfo Terragno, Ricardo Gil Lavedra y Nicolás
Gallo cuestionaron el rechazo argentino a Cuba. Los tres últimos ya no
están en el Gobierno.
Si en el año 2000 el voto argentino madrugó a la mayoría
de la Alianza, se esperaba para este año un debate importante. Tanto
Alfonsín como Carlos Alvarez abogan por la abstención y por una
posición común con el Mercosur (Brasil, como se sabe, es
partidario de la abstención).
Las declaraciones de Fidel Castro, tildando de "lamebotas de los
yanquis" al gobierno de De la Rúa, obviamente no ayudan a los
abstencionistas. Si se suma este episodio a los análisis internacionales
según los cuales no se registraron avances en la isla caribeña
respecto del año último en materia de libertades individuales,
cabe concluir que el voto argentino ratificará ahora la condena al régimen
de Castro, aun cuando se cuestione la continuidad del bloqueo norteamericano a
Cuba.
La actitud de Castro de criticar tan duramente al gobierno argentino
desorientó a muchos hombres de la Alianza. Hay quienes sostienen que el líder
cubano tenía información de que la Argentina se había
comprometido con el gobierno norteamericano a mantener su voto de rechazo a Cuba
y que, entonces, decidió pegar fuerte en busca de evitar que también
México -que en el año 2000 se abstuvo- se sumara a la condena.
Los menos creen que se trató de un mero exabrupto del presidente
cubano. Esta hipótesis parece desacreditada cuando se advierte que el
propio embajador cubano en Chile también atacó a los países
que condenaron el régimen de la isla. Fue durante la reunión de la
Internacional Socialista efectuada recientemente en el país trasandino.
La división entre el Gobierno y la mayoría de los dirigentes
aliancistas frente al tema Cuba es evidente: "¿Por qué tememos
contrariar a los Estados Unidos cuando Colombia, que tiene presencia militar
norteamericana, y México, que es su gran socio comercial, se abstuvieron?
Deberíamos abstenernos, aunque más no sea para medir nuestra
capacidad de autonomía", disparó un dirigente radical.
Para no pocos aliancistas, antes del denuesto de Fidel había un leve
margen para rediscutir la posición argentina en la Comisión de
Derechos Humanos. Tras ese gesto, tal margen para cambiar el voto de nuestro país
se redujo notablemente.
De la Rúa define la relación con Cuba
El Presidente se reunirá hoy con el canciller
NUEVA YORK.- El presidente Fernando de la Rúa terminaría de
definir hoy la postura que tomará su gobierno por el conflicto que
mantiene con Cuba, apenas se reúna con el canciller Adalberto Rodríguez
Giavarini, que regresa de su visita a los EE. UU, donde mantuvo varios contactos
con funcionarios de la administración de George Bush (h.), entre ellos,
el secretario de Estado, Colin Powell.
Mientras el canciller se encontraba en Washington, se conocieron las
declaraciones del líder cubano, Fidel Castro, que acusó al
Gobierno de "lamebotas de los yanquis" por haber votado contra Cuba en
la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Rodríguez
Giavarini convocó en consulta al embajador argentino en Cuba, pero el
representante cubano en Buenos Aires ratificó los dichos de Castro y
advirtió que la Argentina "está fraguando una nueva traición"
contra su país.
El canciller ordenó al embajador Oscar Torres Avalos no regresar a la
isla y permanecer "por tiempo indeterminado" en el país, en
tanto que anticipó que se analizará si se declara persona no grata
al embajador cubano en nuestro país.
Prudente
Antes de dejar los Estados Unidos, el canciller calificó las medidas
que tomó el Gobierno como prudentes. Rodríguez Giavarini hace un
gesto con la mano, como quien aprieta un freno, y califica la medida como "muy
tranqui".
En el lobby del hotel donde se hospedó en Nueva York, el canciller
explicó a La Nación las razones que lo llevaron a determinar que
el embajador argentino en Cuba permaneciera por tiempo indefinido en Buenos
Aires. Rodríguez Giavarani dejó la relación bilateral en
manos del encargado de negocios argentino acreditado en Cuba, como resultado de
las declaraciones de Alejandro González Gaiano, embajador de Castro en la
Argentina. González Gaiano dijo que Castro no tenía nada de qué
arrepentirse, ni razón alguna para aceptar la nota de protesta que le
entregó la Cancillería. Como respuesta, avanzó un nuevo
casillero en el manual de las formas diplomáticas para expresar un
disgusto severo con otro gobierno. "Es una respuesta moderada, no nos
salteamos ningún paso", dijo.
El canciller había evaluado la posibilidad de declarar al embajador
cubano "persona no grata", pero luego optó por la respuesta que
es menos drástica y deja la pelota otra vez en campo cubano. "No
podríamos haber dado muestra mayor de prudencia para la búsqueda
de un diálogo", dijo el canciller, que de todas maneras dejó
las puertas abiertas para seguir tomando medidas que han colocado las relaciones
bilaterales en un punto de alta tensión. "Hemos hecho este
movimiento de piezas, y ahora depende de Cuba", agregó como un
ajedrecista que espera la jugada de Castro.
¿La situación puede mejorar o sólo tiende a seguir
escalando? "Uno siempre tiene la esperanza de que las cosas mejoren",
dijo como distraído, y partió para las Naciones Unidas, donde se
entrevistó con el secretario general, Kofi Annan, una de sus últimas
citas en esta tierra.
Brasil volverá a abstenerse en la votación de la ONU
Lo confirman altas fuentes diplomáticas
Por Luis Esnal Corresponsal en Brasil
San Pablo.- La cancillería brasileña no tiene previsto cambiar
su posición frente a la política cubana: se abstendrá, como
viene haciéndolo sistemáticamente en las reuniones del Comité
de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en
Ginebra.
"No vemos, a pesar del desentendimiento que están viviendo la
Argentina y Cuba en este momento, ningún motivo para alterar nuestra
posición. Nuestra posición será la abstención",
afirmó un alto diplomático de Itamaratí a La Nación.
El funcionario resaltó que la intención brasileña es
tener un discurso que no contraste demasiado con el del gobierno argentino. "Pero
en este caso parece que no va a ser posible afinar el discurso entre ambos países",
aseveró.
El funcionario comentó que no fue hecho, hasta el momento, ningún
pedido de la Argentina para que Brasil vote contra Cuba en la próxima
reunión de Ginebra.
Brasil no sólo se abstiene en los encuentros de Ginebra, sino que
también apoya a Cuba en todas las votaciones de la Asamblea General de
las Naciones Unidas en Nueva York, votando contra el embargo que los Estados
Unidos practican contra la isla.
"Mantenemos una posición contraria al embargo porque
consideramos que esa medida no ayuda en nada a la democratización de
Cuba. En realidad, hasta perjudica", señaló el diplomático.
Brasil, además de las raíces negras que lo hermanan con Cuba
-en la comida y religiones africanas-, mantiene un extenso cuadro de cooperación
bilateral.
Petrobrás posee instalaciones off shore de extracción petrolífera
en la isla, por citar un ejemplo. Y Brasil apoya a Cuba mediante un fructífero
proyecto de cooperación técnica en el área de modernización
del Estado, que incluye el envío constante de funcionarios del ente
recaudador de impuestos (Receita Federal), el Tesoro nacional y el Banco
Central.
Cordial relación
Brasil rompió relaciones con Cuba en 1964, en el inicio de la
dictadura militar brasileña, dos años después de que lo
hizo la mayor parte de los países de América del Sur y de Europa
occidental.
Esas relaciones fueron reanudadas durante el gobierno de José Sarney,
a mediados de la década del ochenta, y desde ese momento fueron siempre
aceitadas y cordiales.
"Por ejemplo -citó el diplomático entrevistado-, Brasil
siempre estuvo a favor de la reinserción de Cuba en los mecanismos
regionales de integración, como la Aladi, y llegamos a crear una línea
de crédito de financiación particular para la exportación
de alimentos a Cuba."
El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, mantiene también
una relación cercana a la amistad con su par cubano, Fidel Castro, que
proviene de su vieja militancia en la izquierda moderada. Así queda en
evidencia cada vez que se encuentran en cumbres presidenciales.
Según otro diplomático local consultado por La Nación,
Cuba es uno de los pocos países que interesan a la opinión pública
brasileña cuando se trata de política externa.
"Además, hay, en casi todos los sectores, una eterna simpatía
con la isla caribeña. Siempre se consideró que votar en contra de
la isla o perjudicar a ese país tan pequeño en relación con
la extensión que tiene Brasil sería, como se dice en Francia,
darle un tiro a una ambulancia", sostuvo, con su habitual humor, el diplomático
brasileño. |