Publicado enEl País.
España.
El futuro mercado común americano sólo aceptará a
países democráticos
Javier Valenzuela | Quebec. El País. España.
Lunes, 23 de abril de 2001
La democracia será condición indispensable para estar en el Área
de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que nacerá a finales de
2005. Así lo decidieron ayer los 34 líderes continentales reunidos
en Quebec, con la única excepción de Cuba. El venezolano Hugo Chávez
estampó su firma en el documento final, pero con reservas. Chávez
afirmó que la 'democracia participativa' que rige en su país es más
auténtica que la representativa, y consideró demasiado temprana la
fecha de 2005 para alumbrar el que será el mayor mercado común del
planeta, con 800 millones de personas y 11 billones de dólares de renta.
Tras trabajar cercados durante 48 horas por miles de manifestantes, los líderes
americanos participantes en la III Cumbre de las Américas terminaron ayer
poniéndose de acuerdo en la llamada 'cláusula democrática'
y en el proyecto del ALCA, lo que constituyó un éxito de este
primer encuentro multinacional, con presencia del presidente de Estados Unidos,
George Bush. Para subrayarlo, la Casa Blanca recordó ayer que, en 1999,
la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de Seattle, que
apadrinó Bill Clinton, concluyó como el rosario de la aurora, sin
tan siquiera un escueto comunicado común.
De la III Cumbre de las Américas surgió ayer la Declaración
de la Ciudad de Quebec, que establece que 'el mantenimiento y fortalecimiento
del Estado de derecho y el respeto estricto al sistema democrático' son
'una condición esencial' para asistir a estas reuniones, participar en el
ALCA y recibir beneficios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Impulsada muy activamente por Canadá, Perú y México, y
frente a las reservas explícitas de Venezuela, la cláusula no es sólo
un veto a la Cuba de Fidel Castro, sino una advertencia a posibles experimentos
de 'ingeniería política' como el de Alberto Fujimori en Perú.
La declaración señala que 'cualquier alteración o ruptura
inconstitucional del orden democrático en un Estado del hemisferio
constituye un obstáculo insuperable' para formar parte de la familia
panamericana.
Carta Democrática
La cumbre decidió que la próxima Asamblea General de la
Organización de Estados Americanos (OEA) prepare una Carta Democrática
Interamericana.
En la Declaración de la Ciudad de Quebec se establece también
el objetivo de que 'las negociaciones del Acuerdo del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA) concluyan a más tardar en enero de
2005, para tratar de lograr su entrada en vigencia lo antes posible, y no más
allá de diciembre de 2005'. El ALCA, que representa el 20% del comercio
mundial y el 40% del producto interno bruto mundial, funcionará según
'las reglas y disciplinas' de la Organización Mundial de Comercio.
La IV Cumbre de las Américas se celebrará en Argentina, aunque
ayer no se conocía la fecha exacta. Ésta, muy probablemente, será
a lo largo de 2003, a mitad de camino del proceso santificado ayer. Al término
de la III, el anfitrión, el primer ministro canadiense, Jean Chretien,
puso el acento en la victoria de la tesis que él había defendido:
'Los beneficios de nuestros acuerdos sólo alcanzarán a los que
cumplan nuestra cláusula democrática'. Un par de horas antes, en
una conversación con EL PAÍS, el presidente venezolano Hugo Chávez
había anunciado que iba a firmar el pacto, pero expresando sus 'reservas'
tanto en la 'cláusula democrática' como sobre la fecha de
nacimiento del ALCA. 'Las democracias participativas como la que tenemos ahora
en Venezuela son mejores que las representativas', dijo. 'La democracia
representativa que teníamos en Venezuela hasta hace pocos años', añadió,
'llevó a un pueblo a su más profundo estado de pobreza en un
siglo'. Chávez también afirmó que desde la I Cumbre de las
Américas, la celebrada en Miami en 1994, con Bill Clinton en la
presidencia, hasta ahora, 'la justicia social no sólo no ha progresado en
las Américas, sino que ha retrocedido'.
A lo largo de las 48 horas de encuentro, el populista Chávez
interpretó, en ausencia de Fidel Castro, que no había sido
invitado, el papel de disidente en el seno de la cumbre. Aludió
constantemente a su amistad con la Cuba de Castro, expresó su
escepticismo sobre el ALCA y defendió su modelo frente a la democracia
representativa.
Pero fue la suya una disidencia moderada. En su conversación con este
periódico, Chávez también afirmó haber registrado
una buena impresión de Bush. 'Le di un fuerte apretón de manos y
le miré directamente a los ojos', dijo. 'Aunque tenemos muchas
diferencias políticas, Bush me ha parecido un hombre sincero'.
Críticas de Brasil
De un modo no tan pintoresco, Brasil también arrastró los pies
en Quebec. Deseoso de fortalecer su industria nacional y fortalecer el Mercosur
que forma junto a Argentina, Uruguay y Paraguy, Fernando Henrique Cardoso criticó
a EE UU por predicar libre comercio pero mantener muchas barreras a los
productos extranjeros, zahirió a Bush por negarse a ratificar el tratado
sobre cambio climático de Kioto y aseguró que no hay tantas prisas
por crear el ALCA. Pero sus socios en Mercosur, sobre todo una Argentina en una
muy delicada coyuntura económica, no le siguieron por esa vía.
Aun defendiendo la idea de Bush de extender el principio del libre comercio
por todo el continente, otros líderes, como el presidente mexicano,
Vicente Fox, expresaron su convicción de que el mero derribo de las
barreras arancelarias no resuelve todos los problemas. 'No puede haber genuina
democracia en sociedades con tantas desigualdades y tanta pobreza como existen
en muchas áreas de América Latina, incluido México', dijo
Fox. El día anterior, Fox había predicado la necesidad de reducir
los gastos de defensa en el continente en beneficio de los sociales, y la
Declaración de Quebec contiene un artículo que recoge esa idea.
Pero pese a las protestas callejeras y las reticencias de unos y otros en el
interior, en la III Cumbre de las Américas dominó la idea de que
la circulación sin excesivas mercancías y capitales es positiva
para América Latina.
La sombra de Fidel Castro planea sobre Quebec
J. V. | Quebec. Domingo, 22 de abril de 2001
El nombramiento del militante anticastrista Otto Reich para el puesto de
secretario de Estado adjunto para el hemisferio occidental y la posible plena
aplicación de la ley Helms-Burton a partir del próximo verano
ensombrecen las buenas intenciones panamericanas de George Bush. Estados Unidos
tendrá problemas con México, Canadá y Venezuela, entre
otros, si Bush adopta la más rancia mano dura con la Cuba de Castro.
Presente en los cónclaves iberoamericanos o ausente en éste de
Quebec, Castro es siempre protagonista de las reuniones hemisféricas.
Cuando los 34 líderes reunidos en Quebec mencionaban ayer la 'cláusula
democrática' como requisito imprescindible para participar en la todavía
imaginaria Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), se referían
a cualquier posible Gobierno caudillista o militar que pueda emerger en el
continente. Pero todos pensaban en Cuba.
Cuba es el único país americano ausente en Quebec. Pero eso no
impidió a Castro dar su doctrina el pasado lunes, con motivo del 40º
aniversario de su victoria en bahía Cochinos. Según el líder
cubano, EE UU pretende en Quebec 'adelantar el festín', acelerar el
proceso para extender el dominio de sus multinacionales por todo el continente,
pero los pueblos de América Latina y el Caribe 'pueden ser devorados,
pero no digeridos; escaparán más tarde o más temprano del
vientre de la ballena'. Esta retórica preocupa poco a Bush. Aquí
pesan más las protestas de Canadá por las trabas que sigue
imponiendo EE UU a sus productos o la voluntad brasileña de no apresurar
el nacimiento del ALCA. Ahora bien, Cuba, de modo indirecto, puede terminar
aguando el festín del panamericanismo. Y es que Bush deberá
decidir en junio si mantiene o no la actitud de Bill Clinton, que año
tras año se negaba a hacer entrar en vigor el título tercero de la
ley Helms-Burton, el más comprometido, ya que obligaría a EE UU a
aplicar duras sanciones contra las empresas que hacen negocios en Cuba.
Las fuentes de la Casa Blanca consultadas por EL PAÍS confirman la
existencia de un vivo debate en el Gobierno de Bush sobre este asunto. Sectores
del Consejo Nacional de Seguridad advierten al presidente de que si no mantiene
la política de Clinton se enfrentará no sólo a la UE, sino
a países americanos como México o Canadá, con los que
pretende liderar el proceso del ALCA. Pero en sentido contrario presionan los
halcones republicanos próximos a la Fundación Nacional
Cubano-Americana, que, además de los habituales legisladores Jesse Helms
y Lincoln Díaz-Balart, cuentan con una figura de peso en el seno del
Gobierno: Otto Reich, secretario de Estado adjunto para Asuntos
Latinoamericanos. Reich aún no ha sido confirmado por el Senado. Muchas
cancillerías latinoamericanas, consideran su nombramiento como una
'provocación gratuita'. Reich es un exiliado cubano. Escapó de la
isla en 1960 e hizo carrera en EE UU. En los años ochenta, con Reagan,
fue el jefe de una controvertida oficina de manipulación informativa
contra los sandinistas nicaragüenses. En los noventa impulsó la ley
Helms-Burton. Desde 1996, y hasta ahora, Reich hizo lobby en Washington a favor
de la empresa alcoholera de exiliados cubanos Bacardí. Según The
Washington Post, ingresó 600.000 dólares por ese trabajo.
Con el nombramiento de Reich, Bush agradeció el apoyo mayoritario que
le prestó el exilio cubano de Florida en las elecciones presidenciales,
un apoyo que se reveló decisivo.
Cuba alega que no está en Canadá 'por imposición'
de Washington
Mauricio Vicent | La Habana. Abril 21, 2001
Para el Gobierno de Fidel Castro, la exclusión de Cuba de la cumbre
de Quebec, al igual que ocurrió en el anterior encuentro de Santiago de
Chile (1998) y en el de Miami (1994), se debe a una sola razón: 'La
imposición de Estados Unidos, que es el que manda'. Así lo dijo el
ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, para quien
estas cumbres de las Américas no son otra cosa que 'cumbres de Estados
Unidos', ya que es este país 'el que las diseña y organiza a su
gusto'.
La tesis de La Habana se resume en las palabras que dijo Castro en vísperas
de la primera cumbre de Miami: 'Estados Unidos', afirmó el líder
comunista, 'llena de gloria a Cuba al excluirla de un foro donde no quiere oír
la palabra del país que le ha enfrentado durante 35 años'.
Cuba critica no sólo el contenido de la cumbre de Quebec, sino la
existencia misma de estos encuentros. La consolidación del ALCA es una de
las prioridades del nuevo presidente estadounidense, George Bush, en esta
primera reunión con otros líderes continentales. Sin embargo, para
La Habana, la promoción del ALCA es simplemente una medida para
fortalecer la hegemonía estadounidense en el área, del mismo modo
que la creación de las cumbres de las Américas fue un intento por
crear una alternativa a las cumbres iberoamericanas, iniciadas en México
en 1991, en las que no participa EE UU.
La Habana insiste en que uno de los propósitos de EE UU al impulsar
el ALCA es restar tiempo al fortalecimiento de bloques subregionales como el
Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones. Para Pérez Roque, Cuba está
'viendo los toros desde la barrera', y desde esta posición ve claramente
que el bloque en gestación será 'un suicidio' para las economías
menos competitivas de América Latina y el Caribe. 'Cuba defiende la idea,
apoyada por otros países latinoamericanos, de que América Latina y
el Caribe deben unirse y después, como un gran bloque, negociar sus
intereses en mejores condiciones con Estados Unidos y otros bloques', afirmó
Roque.
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