Amalia Llorca. El
Universal. Caracas, abril 10, 2001.
La alianza es fuerte, profunda y trasciende cualquier papel de trabajo. El
compromiso es entre comandantes y el hilo conductor en el área deportiva
es nada menos que Alberto Juantorena, campeón mundial, olímpico y
ahora viceministro de Deportes de Cuba.
El tiene un mandato emanado desde lo más alto del poder y lo está
cumpliendo obedientemente. Así, la ex estrella del atletismo antillano se
ha involucrado en las interioridades del deporte venezolano, alejándose
por más de 30 días de los pormenores de este sector en su país,
lo cual ya es decir.
'Es que ahora tengo dos comandantes', proclama Juantorena tranquilo, después
de presentarse en una rueda de prensa en Maracaibo, Estado Zulia, donde un
representativo número de directores regionales escucharía acerca
de los alcances y finalidad del acuerdo deportivo que comenzó formalmente
ayer con el arribo al país de 300 técnicos cubanos.
'Fidel me ordenó prestar la mayor ayuda al deporte venezolano y Chávez
me pidió lo mismo', dijo en Maracaibo.
Y esas misiones hay que tomárselas a pecho. De esta forma, Juantorena
ha recorrido Venezuela, ha ofrecido soporte, ha viajado en helicóptero
con Chávez y hasta intervino en el programa ¡Aló, Presidente!
También ha aguantado calorones inclementes como el de Machiques, donde
coincidió con el ex boxeador Pedro Gamarro, medallista (plata) olímpico
y a quien dijo: 'Vamos a echarle b...' al aceptar tomarse una foto con él
y justo antes de partir hacia una comunidad indígena que se alista para
realizar los juegos entre etnias.
En Machiques volvió a abordar un helicóptero que lo condujo
hasta Saimadoyi, al ladito de la frontera y de la guerrilla colombiana, y allí
escuchó un rosario de peticiones del cacique y de su colaborador dirigido
al alcalde y a la viceministra de Deportes, Francis Terán.
Juantorena no hace comentarios durante la gira. Observa, sólo observa
en silencio. Y allí vio como un bombillo colgaba de una maraña de
cables en medio de una casa paupérrima donde se 'gestan' los planes
deportivos de la comunidad indígena, cómo los insectos rondaban a
los niños y cómo la humedad se transformaba en sudor en la cara de
los que estaban presentes durante su honorable visita.
Pero ese sopor poco le afectó. 'A mí me gusta el calor, el
calor humano que he recibido en Venezuela, donde la mayor parte de la gente ha
aceptado el convenio', dijo Juantorena, quien insistió en su total
identificación con el proyecto de mejorar el deporte en Venezuela.
Casi como un susurro le ha dicho a Francis Terán en su despacho que
hay que trabajar muy duro para ganar los Juegos Bolivarianos. Las estrategias
están trazadas y los cubanos ya tienen el diagnóstico hecho. Sin
dudas que se tomarán medidas. El dirigente antillano le ha advertido a su
similar de Venezuela que en este momento no se pueden cometer equivocaciones. Es
obvio, los dos comandantes están involucrados y el éxito y el
fracaso serían conjuntos, compartidos.
Pero acerca de estos aspectos Juantorena se cuida de hablar en público.
Sólo dice lo necesario. Ni más ni menos y evade el turno cuando
puede hacerlo. Se molesta cuando se le insinúa que esta 'negociación'
tiene visos de problema de Estado y aclara seriamente que 'se trata
exclusivamente de un convenio deportivo', ni más ni menos, según él.
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