Mauricio Vicent | La Habana.
El País. Sábado, 7 de abril
de 2001
El jefe de la diplomacia cubana, Felipe Pérez Roque, criticó
ayer duramente a su homólogo español, Josep Piqué, por el
reciente encuentro que sostuvo en Miami con directivos de la anticastrista
Fundación Nacional Cubano Americana, comparando el hecho a "una
reunión del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba con los integrantes
de un comando de ETA".
Roque consideró "inexplicable" el encuentro entre el
ministro español y "un grupo de personas pertenecientes a una
organización terrorista, participantes directos en el financiamiento de
los ataques con bombas contra hoteles de la capital cubana que provocaron la
muerte a un turista italiano" y que también estuvieron detrás
de "varios intentos de atentado contra la vida del presidente Fidel Castro".
"Me asombra", agregó, "que un país con las
sensibilidades y los dolores que ha provocado el terrorismo (...) no sienta escrúpulos
para reunirse con un grupo de mafiosos que han sido condenados
internacionalmente".
Roque aseguró que en la Comisión de Derechos Humanos de
Ginebra acaba de aprobarse una resolución de condena al mercenarismo en
la que se pusieron en evidencia los vínculos de directivos de la FNCA con
varios actos terroristas contra Cuba. "Espero me explique las motivaciones
que tuvo para reunirse con el dueño de uno de los fusiles calibre 50 que
fueron incautados al comando que se dirigía a isla Margarita para
asesinar a Fidel castro".
El funcionario cubano afirmó, sin embargo, que respetaba los
pronunciamientos del rey Juan Carlos durante la visita a Miami y la cena en la
que conincidió con un grupo de exiliados cubanos. "Sabemos que en su
alma anida un sentimiento de respeto y simpatía por un pueblo hijo y
nieto de españoles que han sabido defender con dignidad su apego a la
independencia".
Roque hizo estas declaraciones durante la última jornada de la 105
Conferencia de la Unión Interparlamentaria, en la que, a propuesta de
Cuba, se aprobó una resolución de condena al terrorismo. El
canciller cubano consideró que las relaciones con el Gobierno español,
que precisamente ayer nombró nuevo embajador en La Habana, están "estancadas",
a diferencia de lo que ocurre con las relaciones económicas y entre ambos
pueblos, que son buenas.
La unión de los disidentes
Precisamente esa conferencia interparlamentaria ha sido aprovechada por el
atomizado movimiento disidente cubano para tratar de recuperar espacio y
respaldo internacional aprovechando la presencia en La Habana de 1.400
legisladores de 120 países del mundo. Durante el encuentro, que concluye
hoy, los principales opositores han sostenido contactos con políticos
europeos y latinoamericanos, a quienes han explicado su visión de la
situación de los derechos humanos en la isla.
"Hay un interés de diversas delegaciones de reunirse con
nosotros y esto es señal no sólo de que existimos, sino de que
nuestro punto de vista tiene una importancia creciente", afirmó el
disidente socialdemócrata Elizardo Sánchez. Sánchez y otros
opositores al Gobierno de Fidel Castro consideran que la disidencia está
viviendo un "momento importante"; aseguran que por primera vez en
mucho tiempo se han firmado varios documentos conjuntos y que recientemente un
centenar de líderes de pequeños grupos han apoyado una plataforma
común llamada Proyecto Varela.
Éste fue concebido hace varios años por el disidente
democristiano Osvaldo Payá. Su pretensión es reunir las 10.000
firmas que exige la Constitución cubana para pedir al Parlamento que
convoque un referéndum, en el cual los cubanos se definirían sobre
la conveniencia de introducir cambios políticos en la isla sobre cinco
aspectos: libertad de expresión y asociación; amnistía para
los presos políticos que no hayan participado en hechos violentos;
autorización para que los cubanos tengan sus propias empresas; una nueva
ley electoral, y, si se aprueba el referéndum, elecciones en el plazo de
un año.
En un hecho insólito, el proyecto fue suscrito en marzo por 116
grupos opositores, la mayoría minúsculos y que raramente se ponen
de acuerdo. Entre éstos hay grupos de derechos humanos, periodistas
independientes, sindicatos, ONG, bibliotecas independientes y partidos políticos
casi desconocidos, muchos de los cuales están infiltrados por la policía.
El avispero cubano / El País
Peru Egurbide | Madrid. Domingo, 8 de abril de 2001
Las dudas y vacilaciones en torno a Cuba de la política de José
María Aznar, que partió de un enfrentamiento abierto con el régimen
de Fidel Castro y de una aproximación, también sin precedentes, a
las organizaciones del exilio cubano al comienzo de su mandato, ha producido,
tras sucesivas correcciones, tanto la congelación práctica de las
relaciones con el Gobierno de La Habana como el despliegue de presiones
anticastristas inaceptable para España.
Un momento de la cena de gala ofrecida en honor de los Reyes de España
en Miami, el pasado lunes 2 de abril, pareció ilustrar esa situación.
Al comenzar la recepción, Álex Penelas, joven alcalde de la
capital de Florida, de origen cubano como el 70% de los asistentes, pidió
a don Juan Carlos que siga siendo un faro para la democracia y la libertad,
'especialmente en relación con Cuba'. El marido de la cantante Gloria
Estefan, conocido activista, se levantó el primero y comenzó a
aplaudir. Poco a poco le siguieron los otros invitados. En ese clima mitinero,
el Rey permaneció sentado; el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué,
se levantó y aplaudió; lo mismo hizo el jefe de la Casa Real,
Fernando Almansa, que estaba a su lado; el embajador de España en
Washington, Javier Rupérez, presente en la misma mesa, no les secundó,
aunque Almansa le invitó a hacerlo.
Desde que Cuba se negó a apoyar una resolución de condena del
terrorismo de ETA en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá el
pasado mes de septiembre, la relación bilateral hispano-cubana está,
en efecto, bajo mínimos. El exilio radical exige, no obstante, una
postura más crítica de España hacia Castro. El Gobierno de
Aznar se escuda tras la posición de la Unión Europea: condena el régimen
de Castro, pero rechaza cualquier medida, como el embargo, que pueda perjudicar
a los cubanos.
Prueba de que la oposición anticastrista considera esta actitud española
poco firme es que la Fundación Cubano-Americana hizo todo lo posible por
llenar de tensión la visita de los Reyes a Miami. Su líder, Jorge
Mas Santos, es hijo y sucesor de Jorge Mas Canosa, persona relacionada con Aznar
y con la Fundación Hispano-Cubana, hasta que la abandonó por
disidencias en 1997. La Fundación Hispano-Cubana, fundada en Madrid en
1996 con el apoyo del presidente del Gobierno, tiene como secretario al diputado
del PP Guillermo Gortázar, jefe de la delegación de las Cortes en
la Asamblea Interparlamentaria de La Habana.
Mientras Gortázar iniciaba sus trabajos en Cuba, Más Santos
hacía publicar en la prensa de Miami una 'Carta abierta al Rey' en la
que, advirtiendo a don Juan Carlos de que 'más que con palabras o títulos,
los hombres se identifican por la nobleza de sus acciones', le conminaba a
'romper el silencio infamante' de España ante 'la maldad del régimen
castrista' y le preguntaba, desafiante: '¿Cuánto vale, Su Majestad,
para España su silencio?'.
Don Juan Carlos tenía, pues, motivos para no levantarse a aplaudir
con Mas Santos en la cena del Palacio Vizcaya, lo que no impidió que, en
el discurso que pronunció a continuación, diera la expresión
más rotunda de 'simpatía y solidaridad' con el exilio cubano que
haya pronunciado un dirigente español.
El ministro Piqué hubo todavía de recibir, al final de la
cena, a Más Santos y sus socios para que no cumplieran su amenaza de
perturbar los saludos iniciales con la entrega en público al Rey de unos
escritos reivindicativos. Una fuente próxima al ministro calificó
después esa reunión de 'muy positiva' y dijo que abría una
vía de colaboración futura.
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