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Abril 2, 2001



Un Nobel para Chita

Por Paquito D'rivera. Publicado el sábado, 31 de marzo de 2001 en El Nuevo Herald

Weehawken -- A través de mi ya larga carrera artística, he recibido y visto entregar un inmenso número de los más diversos trofeos, medallas y diplomas, práctica tan común en nuestro medio como lo es cada vez más en casi todas las ramas de la actividad humana. Las manifestaciones de reconocimiento público al mero cumplimiento del deber o la satisfacción personal tienden a multiplicarse en nuestros días, y aunque sinceramente agradezco cada vez que soy motivo de alguna de estas distinciones, el frecuente desprecio al valor de muchos que merecen nuestro homenaje y el exagerado tributo a otros de dudosos méritos me hacen ver la creciente industria del premio con desconfianza y escepticismo.

A ojos vista, el prestigioso Nobel no es la excepción: "Debieron habérselo entregado a Borges'', dijo García Márquez (y yo estoy de acuerdo con él) cuando recibió el suyo. Pero la propuesta del parlamentario noruego Hallgeir Langeland nominando a Fidel Castro para semejante galardón me parece tan absurda como proponer a King-Kong para el certamen de Miss Universo. Me pregunto si al señor Langeland no le parece que la sola imagen de un anacrónico militarote, con cien ceñudos guardaespaldas a su alrededor, enfundado en un sospechoso e inexplicable abrigo verde olivo en pleno agosto caribeño y pistola al cinto, recibiendo nada menos que el Nobel de la paz es lo más parecido a un chiste de mal gusto que pueda imaginarse.

Me entristece que tan lamentable decisión saliera de Noruega, un país al que quiero y admiro, y de una región como Escandinavia, con un efectivo sistema de bienestar social y una antigua tradición de respeto por los derechos humanos, tan distantes de los arbitrarios métodos dictatoriales aplicados por vuestro candidato durante más de cuatro décadas de tiranía, con mucho la más larga del globo.

Cuba es, efectivamente, un país pequeño y empobrecido gracias al mismo sistema que hizo añicos la economía de tantos países del este de Europa y que se las ha arreglado para enviar lejos de sus fronteras no sólo a médicos e ingenieros, señor diputado, sino también a asesores militares, traficantes de drogas, elementos subversivos, tropas de ocupación, prostitutas, infiltrados, armas bélicas, contrabandistas, saboteadores, expertos en represión masiva, pistoleros, torturadores profesionales y otros especialistas en la manipulación de las libertades personales que tan valiosas son para usted y todos los escandinavos. Eso, además de los casi dos millones de exiliados cubanos desperdigados por los cuatro puntos cardinales, y sin contar los que a diario mueren ahogados o baleados tratando de huir de su propia tierra.

Por todo esto y mucho más me permito asegurarle, señor Langeland, que no creo que ni usted ni ninguno de los que le secundan en esta irracional candidatura serían capaces de aguantar ni tres meses en ese paraíso castrista que tanto defienden desde prudencial distancia. Por otro lado, tampoco puedo decirle que me sorprenda su extraña y en sus propias palabras controversial propuesta. Su irresponsable ausencia de compasión no es nada nuevo y su miopía política no es una enfermedad exótica ni mucho menos, pues hasta podría decirse que está usted en ilustre compañía, rodeado de celebridades. Tengamos en cuenta que la revista Time escogió en 1938 al mismísimo Adolfo Hitler como hombre del año, y pasando el tiempo (que todo lo borra), su graciosa majestad la reina de Inglaterra condecoró en Londres a madame Ceaucescu por su contribución al bienestar de la niñez mundial. Y eso, pocos meses antes de que la primera dama y su sanguinario esposo, Nicolae, fueran ajusticiados sumariamente por el pueblo rumano en las paupérrimas calles de Bucarest. "Los supuestos crímenes del camarada Stalin no son más que patrañas creadas por la propaganda imperialista'', declaró cierta vez Paul Robeson desde su lujosa mansión de Enfield, Connecticut. Y no es difícil imaginar cómo habrán retumbado aquellas palabras en los oídos de los familiares de los millones de víctimas del irascible dictador georgiano, pronunciadas por la portentosa voz del famoso y desinformado cantante.

Es curioso y frustrante a la vez ver cómo hombres de estatura se ridiculizan a sí mismos al ignorar el dolor de otros grupos humanos, aliándose en ocasiones con sus verdugos, como sucedió con Nelson Mandela en oportunidad de su visita a China en 1990 para recibir un doctorado honoris causa de la Universidad de Pekín. "Quiero expresar mi admiración por este gran país, cuya sociedad ha sido una verdadera inspiración para la democracia, la libertad de prensa y la libre expresión del hombre'' --dijo el ex prisionero surafricano en su discurso de clausura en el centro docente de la capital china, provocando un embarazoso silencio entre los anonadados asistentes al acto. Muchos de ellos habían presenciado recientemente la horrible masacre de 1989 ordenada personalmente por Den Sia-ping en la Plaza de Tiananmen, donde miles de jóvenes estudiantes chinos murieron acribillados en un solo día durante una demostración pacífica que pedía precisamente libertad y democracia.

Muy poco tiempo después, increíblemente, el entonces presidente George Bush declaró a China "nación más favorecida'' comercialmente. Probablemente el candidato chino, Li Hongzhi, fundador del perseguido movimiento Falun Gong, podrá contarle en detalles sobre aquel trágico incidente que Castro, por supuesto se cuidó bien de condenar. Por otra parte, mucho me gustaría preguntarle al ex presidente Carter, otra digna propuesta al Nobel de este año, cómo se siente al compartir su candidatura con un viejo ladino y tramposo que, como respuesta a sus gestos de buena voluntad en 1980, le llenó las costas de La Florida de locos furiosos, espías y reos comunes.

Créame, don Hallgeir, que el único nexo de unión que puede existir entre Alfred Nobel y Fidel Castro es la explosiva invención del primero y el uso y abuso que de la dinamita ha hecho el segundo, entrenando en nuestro territorio a cuanto terrorista internacional ha podido, sembrando odio, muerte, dolor y luto por todo el planeta. Si eso merece un premio, bien podrían nominar a la mona Chita pa'l Nobel de literatura el año que viene.

PAQUITO D'RIVERA - Compositor y saxofonista cubano, ganador de varios premios Grammy, reside en Nueva York.

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